Capítulo 29

51 10 1
                                    

Los que amamos y fallamos siempre estamos conectados

por las redes del corazón hasta el infinito.

Terri Guillemets.

Paula gruñó mientras trataba de manera infructuosa secarse las lágrimas que corrían por sus mejillas, empacando furiosa su ropa en su maleta.

No insistiría con Stuart, por mucho que lo quisiera de vuelta, él simplemente se había convertido en un imposible de la noche a la mañana y, extrañamente, también se había convertido en el objeto de sus deseos, pero su estancia en el castillo ya estaba llegando a su fin después de apenas dos días y el conde de Essex solo se había preocupado de echarla de su habitación e ignorarla completamente.

Un golpe en su puerta llamó su atención, limpiándose la cara para tratar de lucir más presentable antes de abrir.

- Buenas tardes, Madame.

- Buenas tardes...usted es...

- Honoré de Blais, primo de la dueña de casa, lamentó si no nos han presentado como es debido. – Paula asintió mientras miraba al hombre de ojos verdes. - ¿Puedo pasar?

- ¿Para qué?

- Para poder conversar un poco, mañana nos vamos y siento que no la he conocido lo suficiente. – La mujer lo miró con desconfianza, haciéndose a un lado para que Honoré pudiese entrar.

- Su prima fue muy amable al invitarme a venir aquí, en verdad Francia es muy diferente a Inglaterra. – Dijo Paula mientras Honoré se sentaba en uno de los sillones de la habitación.

- No es su estilo, pero sí, Nicoletta fue muy amable con usted. – Honoré cruzó las piernas, observando con una leve sonrisa a la exduquesa de Somerset. – No sé si le incomoda, sin embargo, me gustaría saber de donde conoce a Lord Pot. – Paula se acercó a una ventana, sin dignarse a mirar al francés entrometido que parecía más entretenido en analizarla que en otra cosa.

- Pues...lo conozco desde que era una niña, mi madre era una cantante de opera que murió de cáncer de garganta, vaya ironía, antes de que yo cumpliese los cinco años, Lady Essex adoraba la voz de mi madre y decidió tomarme bajo su tutela para educarme y hacerme una señorita de sociedad. – Tomó una fuerte inspiración antes de continuar. Fue hay donde conocí a Stuart, él era un año menor que yo y parecía que siempre necesitaba a alguien a su lado, era muy frágil y el consentido de sus padres.

- Lo sé, después de todo, era el único hijo de un importante conde.

- Así es, cuando crecí, me di cuenta de que podía conseguir lo que se me antojase con mi belleza siempre que supiera como usarla correctamente, así fue como seduje a Stuart y a algunos de los conocidos ricos de su padre, así también conseguí ser la duquesa Somerset, pero lo perdí todo por no poder controlar mi ambición y mis deseos carnales. – Honoré se levantó en silencio, parándose detrás de la antigua duquesa mientras ella parecía estar abstraída en sus pensamientos. – Ahora me doy cuenta que perdí lo más importante de mi vida.

- ¿El título?

- No, a Stuart, aunque me consuela que al fin quiera enderezar su vida y recuperar a su esposa. – Una lágrima tranquila salió de su ojo, recorriendo su mejilla hasta llegar a la comisura de su boca. – Pero eso aún me rompe el corazón.

- Creo que usted y yo estamos en la misma situación. – Se giró para ver al hombre frente a ella con el ceño fruncido, exigiendo una explicación de forma muda. – Ambos nos dimos cuenta demasiado tarde que amamos a personas que no pueden sentir nada por nosotros. – Contestó la pregunta silenciosa, acercándose un paso a la mujer. – Aunque mi amor es aún más imposible, porque ella ya despertó y se dio cuenta de que es el verdadero amor, ya no es una niña y yo no soy parte de sus sueños.

- El amor es muy cruel a veces.

- Madame ¿le molestaría si quisiese un poco de consuelo de vuestra mano?

- ¿Qué quiere decir?

- Sé que no soy Stuart, pero puedo dejar que usted finja que lo soy si a mí me permite pensar que vuestra merced es mi reina de las hadas. – Murmuró, acercándose otro paso, Paula apretándose contra el marco de la ventana, sin entender muy bien lo que pasaba con el hombre frente a ella. – Permítame adorarla por unos minutos antes de que tengamos que volver a nuestra triste realidad.

- Yo no soy una...

- Lo sé. – La interrumpió. – Solo pido consuelo y eso daré a cambio, además, una mujer tan hermosa como usted no puede ser tratada como una simple puta.

- Yo...yo no sé qué decir.

- Ambos estamos solos y solo será esta noche, ayúdeme y déjeme ayudarla a pasar este trago amargo con un poco de placer, aunque sea vacío, nos ayudará a calmar esta ansiedad que sé que usted está sintiendo. – Paula respiró profundo antes de sentir como Honore se acercaba a ella, cerrando la distancia que los separaba para poder tomar sus labios en un delicado beso que hizo arder hasta la última célula de la mujer.

No lo conocía, pero sentía que su cuerpo estaba a gusto con él.

No podría conformarse con un solo beso.

_________________________

Nicoletta se sentó a la cabecera de la mesa como era su costumbre, Stuart mirando fijamente su plato, completamente avergonzado con la mujer por su comportamiento anterior mientras Jolié no dejaba de parlotear sobre lo magnifico que le había parecido el ensayo del coro de la iglesia, Justine asintiendo, Alain solo recordando cuando la pelirroja se había unido a los niños cantantes con su propia voz mientras tocaba el viejo clave del padre Alessio.

- Dov'è Honoré? (¿Dónde está Honoré?) – Jolié cerró la boca cuando su tía preguntó por la ubicación de su tío.

- Non lo so (No lo sé) – Contestó la pelirroja, la duquesa apretando sus puños en una obvia demostración de enfado.

- Egli sa a che ora si serve la cena ed io non permetto ritardi, cosicché...Bernardino! (Él sabe a qué hora se sirve la cena y yo no permito retrasos, así que...¡Bernardino!)

- Sì, signora? (¿Sí, señora?)

- Servigli la cena agli invitati, non aspetterò più a Honoré né un minuto. (Sírvele la cena a los invitados, ya no esperaré a Honoré ni a un minuto.)

- Come desiderate, Duchessa (Como usted diga, Duquesa)

Saint Honoré (Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora