Capitulo 9 - Cuidados

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Donghae descansaba tranquilamente en mi cama, lucía como un niño pequeño acurrucado sobre sí mismo. Su respiración era calmada y relajante, después de desahogarse, llorando como si no hubiese un mañana. Debo admitir que me partió el corazón verlo así, desde que comenzó a trabajar conmigo parecía alguien fuerte y verlo tan mal fue una total sorpresa.

—No me dijo nada sólo se desahogó hasta quedarse dormido sobre mi pecho en el sofá así que decidí llevarlo a mi cama para que pudiese descansar.– Dije casi en un susurro esperando a que me escuchara a través del teléfono.

— ¿No tienes una habitación de invitados en tu departamento?.– Pregunto una voz somnolienta y confusa a través del teléfono.

— Tiffany concéntrate, ese no es el punto.– Le reprendí lo más bajo posible. Porque su hermana tenía que irse a retiros espirituales a la mitad de la nada, apostaba que ella era mejor consejera que la rubia, pero era lo que había. Aunque no podía negar Tiffany fue de muy buena ayuda para deshacerse de Jieun quizá esta vez no era la excepción. Además llegamos de Nueva York aproximadamente a las 7:00 p.m. a Corea, Donghae se fue a su casa y yo a la mía, hasta que apareció a mi puerta dos horas después y en lo que se durmió. Bien quizá era normal que su amiga no entendiera mucho o nada. Intento explicarle todo de nuevo de forma clara y sencilla.

— Mm.– murmuró la rubia al otro lado.— Trata de que no se vaya si está muy afectado, no lo presiones pero que se note que te importa y que quieres cuidarlo pero sin que lo atosigues. ¿Entiendes?

— No

— Perfecto, creo que Taeyeon me está llamando, mañana me dices cómo te fue con el chico. Bye.– Esas fueran las últimas palabras de Tiffany antes de que colgara. Donde estaba Sora cuando la necesitaba o cierto en medio de la nada. Ja así a de tener la conciencia mi hermana.

Un sonido parecido a un quejido lo hizo salir de sus pensamientos, prácticamente corrió dentro de su habitación, encontrándose con un Donghae desorientado al pie de la cama, se acercó lentamente.

— ¿Te encuentras mejor?.– pregunte en el tono más suave que pude. Asintió lentamente y luego me vio. Sus ojos se movieron por todo mi rostro como si apenas estuviera conociéndome.

— Lo siento

— Tranquilo, solo relájate, todo estará bien ¿De acuerdo?– Lo tome de los hombros y lo empuje hasta sentarlo en la cama.

— Perdón, no quise molestarte voy a...casa.- Me dijo mientras casi susurraba la ultima palabra.

— No, tranquilo solo relájate. No me causas ninguna molestia. ¿Quieres tomar un baño? Puedo prestarte algo de ropa, ¿Esta bien?- Trate de ser amable, pero sentía como si le hablara a un niño, un niño asustado que corrió a buscar refugio después de una pesadilla. ¿Que pudo ser eso que lo dejo tan mal?

— Mi maleta...- ¿Su...? Podía jurar que no traía nada cuando llego. No lo iba alterar ahora diciéndole que la había perdido, probablemente se alteraría demasiado. Por un momento se le ocurrió llamar a su asistente personal y decirle que la buscara, luego recordó que dicho asistente es el que estaba sentado en su cama al borde de una crisis. Idiota, se reprendió a si mismo.

Fue lo mas rápido que pudo y preparo la tina con agua tibia y sales relajantes, regreso a la habitación para encontrarse con un Lee Donghae viendo a la nada. Desde que lo vio así cuando llego estaba esa sensación de molestia en su pecho, no de que el moreno estuviese ahí sino de lo que lo hubiera hecho ir ahí. Saco unos boxers de su cajón junto a una pijama azul.

— Ven.

Lo tome del brazo y lo dirigí al baño, espero que no notara que la ropa no era suya. Le deje la ropa en un mueble junto a una toalla.

— Toma un baño mientras preparo la cena.- Le dije, mas bien le ordene y pareció notarlo ya que contesto con un débil "Sí, señor". Me aclare la garganta, si tan solo supiera cuanto me ponía que me llamara "Señor" y luego en estas circunstancias definitivamente saldría corriendo.

Llame a un restaurante para pedir la cena y después a los taxis de ruta preguntando si una maleta había sido perdida, les dije que era probable que tuviera una etiqueta al nombre de Lee Donghae, ya que debía ser con la que bajo del aeropuerto. Quedaron en llamar para avisar si la encuentran.

La comida no tardó mucho en llegar así que serví las dos raciones de carne, arroz y papas, con un poco de jugo de naranja. Me sentí culpable por lo que haría a continuación, era prácticamente drogarlo pero lo necesitaba y no me veía pidiéndole que se las tomara. Tome una pastilla para dormir y otra para los nervios de las que solía tomar cuando estaba muy estresado y la machaqué hasta convertirla en polvo y las vertí en su vaso de naranja.

Justo terminé cuando salió arrastrando los pies y mis pijamas de la habitación, le quedaban algo grandes, se veía tan bonito, el azul quedaba tan bien con su piel. Sacudí esos pensamientos de mi cabeza. Al menos lucia mas tranquilo.

— Toma asiento.– le pedí y él obedeció.

— No tiene que hacer todo esto por mi, le prometo que ahora mismo me iré y no lo molestaré más. Todo será estrictamente profesional.

— Para empezar no puedes irte así sin más a estas horas y no es ninguna molestia el que estés aquí. Me gusta que me consideres en este tipo de situaciones y en cualquier otra. No eres sólo mi empleado eso ya quedó claro.

— Señor.– Un escalofrío atravesó mi cuerpo.— Le pagare todo se lo prometo.

— No hay nada que pagar.Come anda.– Me obedeció empinándose el vaso de jugo hasta acabárselo, hizo una ligera mueca. Podrían haberlo envenenado y no se daría cuenta.

— ¿Quieres más?.– El sólo asintió

— Gracias...por todo señor.– Me dijo con una tímida sonrisa que no llegaba a los ojos.

— No hay nada que agradecer y puedes llamarme Hyukjae.

—Gracias Hyukjae.

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