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No esperaba ver a Zayn de nuevo hasta el final del día, así que me sorprendió cuando apareció en el garaje poco después de las cuatro.
La tarde se había puesto tan caliente, y mi camiseta estaba tan sucia, que me la quité. Estaba vestido sólo en mis viejos pantalones vaqueros polvorientos y botas. Me puse de pie de debajo del capó para recibirlo.

―Oye. Creo que estoy casi terminando aquí, ―dije. Zayn sonrió, pero no alcanzó sus ojos, que estaban deslizándose sobre mi torso desnudo―.

Muchas gracias. Lo aprecio. ―Se quitó el sombrero y lo acunó contra su pecho.

―¿Quieres probarla? ―Le dije, girando para tomar las llaves de la mesa de trabajo. Yo las colgué delante de Zayn, animándole a tomarlas. Nuestros dedos se rozaron mientras extendía su mano, y las llaves cayeron al suelo con un ruido sordo.

―¡Oh! Lo siento...―dije.

―Las  tengo...  ―dijo Zayn al mismo tiempo. Y al igual que un acto de comedia barata, chocamos cabezas cuando los dos nos estiramos para recoger las llaves.

―¡Mierda!

―¡Joder!

―Maldita sea. Lo siento, ―dije de nuevo, llegando a tomar finalmente las llaves, mi otra mano frotando la protuberancia en mi frente.
Zayn parecía un poco aturdido y tocando una mancha roja en su sien.

―Hey, ¿estás bien? ―Antes de que pudiera detenerme, estire mis dedos suavemente sobre su piel. Zayn se echó hacia atrás, los ojos muy abiertos.

―¿Qué estás haciendo? ―Espetó. Me agarró la muñeca con una mano fuerte y curtida por el trabajo.

―Yo... eh... lo siento.

―¿Estás jugando conmigo? ―Zayn gruñó, sus ojos duros, frunciendo el ceño. Su sombrero caído, olvidado,  en el suelo mientras su otra mano formaba un puño. Por una fracción de segundo, pensé que iba a pegarme.

―¿Qué? ¿Jugando? ¿Qué quieres decir? ―Ahora yo estaba aún más confuso. Nunca lo había visto así antes.
Zayn me miró por un momento, y luego cerró  los ojos. Dió un profundo suspiro y dejó caer la mano. La tensión drenándose visiblemente de él.

―Oh, mierda, lo siento, ―dijo, con el rostro lleno de preocupación―. Aquí estas, haciéndome un gran favor y yo... ―Sacudió la cabeza denuevo.

―¿Qué? ―Le pregunté, al darme cuenta de que esto era más que sólo una insignificancia―¿Está todo bien?
―Había una historia aquí, tal vez incluso una novela. Yo apostaría una de las cenas de pavo de Bessie en ello.

―Sí. Está bien. Tú sólo... me recuerdas a alguien. Eso es todo. ―Su rostro se oscureció, y él se apartó de mí.
Incluso podía sentir que no era algo bueno. Apoyé mi cadera contra la mesa de trabajo y crucé los brazos, deseando tener mi camisa de nuevo, sabiendo que estar a medio vestir probablemente no estaba ayudando nada. Me preguntaba lo que había sucedido en el pasado de Zayn para hacerlo así de receloso de mi o de la persona que se parecía a mí.
Zayn se inclinó para recuperar su sombrero y bajó la cabeza.

―No es tu culpa, ―dijo―. Ocurrió hace años. Tendría que haberlo superado a estas alturas.

Sin saber qué más hacer, abrí la pequeña nevera que mantenía en la esquina del garaje y saqué dos latas de  soda fría. Le quite la parte superior y sostuve una para él. La tomó y echó la cabeza hacia atrás, drenando la mitad de una sola vez. Hice lo mismo y lo atrape viéndome, una sonrisa irónica en su rostro.

―Sabes, te pareces a ese tipo en el anuncio de Coca-Cola Light.
Resoplé; soda burbujeo por mi nariz y corrió por mi pecho desnudo. Tosí, ojos llorosos, y sacudí mi pecho con la mano, sin duda empeorando el lío aun más.
Zayn rió, esos hoyuelos fabulosos parpadeando  en sus mejillas, su estado de ánimo oscuro claramente habiendo desaparecido tan rápido como había llegado sucesivamente.

Veo, veo...  •ziam•Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon