V

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Dipper sacaba cuentas en el libro de Bill, se encontraba sobre la mesa de la cocina en casa del rubio mientras este cocinaba.

—emm... Bill... otra vez encontré una irregularidad...

Ya había pasado una semana del incidente de Mabel, si bien la castaña iba al menos día por medio a visitar al rubio, ambos conversaban más como amigos que como algo mas, aun así, Dipper no podía evitar pensar durante la noche en los sentimientos de su hermana.

Bill se acerco y miro el cuaderno, había dinero ganado pero no gastado en la florería.
—ah eso... tendré que tener otro libro de cuentas, esos son de unos trabajos que hice para McGucket...
Dipper lo miro sorprendido —el viejo McGucket? el sabe sobre ti?
—si, es un viejo loco pero me descubrió fácilmente, solo me pidió conseguirle algunas cosas que en la tierra es muy difícil de encontrar y mientras le haga los favores, me dijo que no le diría a nadie de mi existencia, pero hace un tiempo que comenzó a pagarme, así que ahora más que una amenaza es un trabajo...
El castaño lo miraba sorprendido —crees que él le haya dicho algo a mi tio?
—no lo creo, si McGucket necesita que haga trabajo para el a escondidas, dudo que quiera que Seis Dedos se entere...

El rubio volvió a la cocina y sirvió la cena.

—bien Pino, a comer
Dipper sonrió y guardó los libros, se sentía realmente bien en momentos así.

Algunos días después, Bill dejaba todo en orden en la tienda, ese día cerraría temprano, ya que iría al bosque en busca de una flor exótica que hace algunos años había visto, pero nunca se había preguntado qué era y ahora con la ayuda de Dipper, era el momento perfecto de ir por ella.

Antes de poder cerrar la puerta, una limusina paró frente a la tienda. Volteo levantando una ceja y mirando el automóvil, de él, bajo una rubia con ropa lujosa, Pacifica Noroeste había vuelto al pueblo. la odiaba, debía admitirlo, y la rubia lo odiaba a él, sobre todo porque la rubia sosa conocía su secreto y no sabia como lo había hecho, pero la chica engreída que caminaba hacia él, hacia todo lo posible para sacarlo de sus casillas, suponía que era divertido molestar al "rey supremo" ahora que era un simple florista.

—valla, Llama. No sabia que andabas por estos lares...

La rubia entró a la tienda ignorándolo

—amm... estoy cerrando linda
—no me llames así, necesito flores, rosas y preciosas
—... -Bill suspiro y entro a buscar las flores
—y qué haces cerrando a esta hora?
—tengo una cita..
La rubia rio —tu? en una cita? con que ciega?
Bill armó el ramo de rosas —no es una cita como tal, es amistosa y de trabajo, y tu? desde cuando tu, regalas rosas?
La rubia se sonrojo —visitare a unos viejos amigos..
—tu con amigos? si no fuera por Pino y Estrella Fugaz no tendrías amigos, Llama
La rubia sonrió —solo dame las malditas flores y piérdete

Bill acercó el ramo a la rubia para luego alejarla dejándola desconcertada

—que estas-
—se que tienes interés por Pino, siempre lo note, yo lo veo todo Llama... tendré mi ojo sobre ti
La rubia sonrió —estás confundido, te falta un ojo para ver lo que sucede en realidad, tres lados —Pacífica tomó el ramo y salió de la tienda.

Ambos chicos caminaban por el bosque con un mapa dibujado a mano por el mayor. Llevaban varias horas caminando, ya estaba oscureciendo cuando al llegar a un lago, en la orilla tras una piedra, Bill pudo encontrar la flor la cual brillaba reflejando la luz del sol.

—refleja cualquier luz —dijo Bill alumbrándola con una linterna creando una luz cegadora. Se agacho y comenzó a cavar a su alrededor para ponerla en un masetero.
—es para tu jardín personal?
—exacto —soltó Bill orgulloso de su descubrimiento —por cierto, tu familia no se preocupa por la hora?
—oh, ya le dije a Mabel que llegaría tarde...
—perfecto —el rubio sonrió y plantó en la maceta la flor —descansamos?

Next SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora