Saint Honoré (Fanfic)

Para Jolié

Jolié sonrió mientras miraba a su nana peinarla. Era invierno, sí, pero había preferido posponer su boda para poder tener a su madre y su hermanita a su lado.

Honoré parecía haber recuperado su espíritu bromista y la pequeña Juliette había traído con ella una liviandad que era casi irreal.

Lord Pot era un padre totalmente hechizado por sus dos hijas, aunque se preocupaba mucho más por la niña que no pasaba de los cuatro meses.

- Mira que bonita esta tu hermana, Tesi. – Susurró Noodle con Juliette en brazos.

- Deja que cargue a Tesi. – Jolié sonrió ante el apodo que su padre le había puesto a la niña, uniendo la última silaba de su primer nombre y la primera del segundo.

- No porque apenas estás terminando de arreglarte y yo debo llevar a tu hermana a colocarse algo más abrigador.

Le sonrió antes de acercarse y pellizcarle una mejilla, Jolié riendo como una niña pequeña ante de que su nana la tirara para terminar de colocarle unas cuantas joyas en el pelo.

- Eres la novia más bonita que he visto.

- ¿Crees que le gustaré a Alain?

- Debería ser un idiota si no le gustaras. – Jolié sonrió.

Su matrimonio era algo que deseaba desde hacía demasiado tiempo.

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El matrimonio por la iglesia había sido, básicamente, una forma de ratificar el amor que Alain sentía por Jolié.

La fiesta, para ambos, se hizo eterna, aunque el capitán, vestido con un traje militar de gala adornado con las medallas que había ganado en sus años de servicio, sabía que era lo mínimo que podía hacer por su madre y sus hermanos, en especial por Pierre a quien no había visto en mucho tiempo.

- Al fin puedo bailar con mi esposa. – Jolié se sonrojó, aferrándose a los hombros del militar mientras, en el fondo del salón de baile, Sebastián conversaba con Justine.

- No digas tonterías. – Regañó con suavidad. – Piensa que ahora nos toca formar nuestra propia vida. – Le besó una mejilla. – Deja que mi familia disfrute un poco más.

- Como tú digas, Mabel.

- ¿Qué?

- Ese es tu nombre, amor mío.

- Pero...- La silencio con un beso rápido.

- Jolié para el mundo, Mabel para mí, es lo que mis suegros hubiesen querido. – La pelirroja tembló de emoción, asintiendo antes besar con pasión a su esposo, sintiendo de pronto que no había nada más importante que Alain Lassonne para ella.

Su felicidad estaba delante de ella e iba a disfrutarla todo el tiempo que le fuese posible.

Alain, por su parte, solo pudo aferrarse a su esposa, respirando su aroma para llenar sus pulmones de ella.

Nunca se había imaginado casado y, en ese preciso momento, no pudo evitar sentir que todo el sentido de su vida estaba en Jolié, su Mabel.

Se amaban ¿acaso algo más importaba?