La vida constantemente le arrebataba las cosas, la hacía miserable, y nunca le devolvía nada para recompensar la miseria y el dolor en el que vivía cada día. Su madre murió, no podía ir a la universidad, no podía trabajar, y era obligada a permanece...
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Al momento en que termina de lavar mi pelo por completo, me niego a salir de la bañera. Mi cuerpo se encuentra mas relajado que nunca, y por primera vez me siento bien tomándome mi tiempo. Una parte de mi siente pena por hacer que Jaxon tenga que gastar su tiempo aquí conmigo, pero luego de ver la mirada encendida en sus ojos me doy cuenta de que es estúpido pensar así. Él nunca dio señales de estar exasperado o cansado de tener que cuidarme tan minuciosamente, por lo tanto, aquella culpa que me carcome es totalmente innecesaria. Así que me permito relajarme, curar mi cuerpo roto con estos deliciosos antojos que nunca me he podido dar.
Disfruto del silencio, del suave vaivén del agua que los dedos de Jaxon crean mientras mira mi rostro con una sonrisa y espera el momento de irnos. No parece tener urgencia por ello, aunque supongo que, teniéndome en una bañera, totalmente desnuda y a plena vista, es comprensible.
Lo que en realidad se me hace extraño es que apenas nota lo que hay debajo del agua, sus ojos se quedan completamente pegados a mi rostro. Y aquel toqueteo de sus dedos al agua cerca de mi muslo hace que todas mis terminaciones nerviosas se encuentren alerta de todos sus movimientos. Es por ello por lo que no logro quitar el sonrojo que destella sobre mi piel, haciéndose totalmente visible.
Mi nerviosismo en notable, la timidez con la que mi cuerpo se quiere proteger se encuentra en disputa con el placer que me genera el ver que se siente cómodo teniéndome de esta manera. Sus ojos lo dicen todo.
Nunca fue alguien tan abierto, hace un año era totalmente diferente. Sus ojos no demostraban nada más que frustración y enojo, pero ahora siempre hay calor y cariño en esos magníficos iris esmeraldas. Al pensar en ello el recuerdo de mi padre se hace presente, sin poder evitarlo. Sus ojos eran serios, fríos y siempre con una mirada calculadora que me asechaba, como si esperara que me equivocara en algo para que él pudiera dañarme. Él siempre me vigilaba cuando estaba en casa, desde que era niña él tenia una especie de radar con el que podía ubicarme siempre que lo necesitaba. Si me llamaba y yo no iba en menos de dos minutos, él venía a buscarme y me arrastraba de los pelos para que hiciera lo que necesitara. Mi infancia fue una total pesadilla, y a esa temprana edad aprendí que mantener mi boca cerrada y hacer lo que ordenaba era lo mejor para mi hermanito. Lastima que no sirvió de mucho porque él sabia todo lo que pasaba. Me hubiera gustado que él nunca presenciara todo aquello para que su mente inocente no se perturbara.
Si tan solo pudiera volver el tiempo atrás y...
―Te fuiste.
Su voz acaricia mis oídos, atrayéndome nuevamente al mundo real. Los recuerdos se desvanecen mientras me centro en Jaxon y su cuerpo cada vez mas cercano al mío.
― ¿Estas bien? Te pusiste pálida.
No quiero que nada de esto termine, lo quiero junto a mi por el mayor tiempo posible porque por primera vez alguien se preocupa realmente por mí, por nosotros. Y aquello solo hace que los monstruos se alejen de mi cabeza para sustituirlos por momentos memorables y dulces.
