-Pipipipipipipi
Abro los ojos despacio y tiro de un manotazo el despertador, la cabeza me retumba un poco pero no lo suficiente para mantenerme en la cama, son las siete y mis clases hoy viernes inician a las nueve, así que tengo un poco de tiempo.
Mientras me cepillo los dientes y escucho la música que proviene de la sala, recuerdo cada momento de lo sucedido anoche: la obra, los buenos deseos de la gente, el bar, mi Negra y yo cantando, el idiota de Tomy, la cara de vergüenza y enfado de este, Alessandro… - Suspiro- su sonrisa, sus oscuros y encantadores ojos, su caballerosidad, sus nerviosismo al pedirme que cenara con él y sobre todo ese intimo roce, que me tiene en Andrómeda aún…
Cuando termino, me dirijo a la cocina y veo a Carol cocinando y con la música a reventar- esto no está bien- ella solo pone la música así cuando está muy triste o muy enfadada. Sin pensarlo dos veces me dirijo a la cocina y le encuentro friendo huevos; luego los vierte en dos platos con tostadas que tenía preparados, apaga bruscamente la estufa, abre el refrigerador, sirve jugo de naranja, coloca tenedores en los platos y como un vendaval sale de la cocina, sin si quiera mirarme. Cuando llego al comedor está devorando su plato e identifico que la rabia está dándole demasiada ansiedad, tengo que esperar a que termine para preguntarle que tiene, cuando esta de ese genio, es como yo, odiamos los interrogatorios. Yo como a ritmo y la observo, está muy, muy furiosa, tal vez discutió con Esteban, sea lo que sea de aquí no me voy hasta que no me cuente y se calme, además tengo que decirle lo de Alessandro.
Cuando deja el plato vacío, retoma su papel de vendaval y a los cinco segundos escucho un estruendo de platos en la cocina, ¡Oh Dios!, ya me está asustando, está demasiado furiosa. Con cautela llego a la cocina y la encuentro con los brazos apoyados en la encimera, mirando el plato que acaba de partir, y su cuerpo muestra tensión, sus brazos muestran que está haciendo mucha fuerza. Definitivamente no soporto verla así, así que dispuesta a recibir un golpe pregunto:
-Carol ¿Qué te pasa?
Agacha más la cabeza y respira profunda y sonoramente, afloja la tensión de sus brazos y volviéndose hacia mí me quedo horrorizada al ver lágrimas, en sus hermosos ojos que ahora están nublados por la tristeza, la conozco bien y sé que algo muy malo está pasando.
-Terminamos- susurra y es como si fuera su pena de muerte, lagrimones vuelven a surcar sus mejillas.
No soporto verla así, me parte el alma, entonces corro a abrazarla y la acuno entre mis brazos mientras llora desconsoladamente, con fuerza y con mucha desesperación.
La llevo hasta su dormitorio y acostándome junto a ella nos tapamos con la colcha y le abrazo, mientras se va relajando poco a poco, cuando para de llorar le doy un beso en la frente y con cariño le digo:
-¿estas mejor?- no responde, se le nota vacía y muy triste, entonces sin que yo me lo esperara empieza a relatarme lo ocurrido.
-después de partir a su apartamento y hacer apasionadamente el amor- las lágrimas brotan de nuevo- empezamos a jugar como dos tontos en la cama y sin querer se me vino a la cabeza preguntarle ¿Qué somos tú y yo?-cierra los ojos y sollozando confiesa- no respondió nada Sam, solo se pasó una mano por el pelo y dijo serio: “Carol, estoy en trámites de divorcio”-las lágrimas y los sollozos se hacen más fuertes- ¿Te imaginas como me sentí y lo que pensé? Sam, fui su juguete y pasatiempo, me utilizo para tener sexo, solo eso fui, mientras yo si me enamore como una tonta, como nunca me había enamorado. Luego recogí mis cosas, furiosa porque él me hubiera utilizado, porque eso hizo Sam, y sabes lo peor, que no hizo nada para detenerme, me dejo ir, como si nada importase, como si yo no importase- y dándole un puñetazo a la cama grita- ¡lo odio, lo odio!
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No me mientas
RomanceSamantha es una estudiante de Literatura, ama los libros y según ella lo tiene "todo bajo control" hasta que aparece en su perfecto mundo Alessandro, un hombre que no viene a divertirse y menos a enamorarse, según el.