Capítulo 11 - Lo era todo para mí

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P.O.V. María

- Mamá, dime que no es verdad...-supliqué a punto de llorar.

- Lo siento, mi niña, Carla ha fallecido y mañana será el funeral...

Caí al suelo al oír las palabras de mi madre, miles de lágrimas caían por mi rostro, mi cuerpo temblaba, el dolor de mi brazo volvía a aparecer y mi espalda ardía. Apoyé mi espalda con cuidado en la pared y miré al cielo llorando.

- ¡Carla! Lo eras todo para mí... -grité todo lo alto que pude y mi voz me dolía cada vez más.

Miré a Pablo pero la vista la tenía nublada por culpa de mis lágrimas, froté mis ojos con mis manos y le volví a mirar. Estaba de pie, mirándome apenado, como si le faltara oxígeno al respirar.

- Dime que...-no pudo acabar la frase al ver el gesto de mi cara y se sentó a mi lado- Lo siento.

Comencé de nuevo a llorar y abracé mis piernas apoyando mi frente en las rodillas.

- Me ha dicho... Mi madre que... Mañana es el funeral...

- Te acompañaré.

P.O.V. Pablo

Mi alma cayó al suelo al ver a María llorar, me temía lo peor, la muerte de un ser querido. Me senté al lado de ella y no pude evitar recordar a mi abuela que falleció hace unos años. Recuerdo que lo pasé mal cuando me contaron la tragedia, como ahora está María. Para mí mi abuela era como mi segunda madre, siempre estaba conmigo y desde muy pequeño nunca me separaba de ella. Mi abuela era muy sabia, vivía con nosotros en Benalmádena, con toda la familia, juntos, pero, como ley de vida, se fue... pero siempre está con nosotros cuidándonos desde lo más alto.

- Pablo... No hace falta que vengas conmigo...-dijo apoyando su cabeza en mi hombro.

- Sé lo que se siente cuando un ser querido muere, créeme, es lo peor que le puede pasar a un ser humano. Te acompañaré.

María se secó las lágrimas y me besó la mejilla, se levantó, se sentó en la silla y apoyó los codos en la mesa para apoyar su cabeza en sus manos. Mi alma se quiebra sólo con verla así...

Me levanté y me senté a su lado, observando cada uno de sus gestos, sus reacciones ante la situación, miraba hacia la nada, pensativa, me dolía verle así.

P.O.V. María

Mi cabeza daba vueltas, miles de recuerdos venían a mi mente, un dolor fuerte inundaba mi pecho y las ganas de llorar eran inmensamente grandes.

- Déjame que vuelva a acariciar tu pelo... Déjame que funda tu pecho en mi pecho... Volveré a pintar de colores el cielo... Haré que olvides de una vez el mundo entero-escuché a Pablo cantar.

Desvíe mi mirada y sonreí al escucharle cantar, rápidamente mi sonrisa desapareció, acerqué mi silla a la de Pablo y apoyé mi cabeza en su hombro.

- Gracias...-le susurré

Pablo apoyó su cabeza en la mía que se encontraba en su hombro y me dio un beso en la frente.

- Sabes que puedes confiar en mí y puedes contar conmigo para cualquier cosa...

Me senté bien en la silla y entrelacé mis dedos con los suyos, sentía sus caricias en mi piel. Si con cada una de sus caricias aliviara el dolor de la pérdida de mi mejor amiga... Estaría perfectamente, pero no, no podían, aún tengo a Carla en mi interior.

- Pablo... ¿Podemos hacer algo? Quiero... Desconectar del mundo y despistarme para no pensar en nada...-dije intentando sonreír.

- ¡Claro! ¿Quieres salir o nos quedamos en casa?

- Me gustaría quedarme aquí, si salgo...-bajé la mirada y noté como Pablo se levantaba.

- ¡Pues nos quedamos aquí! Además... Soy muy casero, tienes suerte-dijo haciéndome cosquillas.

Comencé a reír y, si digo la verdad, me sentía mejor a su lado. No cambiaría su presencia por nada en el mundo.

Nunca Estarás Sola [Pablo Alborán]Where stories live. Discover now