16. Imposible de prever

784 92 177
                                    

—¡Emmita! ¿Has visto la review de nuestro disco en HappyFM? ¡Es tan guay!

—¡No! ¿A ver, Alejandro? Déjame un huequito en la silla... Umh...

—Mira aquí: "la intensidad de Helga en Perdona, la dulzura de Emma en Notas y la sensibilidad de Alejandro en Amar Pelos Dois harían pensar que no empastarían bien en los dúos y los tríos del disco. Sin embargo, ocurre más bien al contrario..."

—"... la voz de Emma aporta el contrapunto necesario al trío rockero de Miedo, mientras que la de Helga lo hace aportando la fuerza en Londres. Alejandro es el elemento conductor a lo largo de todos los tríos, dando un equilibrio muy necesario". Me encanta, jeje. Nunca había pensado que dirían eso de nosotros...

—Pero espera, Emma, que sigue...: "Los dúos aportan la variedad, con Helga y Alejandro haciéndonos revivir un himno como QNSLL, la balada más dulce de los dos mayores en Me bastas tú o una divertida y original versión de Unidades de medida de las dos niñas...".

—¡¿Niña?!

—Espera, Emma: "... En esta canción la pequeña muestra un lado más juguetón y suave, que continúa en Mireia, mostrándonos con solvencia otro registro". ¡Y mira esto! ¡Mira esto!

—"Nueve canciones que se nos hacen cortas. Pero quizás lo más importante es que nos descubren a tres jóvenes promesas de la música. Solo nos queda preguntarnos: ¿para cuándo el próximo disco?". Buah, buah... Madre mía. ¿Te imaginas, Alejandro?

—Jijiji. Me hace mucha ilusión, pero no sé. Papá y mamá dicen que aún somos pequeños, y Helga por poco si no me pega cuando le he enseñado la noticia. Pero, ¿y tú? ¿A dónde vas tan guapa?

—Bueno... He quedado con Lucas.

__________________________________________________

(Alejandro)

Ninguno nos esperábamos que Nuestra versión causara semejante impacto. A fin de cuentas, eran canciones que papá y mamá habían interpretado o compuesto hacía mucho, y algunas eran incluso más antiguas. De hecho, creo que si lo hubiera sabido, mamá nos habría hasta desanimado, pero ya no había nada que se pudiera hacer. Además, los meses que habíamos pasado preparándolo y grabándolo no los habríamos cambiado ni por todo el oro del mundo, y en eso seguro que hasta mamá estaba de acuerdo.

Emma y yo habíamos llevado el peso del disco, pero desde el momento en el que Helguita había aceptado participar, no le había quedado más remedio que involucrarse. Y volver a escucharla cantar había sido muy emocionante.

Jamás se me olvidará la primera vez que cantamos juntos Mireia, con papá y mamá delante para ver cómo empastaban nuestras voces y los arreglos... Casi habíamos acabado con lágrimas en los ojos, incluida Helga.

—¡No! ¡No! ¡Nada de llorar o rompo el trato! —nos había amenazado, con los ojos brillantes.

—Helguita... —le había susurrado yo, frotándomelos para evitar que cayeran. Pero fue inútil. Helga me vio con una mirada de desesperación que incluso me hizo sentir mal—. Perdón... Es que ha sido muy bonito.

Emma, como tantas otras veces, me había echado un brazo por los hombros, pero lo más sorprendente fue cuando Helga también se lanzó bruscamente sobre nosotros para unirse. En ese momento había levantado la mirada y me había encontrado a papá y a mamá allí enfrente, abrazados igual que nosotros, y había sentido la necesidad de correr hacia ellos. Y así habíamos acabado todos. No se me escapó, sin embargo, cómo Helguita estaba un poco más seca con mamá, y ese fue el momento en el que se recompuso...

Una voz compartidaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu