Gol, gol, gol.

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  • Dedicado a A mis compañeras de colegio, las extraño
                                    

Siento que algo se mueve debajo de mi, alguien murmura algo por lo bajo, abro los ojos  y encuentro a Alessandro, habla en sueños pero es algo inaudible,me estiro un poco y veo que son solo las seis de la mañana, suspiro y me recuesto en su pecho mientras él se queda en silencio, sonrío y me duermo otra vez.

Con lentitud abro mis ojos, mi guapo acompañante sigue dormido, pero como aveces suelo moverme ya me encuentro del otro lado, me estiro y  me giro,  lo hago con fuerza y ... Taz... me caigo de la cama, que pena, gracias a Dios Alessandro sigue dormido, me levanto rápidamente, y busco mi toalla ya que estoy desnuda, miro la ropa tirada por todo el cuarto y los botones de mi camisa también por todos lados, niego con la cabeza y me encamino a la ducha.

Cuando salgo de la ducha Alessandro esta sentado en la cama hablando por celular.

-Si, por favor... A la casa de la Señorita Samantha... Ah y traigan el otro coche, no creo que pueda entrar en la Volvo con los cuatro...Gracias.

Deja el celular en mi mesita y se recuesta en el cabezal de mi cama, cruza los brazos al pecho y me mira, de abajo hacia arriba, si, lo se, la toalla me deja descubiertas las piernas desde la mitad del muslo hacia abajo, traga saliva y sonríe, yo me pongo un tanto nerviosa y frunzo el ceño, me encamino a mi closet y saco lo que me llevare para trabajar, vaquero vino tinto, polo blanco y tenis del mismo color, abro un  cajón y saco un tanga blanco y un sujetador igual, me giro y esta mirándome, arqueo una ceja y digo.

-¿Qué tanto me miras?

Sonríe.

- Lo hermosa que eres- mi corazón se acelera y no puedo evitar que una sonrisa tonta inunde mi cara, me voy hacia él le doy un  beso, me toma de la cintura y me sienta en encima a horcajadas y besándome con... ¿adoración? ¿ternura? ¿amor?, no amor no, me pega a su cuerpo, me suelto la toalla y coloco los codos en sus hombros y las manos en su cabello, realmente quisiera seguir con esto pero sino me detengo no llegaré al trabajo, me separo y mirándole embobada, suspiro.

-Buenos días.

-Muy buenos, cariño.

-Voy a cambiarme, tengo que ir a trabajar- me incorporo y llevo mis cosas al baño, me visto rápidamente y cuando salgo no hay rastro de él, me da una punzadita en el pecho de pensar que se fue, me pongo perfume, y salgo de la habitación con la esperanza de encontrarlo, no hay rastro en la cocina, ni en la sala, Carol debe estar durmiendo, los domingos duerme hasta mediodía. De pronto tocan la puerta y corro a abrirla, y ahí está, lleva la ropa de ayer y en la mano derecha una mochila, entra y dice:

-llamé para que me trajeran ropa limpia y el desayuno, porque supongo que no te alcanza el tiempo- y pasando frente a mí se dirige a mi habitación, antes de entrar dice

-Recibe el desayuno, cariño, estarán aquí en cinco minutos como mucho- me quedo muda, este hombre terminara poniéndome rechoncha con sus desayunos. Golpean la puerta y abro, un hombre de piel oscura y vestido con pantalones cortos blancos y polo negro, me entrega el desayuno.

-Hola- le digo un poco avergonzada.

-Hola- sonríe. Rápidamente extiendo mi mano y me la acepta.

-Soy Samantha Delgado

-Javier Casas, señorita.

-Trabajas para Alessandro

-Si señorita, los espero en el coche- me sonríe y se va.

Cuando termino de servir, las tortillas, el pan francés, la pequeña porción de ensalada de frutas y el jugo de naranja; Alessandro sale de la  habitación tremendamente guapo, un vaquero negro y una camisa blanca ajustada a su cuerpo, zapatos negros y su increíble y divina sonrisa, le sonrío y se sienta a la mesa, yo lo hago al lado de el y disfrutamos.

No me mientasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora