Dolor asfixiante

153 10 5
                                    

¿Sabes? Creo que ya he dado con mi problema: no sé querer poco.

Te convertí en mi tabla salvavidas, en mi amante, en mi novio, en mi mejor amigo, en el confidente de cada día.

Te convertí en mi inspiración, en el dueño de mis letras y por más que lo intento a las traicioneras nadie las recupera. Te eligieron a ti como dueño y ahora no las manejo, no las detengo, ya no son mías, eligieron a su dueño.

Muchos piensan que arruiné mi vida que ahora me encierro para vivir presa de la tristeza y melancolía.

Ellos no entienden el dolor que me embriaga, necesito sanar pero a una herida tan grande no puedo apresurarla. Se está tomando su tiempo, está clavando fuerte y profunda la sutura, aquella que cura, al corazón roto que antes desbordaba de dulzura.

Si no quiero salir de mi habitación es porque no quiero que noten cuanto he llorado, que se percaten de mis ojos hinchados.

Si no salgo a la calle es porque no estoy preparada a que me pregunten por ti, aquel hombre que entre maravillas describí.

Si abandoné la música es porque no tolero escucharla, no soporto recordar que por ti aprendí a tocarla. Tampoco la busco en mi teléfono, pues en él se encuentran aquellas canciones que te dediqué por mucho tiempo.

Si no contesto llamadas es porque me desequilibra que alguien por error vaya a pronunciar aquella abreviatura de mi nombre que solo a ti te permitía usar.

Si no salgo siquiera a trabajar es porque mi trabajo no es el más adecuado cuando estás sentimental. La sonrisa de un pequeño que antes me alegraba el día, me cubriría de tristeza al recordar aquellos sueños que tenía de una familia. Aquellas ilusiones rotas que ahora me agobian, me derrotan.

Recordar duele mucho pero no quiero olvidar, no quiero borrar de mí toda esa dicha y felicidad que por mucho tiempo me pudiste brindar.

Me duele perder a mi fiel acompañante, a mi amigo más íntimo, más sincero. Me duele saber que ya no te tengo.

No me atrevo a abrir aquella cajita de regalos que me hubiese encantado haberte entregado. No puedo mirarla sin llorar, porque me recuerda lo que me pasa: tu ausencia me mata.

Octubre 25, 2018

EscritosWhere stories live. Discover now