Vuelve

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Se cierran las puertas después del famoso “no puede pasar”, me recuesto en la pared mas cercana que encuentro y deslizándome por ella, lloro.

¿Por qué? Maldita sea, debí quedarme a escuchar en vez  de pensar lo peor, debí  disminuir la velocidad, debí escuchar el claxon del carro, no debí cruzarme esas volquetas. Mi amor, por favor se fuerte, tu puedes, yo se que tu puedes, Dios no te lo lleves, no me lo quites, por favor, por favor, te lo ruego Dios, no me lo quites…

Escucho que alguien me llama, me cobija con su cuerpo. Es Javier.

-Señorita por favor, es suelo esta frio, vamos a una silla- me pongo de pie y  no soy capaz de mirarle. Llego a una pequeña sala de espera, está vacía.

-Va a estar bien ¿verdad?- digo por fin mirándole y noto la preocupación en su rostro, al igual que  restos de lágrimas.

-Confío en Dios que  si  señorita.

-¿Cómo le aviso a su mama? Dios por favor- me cubro la cara con las manos y lloro de nuevo.

-Ya le informamos, viene para acá en el primer vuelo.

Saco  mi celular del bolsillo con manos  temblorosas y  a tientas marco el número de Carol.

-Hola Sam

Me contagiaría de su alegría si las circunstancias  fuesen otras, pero  no.

-Negra, ayúdame, te necesito

-Dios, Sam, ¿Qué pasa?

-Alessandro…- no puedo seguir hablando, las palabras se me han quedado atoradas en la garganta. Javier coge el celular y termina de hablar.

Una hora después Mi Negra y Esteban han llegado,  nadie nos  dice nada y  estoy desesperada, y las lágrimas no se me acaban.

-Ya no llores más, por favor- Estoy hecha un ovillo, con las  piernas pegadas al cuerpo y debajo de un brazo de ella.

-Yo lo vi, Carol, había sangre y… ¿Por qué no dicen nada? ¿Cómo esta?- de nuevo un torrente de lágrimas no se hace esperar.

-Familiares del Señor Alessandro Villareal- me pongo de pie en un brinco.

-Yo, soy su prometida

Su rostro es imperturbable, suelta un suspiro y parece que me  mirara compadeciéndose.

No, yo se que no, te siento, amor, te siento.

-Hemos logrado traerlo de nuevo a la vida- cierro los ojos y me muerdo el labio- pero..

-Pero que…

-Esta en estado de coma, su pronostico es reservado, señorita, lo tenemos en cuidados intensivos, el golpe en la cabeza ha sido fatal y necesitamos observarlo.

-Se va a poner bien ¿verdad?

-Solo puedo decirle que ahora depende más de él que de nosotros, el cerebro es un misterio…

-Se va a poner bien ¿puedo verlo?- en ningún momento las lagrimas han dejado de brotar.

-Me temo que no será posible

-Por favor- y creo que es el temblor de mi voz lo que hace que acepte.

- Este bien, solo diez minutos, sígame.

Entro a su habitación con el traje de mayo y se me parte el alma, tiene cientos de conexiones en su pecho y su cabeza, un tubo que al parecer le ayuda a respirar sale de su boca y esta más pálido que de costumbre. Corro los últimos cinco pasos y me siento en una silla que hay al  lado de su cama, tomo su mano, fría.

-Hola mi amor- beso cada uno de sus dedos, lo miro- vamos a salir de esta vale, te amo mi amor- paso una mano por la barba de dos días que tiene- nos vamos a casar, vamos a tener hijos y voy a escucharte siempre, por favor lucha mi amor, tienes que luchar, por ti , por mi, por nuestro amor; prometimos que no nos separaríamos nunca. Aquí estoy mi amor, quiero escucharte, quiero que me mires, dime que me amas, porque yo te amo, te amo…

Las lágrimas han cubierto la palma de su mano.

-Señorita…

-Vuelve, te ruego por favor, vuelve y regresame la luz con la que me mirabas- imito la letra de Baja La Guardia y  me pongo de pie y  beso la comisura derecha de su boca- te amo- susurro solo para el.

Salgo a la sala de espera y me derrumbo nuevamente

No me mientasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora