primeras veces

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mayo, 2019

—Amiga. —la llamó Agoney. —¿Hola? —hizo aspavientos con las manos, intentando llamar su atención. —¡Miriam!

—¿Qué? —respondió la gallega sobresaltada, llevándose una mano al pecho. —Qué susto, neno. —dijo suspirando, fulminando al canario con la mirada.

—Es que no me hacías caso. —se defendió él. —¿Qué pasa? —preguntó, notándola ausente y distraída.

—Nada...

—Ese 'nada' no suena muy convincente. —puntualizó Agoney con una sonrisa de lado, no queriendo incomodarla mucho. —Venga, que estás empanada y por algo tiene que ser.

Y Miriam sabía que el chico tenía toda la razón.

Llevaba ya un par de semanas con el tema rondándole la cabeza, pero no encontraba ni el momento ni las palabras para decirle a su amigo que Mimi y ella... bueno, que algo había entre las dos.

Quería decírselo porque sabía que él podría ayudarla y porque confiaba en él, y muchas veces necesitaba otra opinión aparte de las ideas locas de Ricky y de la suya propia.
Agoney era una persona coherente la mayor parte del tiempo, y quería y necesitaba contárselo.

Se incorporó un poco mejor en el sofá del piso de Mimi, que compartía con Ricky y en el que Agoney se estaba quedando durante un par de semanas antes de volver a Canarias.

—Vale, te lo cuento. —cedió Miriam, era ahora o nunca. —Pero prométeme que no te vas a reír. —advirtió.

—Amiga, sea lo que sea sabes que no te voy a juzgar. —respondió Agoney, y la gallega asintió sabiendo que era verdad.

—A ver cómo te lo digo... —suspiró la rubia.

—Miriam, dilo de una que si no es peor. —la instó el chico, impaciente por saber lo que era.

—Mimi y yo hemos follado.

Agoney la miró y comenzó a reírse, un poco sorprendido por la elección de palabras de su amiga.

—Miri, vale que no me lo quieras contar, pero invéntate algo creíble. —rió el chico. —Venga va.

La gallega no dijo nada, se limitó a mirarlo con seriedad.

—Es verdad.

—Miriam, deja de tomarme el pelo y dímelo ya. —siguió riendo el canario, y la rubia ya se estaba poniendo nerviosa.

—¿Tan descabellado lo ves? —preguntó.

—Hombre, es que yo creo que no hay persona más hetero que tú. —contestó Agoney con una risa. Miriam se tapó la cara con las manos. —Espera, ¿no estás de broma?

—¡Claro que no! —medio gritó la gallega, sabiendo que Mimi estaba duchándose a pocos metros de ellos.

—¿Qué dices? —Agoney no se lo podía creer. —Miriam, que no puede ser. —dijo, con los ojos abiertos. —Es que no me lo imagino. —rió levemente. —¿Tú con una tía? —preguntó, señalándola. —¿Y encima esa tía es Mimi? Lo siento, pero no cuela, amiga.

—¡Agoney, que no es broma! —Miriam ya se estaba frustrando.

—Pues ahora cuando salga, le comes la boca. —dijo el canario. —Así sabré si es verdad o no.

¿qué hacemos?  //  miriam²Where stories live. Discover now