En lo que llevaban en aquel restaurante Juli solo se había dedicado a mirar el menú sin saber que elegir, Tomi miraba su celular esperanzado de que la chica que solía ser su novia muestre algún signo de arrepentimiento y Matias... el observaba a Tomás.
Quedaba embobado analizando cada facción de su rostro, miraba sus ojos tristes, viajó por el septum que no estaba bien acomodado y le faltaba una de las bolitas y deleito sus ojos mirando sus labios, carnosos y rojizos, algo temblorosos, por la ansiedad pensó el menor.
-Que tanto me estas mirando?-cuestionó el mayor. Matias se tensó. -Si querés salir conmigo solo me lo tenes que pedir.-volvio a hablar, soltando una risita.
-Perdon, estaba distraído. -habló el del nostril, algo ruborizado.
Julia, aunque lo disimulaba bastante bien, se daba cuenta de la situación, no era tonta. Quizás sus amigos la odiarian por lo que estaba por hacer, más Matias, pero bueno hay que hacer lo que hay que hacer se dijo mentalmente.
-Chicos, no me siento muy bien, me voy a casa, pero ustedes quédense a comer. Nos vemos más tarde. -habló la chica parándose de su silla, para dejarlos a ambos con la palabra en la boca e irse del lugar.
