Entorno asfixiante

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¿Sientes o has sentido eso?
Si, eso. Esa sensación asfixiante de estar tocando fondo, y que el fondo, tenga subsuelo.

El sentimiento de que las paredes se cierran a tu alrededor, que de pronto el oxigeno del planeta empieza a ser insuficiente.

Que tus extremidades pesan quince veces más,
que el corazón permanece en una cajita,
una demasiado estrecha, demasiado pequeña; que oprime y oprime sin piedad.

Que te acostumbras,
que intentas ser fuerte;
Hasta llegar a un punto en el que ya no puedes sostenerte.

Te empieza a ganar el cansancio; el físico, el mental, el emocional..
Empiezas a sentirte realmente mal.
Agobiado, encerrado,
tu cuerpo, mente y corazón ya no pueden más,
exigen un descanso.
Uno bastante anhelado.

No quieres que te vean caer, derrumbarte.
Pero el sostenerte no es una opción muy formidable.

Quizá solo necesito desahogarme,
pero no quiero preocupar a quienes me quieren.
Y es cuando solo en mis letras logro esconderme, logro escudarme,
como un bálsamo a mis heridas ellas consiguen calmarme.

¿Que si me gustaría desaparecer? Por supuesto, sería lo más fácil, pero quizá estoy pagando una especie de karma.

Aún así, por más que mi entorno insista en derrotarme, un hilillo de vida aún consigue sujetarme.
Es el mismo que me envuelve e impide a mis pedazos desplomarse.
Es lo único que me mantiene a flote, aunque la superficie sea igual de asfixiante.

Abril 5, 2019

EscritosWhere stories live. Discover now