Capítulo 51

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El amor es el poder iniciador de la vida; la pasión posibilita su permanencia.

Anónimo

"Miró sus manos mientras sonreía, recordando la textura de la piel masculina bajo sus dedos, sus labios rememorando el sabor de sus besos, su pasión, su sonrisa cuando se abrazaron antes de dormir juntos, como lo harían desde ese momento en adelante.

Aspiró con ganas el espacio en la almohada que él había usado, tratando de recuperar el aroma masculino que aún mantenía, sintiéndose un poco triste, su amor se había ido a preparar los caballos mientras ella tenía que alistarse para ir a las Tullerías. Se giró en la cama, mirando hacia un lado la cortina del dosel, preguntándose si en su nueva vida necesitaría algo tan elaborado.

Negó con una sonrisa, todo lo que necesitaba era a André a su lado y nada más.

Con eso en mente, se levantó por fin, sintiendo un leve pinchazo en su bajo vientre que le recordó la felicidad de ser Madame Grandier.

Apenas pudiese, lo llevaría hasta una iglesia para tomar su apellido como lo mandaba la ley."

Bufó bajo antes de lanzar su cuaderno a un lado, recostándose nuevamente en su cama, cerrando los ojos mientras trataba de pensar en una forma de engañar a Stuart.

Cuando regresara de su viaje, exigiría abrir el sepulcro donde estaban enterrados sus sueños y esperanzas.

Sin duda, no sabía qué hacer.

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La tormenta no amainaba y eso hacía que el espíritu del conde temblase ante la idea de no poder volver a ver pronto a la persona que le robaba el sueño.

Cerró los ojos, recordando las líneas suaves del rostro pintado en el retrato que su suegro había mandado a pintar, la sonrisa segura y altanera, los brillantes ojos verdes y el resplandeciente cabello negro, además de la blusa y los simples pantalones negros.

Se mordió el labio antes de separar los párpados, sabiendo que era una locura el siquiera pensar que Olive pudiese engañarlo de esa manera, aunque el rostro de Blais estaba estampado en su memoria y no pudiese evitar hacer la comparación entre los dos: Blais era la versión adulta de su Olive.

Tenía que aclararlo todo antes de volverse realmente loco.

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Se colgó del cuello masculino, respirando profundo su aroma mientras él la levantaba para girar con ella en brazos, apretándola con gusto, escuchando su risa cantarina contra su oído.

- Alain... - Susurró la joven, el capitán separándose para mirar los preciosos ojos verdes de ella.

- Dime, amor.

- ¿Tú...tú tienes experiencia? – Preguntó temblorosa, Alain enarcando una ceja, como si no comprendiese.

- ¿En qué cosa?

- En...eso. – Se sonrojó profundamente, recordando el libro que había encontrado de casualidad en la biblioteca de su padre y como en un capítulo de ese libro se describía el como un hombre y una mujer hacían físico su amor.

- ¿Eso? – Se separó para darle la espalda, su cuerpo completo temblando.

- Cuando un hombre convierte a una mujer en su esposa.

- ¿Si me he casado alguna vez? Si es eso, no lo he hecho nunca, cariño mío.

- No...lo que quiero decir es...

- Si me he acostado con alguna mujer antes. – Jolié asintió, apretando los ojos antes de escuchar la respuesta de él. – Para los hombres es muy diferente que para las mujeres. – Se acercó a ella para abrazarla por la espalda. – Me he acostado con algunas mujeres durante mis misiones, algunas veces he visitado los burdeles de Paris para poder aprender sobre el placer. – La giró para mirarle el rostro, acariciándole una mejilla. – Nunca significaron nada para mí, lo sabes, ya te lo he dicho, no quería conocer a nadie porque eso significaba amarrarme, ser dependiente, pero ahora...no importa con cuantas me haya ido a la cama, porque sé que eso solo me preparó para poder ser capaz de complacer cada uno de tus deseos. – Le tomó una mano para besársela.

- Yo no sé nada de eso...creo que sería yo quien no sabría como complacerte, Alain. – Le acarició una mejilla, enternecido.

- Tú estás hecha para el disfrute, amor mío. – Besó su frente. – Dime ¿por qué eso te da curiosidad? ¿por qué preguntar sobre mi experiencia?

- Lo he pensado mucho y estoy segura de esto, del amor que siento por ti. – Susurró con suavidad. – Es por eso por lo que quiero...quiero ser tu mujer.

- ¡¿Qué?! – Tiró de él para poder besar sus labios. – Jolié, tú...

- Si tú no quieres...- La calló con un beso, temblando.

- ¿Por qué?

- Quiero poder recordar cada pequeño detalle de tu cuerpo cuando estés de misión, quiero poder anhelar algo más que un beso, quiero demostrarte cuanto te amo y...

- Eres tan inocente. – Le acarició la punta de la nariz con la suya propia. – Deseo más que nada tomarte para mí, pero no puedo ser tan egoísta, Jolié, porque sé que cuando te tome jamás te soltaré.

- Quiero que me ates a ti. – Le dio un beso rápido en los labios. – No quiero que el día de mañana algo nos suceda y nos arrepintamos de no tomar la decisión correcta cuando debimos hacerlo. – Alain suspiró antes de besarla profundamente, acariciando a conciencia cada rincón de su boca.

- ¿Estás segura?

- Si. – Le agarró una mano, tirando de él. – Sígueme, sé dónde nadie nos descubrirá.

Alain suspiró antes de caminar detrás de la pelirroja por un estrecho pasillo hasta el ala oeste de la mansión, subiendo por una escalerilla escondida.

Parecía que en verdad ella quería ser su mujer y él...él solo quería complacer a la joven que le robaba la razón.

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- No entiendo de que me servirá esto, además es demasiado aburrido.

- ¿No quieres negociar con caballos y todas esas cosas? Para eso necesitaras matemáticas y, aunque sé que eres un cabezota, nunca está de más desempolvar tus viejas habilidades con algún que otro cuaderno de cuentas.

- ¡Pero Monsieur Honoré, hemos estado en esto casi toda la mañana y siento que los números se revuelven frente a mis ojos!

- Quizá tengas razón, pero debemos hacer estos balances antes de que se termine la semana y yo sé que no tendré más tiempo que este. – Sebastián cruzó los brazos sobre su pecho, tratando de comprender lo que Honoré le decía.

- Está bien, está bien, solo seguiré si promete que podré tener el fin de semana libre.

- Si no terminamos esto tendrás mas de un fin de semana libre ¡Tendrás toda tu vida para holgazanear, peresozo!

Saint Honoré (Fanfic)Where stories live. Discover now