CAPÍTULO 4.

16 3 0
                                    

Llegamos a la cafetería que estaba cerca de la plaza, buscamos una mesa disponible y fuimos hacia ella. Es un hombre sumamente caballeroso ya que, al momento de tomar asiento el tomo la silla para que yo pudiera posicionarme en ella.

- Entonces, ¿me dices que de pequeña creías en la existencia de los unicornios?

- Sí, me da bastante pena. Yo juraba en la existencia de esos seres hermosos, mi madre tuvo que desmentirme, pero, mi niña interior aún dice que esos seres existen.

En ese momento llegó el mesero y nos dio la carta de la cafetería. Ambos seguíamos charlando, pero, solo él me hacía preguntas sobre mi vida, yo no sabía nada de él. Me ponía un poco incomoda eso, parecía un interrogatorio que solo se trataba de mí.

- Dígame algo de usted, ¿Cómo fue su infancia? ¿Cuántos años tiene?

- Eres una joven muy curiosa, tengo 32 años y mi infancia la tuve con mis padres, fue buena hasta cierto punto me la pasé bien, hasta que mis padres se separaron. Mi madre me llevo a España y ahí estudie todo lo que me faltaba por concluir.

- Tenemos cosas en común, tal ve... -Me interrumpió el mesero, traía los cafés que pedimos.

- Gracias.

- De nada. –El mesero se retiró dejándonos solos.

- Bueno, y tu Grecia, ¿Qué deseas estudiar?

- Ingeniería industrial.

Nicolás es un hombre muy agradable e inteligente, así nos quedamos platicando una hora, hasta que llegó el momento de volver a casa.

No sabía cómo terminar la plática, me sentía apenada, puesto que, él pagó mi café, si mi madre se enterará ahorita mismo estaría muerta.

- Fue una tarde muy amena, profesor. Me despido tengo que regresar a mi hogar a terminar mis deberes, nos vemos mañana. –Me acerque a él, para despedirme.

- Hasta mañana, Grecia. ¿Te parece si nos pasamos los teléfonos? Para seguir platicando.

Sabía que esto me mataría aún más, él me pidió mi número de teléfono, no tenía nada que perder y accedí en pasarle mi número. No conforme con eso también se tomó la molestia de llevarme a mi casa, ojalá y mi madre no esté en casa. No quiero que me empiece a cuestionar, me daría pena decirle que es mi profesor y que me quiso traer a la casa porque nos quedamos platicando como vecinas en el barrio. Me volví a despedir de él e ingresé rápidamente a mi hogar.

- ¿Por qué tan tarde? –Cuestionó mi abuelo.

- Me encontré a una compañera y nos quedamos platicando en la plaza, perdón si los preocupé.

- No lo digo por eso, hace un rato marcó tu madre y preguntó por ti, tuvimos que decir que estabas dormida.

- ¿Se enojó?

- No, se puso a reír y dijo que te dejáramos descansar un poco y que después te pusieras a hacer la tarea.

- Gracias por cubrirme abuelo, subiré a mi cuarto a terminar mi circuito, cuando llegue mi madre bajo a verla.

Mi abuelo solo asintió, me fui directo a mi habitación ahí me quedé el resto de la tarde terminando la tarea, cuando llegó mi madre solo bajé a saludarla y de inmediato me fui de nuevo a mi habitación puse mi música para poder tener una mayor concentración, sonaba la canción de Katy Perry The One That Got Away, ya había oscurecido y yo seguía haciendo el maldito circuito, odio cuando las cosas no me salen a la primera o cuando tardo más de lo yo había pensado, solo me faltaba hacer unos pequeños ajustes a unos cables para que los focos se encendieran, hasta que por fin terminé, fui directo al baño para bañarme, lavar mis dientes y hacer mis necesidades. Cuando termine de hacer toda mi rutina de higiene personal fui a mi habitación a alistar mi uniforme y guardar mis cosas en mi mochila, baje a despedirme de mi familia para irme a dormir y así fue.

Al día siguiente llegué al colegio un poco más temprano que ayer, me dirigí hacía la puerta y ahí se encontraba él, más apuesto de lo normal, ahora vestía un poco informal, un pantalón de mezclilla, camisa blanca fajada, un saco negro y zapatos negros, un dios griego. Pero, tengo que disimular lo más que pueda, camine ignorándolo, pero, mi acto fue estúpido ya que él me vio pasar

- Grecia, buenos días. –Dijo Nicolás

- Buen día, profesor, ¿cómo amaneció? –Respondí

- Muy bien, ¿y tú?

- También, lo dejo iré a mi aula. –Comencé a caminar, no avance más porque su mano me detuvo.

- Espera, nos vamos juntos, yo voy al aula de profesores y tú a las escaleras para ir a tu edificio. ¿te parece?

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

- ¡HOLA!

- Si no te gusta la historia, por favor no insultes solo ignórala. Te lo pido de corazón. Tampoco la adaptes ni la robes, me esta costando redactarla, hazme ese favor.

- Hasta ahora...

Chica en casa.Where stories live. Discover now