19.4

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Capítulo 19.4: Amor.

— ¿Qué ilustra a hora? — Preguntó curioso.

— Nada en particular, ¿podría no preguntar? Es privado. — Últimamente, el joven demonio tenía mucho interés en dibujar otras cosas o mejor dicho, dibujar a cierta persona pero, se negaba a admitirlo, no lo iba a adimitir, menos delante de él.

— Hoy está muy feo afuera, quizá llueva. — Miró por la ventana algo preocupado.

— Comúnmente llueve muy seguido aquí, llueve por tres días o más, no podrá salir. — Aclaró.

— No me molesta.

— ¿De verdad? Creí que estaría desesperado por salir. — Ahn le sonrió.

— Hoy tengo que visitar al rey.. — Anuncio haciendo que el demonio se detuviera y dejara de dibujar. —. Por eso, quizá no nos veamos por unos días o quizá.. — No terminó de decir lo que iba a decir que bajó la vista.

— Ya veo — Miró la hoja de ese libro unos segundos. —. Cuando vuelva, ¿quiere ver las ilustraciones que hice? — Ahn sonrió.

— Claro, me encantaría.

El demonio lo acompaño hasta la puerta de la habitación y se fue, luego de eso, la lluvia se volvió aún más fuerte, así, llovió por tres días y tres noches, hasta que al fin, Ahn había regresado.
El demonio nuevamente lo esperaba en la puerta, esto asombró y lo hizo sonreír en un instante.

— ¿Otra vez me estuviste esperando? Definitivamente es adorable. — El demonio negó con la cabeza.

— No, esta vez no. Sabía que tardaría, usted mismo lo dijo. — Ahn pasó su mano por el cabello del menor y sonrió.

— Vayamos a mi cuarto. — Comenzó a caminar y el demonio lo siguió por detrás de él.

Caminaron hasta la habitación y el ángel se acostó directamente en la cama.

— ¿Está cansado? — Preguntó algo preocupado.

— Si supieras, no preguntarías eso. — Se rió bajo.

— Lo siento — Aclaró, mirando sobre la mesa su libro de ilustraciones que había olvidado allí. —. ¿Quiere ver mis ilustraciones? — Lo miró.

— No, ya no quiero. — Se levantó de la cama sonriendo.

— ¿Ya no? — Preguntó confundido.

Hace unos días, estaba jugando todo el tiempo queriendo agarrar su libro y ahora no quería saber nada con respecto a él.

— Eso dije, ya no. — Sonrió mirando por la ventana del lugar.

Se acercó a la mesa, agarrando el libro y volviendo a alejarse.

— Quiero un abrazo — Aclaró el mayor, haciendo que el demonio lo mirara confundido. —. Sé que no es su trabajo y que no debería de pedirle esto, teniendo en cuenta que somos dos personas distintas, de mundos distintos pero, ¿podría darme un abrazo? — Preguntó.

No hubo respuesta, estuvieron en silencio por largos segundos, nadie dijo nada y cuando Ahn iba a decir algo, el demonio dejó su libro en la mesa nuevamente.

Se acercó lentamente hasta que Ahn lo detuvo tocando su frente con su dedo índice.

— Ya no lo quiero — Aclaró. —. Aún así, gracias por el amor que pleaneabas darme. — El demonio frunció el ceño.

— ¿Amor? — Se rió bastante alto, haciendo que Ahn sacará su mano de su frente. — Los demonios no dan amor, eso no existe.

— Tu libro dice lo contrario — Señaló el libro que había dejado sobre la mesa hace unos segundos. —. Das amor a tu manera, sin admitirlo.

— No sabes nada de mí, ¿qué sabes tú sobre mí? — Lo miro atentamente.

— Lo suficiente para darme cuenta de que no eres como los demonios aquí. Eres amable a tu forma, te importa hacer bien tu trabajo, te gusta hablar a pesar de que finge que no, le gusta leer y le gustan las flores. Le gusta dibujar y sobre todo, le gusta dibujarme, ¿ahora planea fingir que eso no esta pasando? — Terminó de hablar haciendo que el demonio se quedara sin palabras, no pudo decir nada más que mirar a otro lado.

— No es así. — Ahn sonrió.

— Me alegra que no lo admita — Su vista se levantó rápidamente. —. Que no lo admita, significa que sigues siendo tú y más importante de todo, puedo ver un gran futuro en tus ojos.

— Eres raro.

— Así es como demuestro amor, tu forma es la tuya y la mía es la mía, nuestras formas de demostrar amor, son de esta forma. — Sonrió.

El demonio aún se negaba admitir que había dibujado al mayor, estaba bastante seguro de que eso no era amor, ¿o lo era?

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Los Demonios También Se Enamoran ;; kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora