Dime si realmente te parezco hermosa

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En el mismo día, a la noche, me preparé.
Por fin, finalmente pude acabar, todo el trabajo por hacer y si Shen no viene aquí para visitarme, tendré que ir yo a visitarlo.

Allí comencé a prepararme, me coloqué aquel kimono rojo, lo até con ese obi verde, y me coloqué esa horquilla amarilla en el moño de mi cabello.
Un maquillaje natural, acompañado de un color rojo intenso en mis labios, parecía sangre.

Con estas prendas, seguramente sería la mujer que a él le gustaba, poseía todo de los anteriores, las cosas que a Shen le gustaba.
Por si acaso, ocupe las tijeras de mi madre, escondidas en la manga derecha de ese kimono rojo.

Fui caminando por el poblado para encontrarlo allí, sentada bajo aquella banquilla del parque. Sin mencionar nada, me senté a su lado, para solo recibir aquellas miserables, vacías y pocas palabras.

— Buenos días, bella dama. — Saludó y sonrió como si yo fuese una extraña para él.

— Bien... dime, si te parezco hermosa. — Mencioné con odio, seguramente se notó puesto a que vi y escuche como tragó saliva.

— B-Bastante diría yo...

El odio se apoderó de mí, la ceguera por igual, no vi a las demás personas en nuestro alrededor, no escuche las aves, ni la risa de los niños o la charla de los demás. Con mis tijeras, sosteniendo las mismas fuertemente, hice que se tiñeran de rojo como siempre, le atravesé el cuello a mi esposo, dejando que cayera de la banca desangrándose y que el ambiente se cubriera de los gritos de todos los presentes.

¿Por qué jamás me amaste Shen?, ¿Por qué a ellos sí y a mí no?

... El pueblo se escandalizó.

La dulce Sastre había matado a una familia y a un hombre.

La familia conformada por Shen Kinkou, Zed Shieda y Kayn Shieda fue completamente asesinada por la dulce sastre de la ciudad, parecía que no bastó solo con la familia que también asesino a un allegado muy cercano de la misma, el novelista Jhin Khada.
El cruel crimen no quedó solo con eso, la misma sastre había robado de los cuerpos de los tres últimos mencionado las pertenencias y como si nada se los había colocado.

El Kimono Rojo de Zed Shieda
El Obi Verde de Jhin Khada
La Horquilla Amarilla de Kayn Shieda.

Con todo eso... y el cruel asesinado de Shen Kinkou, la misma fue condenada, un joven monje le cortó la cabeza a la sastre frente a todo el pueblo.

Nadie sabe por qué esa, había hecho aquel cruel asesinato.

La Sastre de JoniaWhere stories live. Discover now