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04 de Septiembre 2018.

Decir que estaba cagada en este momento era poco.

Hoy eran las benditas audiciones, si estaba nerviosa, si estaba cagada que hasta he querido regresarme para el departamento, pero luego me acorde que si volvería sin hacer la audicion, le lavaría la ropa a Santiago por un año. Y esta que esta aquí no lo va hacer.

- Mierda loco..

Y ahora estaba más cagada cuando bajé del ascensor.

Tan grave eran mis nervios que de coñazo no podía leer los carteles que habían esparcidos por todas las paredes del pasillo con signos de exclamación o subrayados en letras hangul. Confirmado, estaba más perdida que la palabra.

Sabía hablar el Coreano pero, no leerlo. Culpen a mi papá.

Naguará, es que si yo me hubiera traído el diccionario, conchale, me estaría guiando. Pero antes de salir peleé con el gafo de Santiago por la ultima panqueca que había hecho mi mamá.

-¿Qué es lo que estás mirando? - Una voz carrasposa hizo que diera un brinco de donde estaba. Sentí todo el calor subir a mi rostro al mirar desgraciada sonrisa - ¿Estás perdida?

Naguevoná de bello.

No sé si me atropellaron antes de venir para acá y así me están recibiendo en el cielo. Porque naguará, que chamo tan bello.

No, no, bello no. Perfecto.

Lo miré con determinación rápidito mientras podía.
Mi corazón entró más en taquicardía al ver lo que traía puesto. Camisa holgada color negro, junto a unos joggers grises. A simple vista este chamo tenía las palabras only gym en el cuerpo.

Dios bendiga ese rostro.

Era algo alto, en eso estoy claro, porque siendo chichon de piso tuve que subir un poco la mirada. Está bueno, muy bueno porque tiene unos brazos y unas piernas que nojodas. Su cabello se notaba lo suave que era y tenía un tono caramelo en él, sin embargo estaba mojado y algunos mechones estaban adheridos en su frente, tenía unos pomulos muy hermosos y redondos que hacían paso a a unos hoyuelos lindos.
Sus labios se veían finos y irresistibles con el color carmesí impregnados en ellos, su nariz fina encajable a su rostro, ojos marrones oscuros intensos que de seguro hacían poner a más de una de rodillas, definitivamente que su cara era de la más bella y pacifíca.
Era jodidamente atractivo.

-¿Y bien? - Cruzó sus brazos arqueando una de sus comisuras, dejando a la vista uno de sus hermosos hoyuelos.

Aún con mis mejillas extremadamente calientes, parpadeé señalandole los carteles.

Dios, desde que llegué a Seúl me he estado sonrojando mucho, ni en Venezuela me pasaba esta vaina, cuerpo, relajate.

Asintió inclinandose un poco hacia los ellos, leyendo uno de los carteles.

-¿Quieres ser parte del Staff? - Ladeó la cabeza girando a verme, curioso - No creo que sea divertido, a menos que te guste estar bajo presión haciendo deberes cada hora. Las inscripciones terminaron hace dos meses, pero puedo hablar con el CEO para que pueda meterte, claro si quieres.

Nojodas, ¿es para eso?

Mire el cartel y luego a él con mi ceño levemente fruncido.

Si Luis, voy a querer ser Staff si de vaina lavó los corotos y mi ropa en mi casa.

Relamí mis labios sin apartar la mirada del cartel. - ¿Eso dice? - Giré a verlo, él asintió sonriendo un poco más que antes. Tragué duro. Su sonrisa es arrechisima. - Perdón, es que ando tan ansiosa que se me olvido como leer en coreano. ¿Sabes dó-dónde quedan las audiciones? - Mordí mi labio ante la gagueadera que acababa de decir.

La Venezolana De NCT ©《Oh Valeria》[SIN EDITAR]Where stories live. Discover now