Capítulo 12

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Maratón dedicado a @ladydet

Maratón 1/2

Cuando Bianca se subió a mi coche, volví a sospechar.

Llevaba un vestido de noche, pero debajo de los tirantes de éste, llevaba puesta una camisa ajustada de manga larga.

No entendía cómo podía tener frío en una noche tan calurosa como ésta. Yo lucía una camisa de tirantes negra y unos pantalones negros ajustados. Ella me repasó con la mirada varias veces antes de comentarme lo sensual que me veía.

—He cogido lo primero que he visto- me encogí de hombros, quitándole importancia.

Mentira cochina.

Me pasé horas tirando vestidos y minutos maquillándome delante del espejo. Espero que le guste a Riot, ya que lo mínimo que puede hacer por mi esfuerzo empleado, es empalmarse.

A veces mi demonio interior intentaba jugármela, haciéndome pensar que era ridícula, persiguiendo a un hombre cuyos únicos sentimientos hacia mí, eran de indiferencia.

Y tal vez de asco.

Pero bueno, para eso luzco éste hermosa escote. Mi largo canalillo daba qué imaginar.

Bajamos en frente de la casa de Thomas. Todo estaba tranquilo, como Thomas me había prometido. Se escuchaba un poco de música viniendo de adentro, pero nada escandaloso.

Llamé a la puerta y observé cómo Bianza movía sus manos alrededor de sus muñecas, nerviosa.

Apoyé mi mano en su cadera y la atraje hacia mí. Me miró con sorpresa y le guiñé un ojo, en confianza.

Ella me agradeció el apoyo con una media sonrisa. Antes de darme tiempo a preguntarle sobre su rara vestimenta, la puerta de enfrente se abrió.

Un Thomas sonriente con una botella de vodka en la mano, me miró con ojos chispeantes.

Miré detrás de él, y todos miraban hacia la puerta. No había más de veinte personas, pero por las cosas tiradas en el suelo y por la falta de prendas en algunos cuerpos... Deduje que poca gente, no siempre significa calma.

Entonces Thomas abrió la boca.

—¡LLEGÓ LA CUMPLEAÑERA, HIJOS DE PUTAAA! - gritó.

Y a partir de ahí todo se volvió un descontrol.




—¡Un perro!

—¡Un gallo!

—¡Un cohete!

—¡Una verga!

Todos se giraron a verme. Bebí y miré a todos con cara de inocente.

La muchacha que estaba haciendo gestos dentro del círculo que habíamos formado, me mira con el ceño fruncido.

—¿Y cómo mierda se imita a un pene? - pregunta con una ceja alzada.

Como el alcohol ya había ejercido su deber sobre mí, me levanté.

—¿Sabéis el baile de Peter la anguila?- asintieron- ¡Pues así!

Me alejé dejando a unos meándose de la risa, a otros intentando imitar lo que he dicho y descojonándose.

Y otros que ya estaban camino al otro lado. Me agarré a la barandilla de la escalera y empecé a subir, buscando el baño.

Como no podía ponerme ni en pie empecé a subir a cuatro patas las escaleras.

Escuché la voz de Thomas diciendo a los chicos que me mirase, y el ataque de risa empezó otra vez.

Me uno a ellos pero detuve mi risa cuando al quedar a cuatro patas en la segunda planta, unos pies blancos y descalzos se pusieron en mi visión.

—¡Vamos a jugar a las cartas! - escucho gritar a Bianca.

Los demás siguen riéndose por su intento de animar más la fiesta.

Yo sigo mirando los pies en frente de mí. Son unos pies hermosos. Los dedos parecen hechos a medida y creo que el color granate les vendría genial a las uñas...

—Riot... - dejé salir en una inspiración.

Los brazos que antes me cogieron de golpe para ponerme de pie, me aprietan más.

Los ojos verdes de mi hombre de nombre, vestido con una camisa de tirantes y con unos pantalones azules de pijama, me fulminan.

—Sí, Riot- sisea haciéndome a un lado- ¿Desde cuándo vienes a las putas fiestas que hace Thomas?

Yo intentaba dejar de ver tres Riots, mientras él me planteaba preguntas difíciles.

Muy difíciles.

—E-Es mi cumple- reí sin gracia alguna. Frunce el ceño cuando ahueco su cara entre mis manos- Perdóname por atrevimiento éste... Digo, éste atrevimiento... - volví a reírme y me relamo mis labios, mirando los suyos- Pero contigo lo haría hasta que mi vagina se rompiese en dos.






Me encontraba en el suelo, gritando, agarrada a la pierna de Riot.

Me había soltado de golpe y se ha había alejado cuando le dije la verdad, y yo, me encontraba en el pasillo, intentando que se quede conmigo.

No voy perdiendo, por cierto.

—¡¿Quieres soltarme?! ¡Estás demente, maldita sea! - brama tirando de su pierna, pero yo saco fuerzas de donde no tengo y logro detenerlo.

—¿Vives con Thomas? - me ignora y se agacha para intentar quitarme.

—¿Quieres dejar de actuar como un bebé y...? ¡Maldita sea! - se levanta, sacudiendo su mano.

La mano que mordí hace unos segundos.

No era culpa mía, era él el que no dejaba de intentar apartarme de él.

—¡THOMAS, SUBE AQUÍ Arriba, POR TU PUTA MADRE! - brama asomándose por la barandilla que dirige a la planta baja.

Se escuchan risas e incluso la música aumenta de tono.

Yo sigo amarrada a la pierna de Riot y cuando poso un beso en ella, él me mira con los ojos abiertos.

Entonces hizo algo que no me esperaba de su parte.

Reír.

Así es, se rió. Echó la cabeza hacia atrás cogiéndose el puente de la nariz y riéndose mientras negaba. Maldije a la música por no dejarme escuchar bien el sonido de su hermosa risa.

Y ahí me encontraba.

Él riéndose y yo sentada, agarrada a una pierna y con la boca abierta mirando hacia arriba.

—Dios mio... ¡Riot se está riendo! - la voz asombrada de Thomas me saca de mi embobamiento.

La risa de Riot cesa y yo por poco me cargo a Thomas de ser el causante de eso.

La cara seria de mi hombre de novela vuelve y fulmina con la mirada a su amigo.

O a su compañero de casa. Porque me acabo de enterar de que vive con él. ¿O me lo había mencionado antes?

No tenía ni idea.

—¿Quieres bajar la música? ¡Te dije que mañana tenía que levantarme temprano! - empieza a discutir con Thomas, quien sólo asiente, borracho- ¡¿Quieres dejar de asentir a todo y actuar?! ¡Y quítame a ésta de encima, joder!

—¿Porqué? - habla por fin, mirándole con una sonrisa.

Riot bufa.

—Me acaba de confesar que no tendría problema en que yo le partiese la vagina en dos, tío.

Un silencio monumental se expande pero yo sigo abrazada a mi hermoso nuevo amor.

La pierna de Riot.

Se escucha la risa de Thomas. Levanto la cabeza y observo que mira a su amigo, divertido.

—¿Y qué te impide hacerlo?

EL ALIENTO DEL DIABLO✓Where stories live. Discover now