Capítulo 36: cuando todo salga mal *parte 1* *Capítulos finales*

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Antes de volver a la casa nos detuvimos en el centro de rehabilitación para visitar a la mamá de Jessica.

— ¿Cómo que no está? —preguntó Jessica dudosa.

—Sí, señorita, su hermana se la llevó temprano en la mañana.

— ¿Qué?, ¿Hermana? ¿Qué hermana?, supone que nadie puede sacarla de aquí.

—La hermana de la paciente, la retiró ayer del centro, cuando Margaret se internó aquí, puso a cargo de ella a dos personas por si algo sucedía y una de ellas fue a su hermana Aura.

— ¿y la otra?

—A su esposo Henry—Jessica se comenzó a molestar, su cara y la manera en que movía las manos delataba que no estaba a gusto con la situación.

— ¿y de casualidad saben a dónde la llevo?

—Dijo que pensaba sacarla del país, pero no se preocupe señorita, su cuidadora está con ellas y seguiremos con el tratamiento—Jessica respiró profundo, así que le puse una mano en el hombro.

—Amor, es mejor ir a hablar con tu tía—Jessica me sonrió y volvió a la vista a la señorita.

—Gracias por la información y no se preocupe mi mamá volverá pronto a este centro—Jessica salió apresura y yo la seguí.

Subió al auto.

—good girl, ¿estás bien?, sé que no pero...

—No puedo creer que se atrevieron a hacer algo así, una cosa es que se metan conmigo pero otras muy diferente es que traten de hacerme infeliz por medio de las personas que amo.

—Tranquila.

—Joshuad no me pidas que me tranquilice tu solo maneja a casa ¿sí?

—Está bien.

Jessica tenía el ceño fruncido, no quería ni imaginar todas las cosas que estaba pasando por su cabeza, en estas situaciones es mejor no mencionar mucho el tema o puede que se enoje más.

— ¡Ay mierda!

— ¿Qué pasó?

—Necesito que te pares en una farmacia urgentemente ahora.

— ¿farmacia?

—Sí, farmacia.

—Okey.

— ¿te duele la cabeza o algo?

—Joshuad, solo maneja.

—Okey—me detuve en la farmacia.

—No te bajes del auto, iré sola.

—pero necesitas dinero para comprar.

— ¡Arg! —se pasó las manos por el rostro.

—amor, ¿qué vas a comprar?

—Pastillas—susurró

—Puedes repetir, no te escuché bien.

—Necesito comprar las pastillas anticonceptivas.

—pero porque con tanta urgencia, anoche usamos protección.

—No, no lo hicimos.

—Jessica, no bromees así.

—Joshuad, no estoy bromeando.

Saqué la billetera de la guantera y se la di.

—No te muevas, vuelvo enseguida—dijo Jessica mientras se bajaba del auto.

El hermano de mi hermano © (Completa)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu