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Al escuchar mis jadeos, Alonso retiró el sostén de nuestras vistas, haciendo que este callera por alguna parte del cuarto.
La decencia se había esfumado, Alonso había cambiado completamente del chico romántico al chico salvaje y por mi parte solo disfrutaba de sus caricias desesperadas. Se dispuso a dejarme completamente desnuda y yo no me quise quedar atrás, puse mi mano en su cintura y bajé sus boxers con desesperación, él hizo lo mismo con mis bragas y solo me miró.

-¿Lista? --pregunto entre jadeos.

-Alonso, tienes que usar protección.

-Vamos amor, estamos casados. -- se quejó mientras su respiración agitada no disminuía.

-No importa eso Alon, no quiero quedar embarazada, no ahora. Así que búscalo. --casi casi fue como una orden, Alonso solo se limitó a asentir y tirarse al suelo. -- ¿Qué haces ahí? JAJA -- pregunte sin comprender.

-Esta en el pantalón. --dijo y revisó todos los bolsillos del pantalón. -- Despareció, mañana compramos las pastillas, no te preocupes. --se subió a la cama.

-Alonso. --lo regañe y se tiró al suelo una vez más a buscarlo con desesperación. -- ¿está?

-Si, si. --dijo con emoción. Se posicionó en medio de mis piernas. -- Te quiero mucho. --dijo mientras abría el pequeño sobre blanco.

-Yo también te quiero Alonso.

Tal cual Alonso me lo había dicho, había intentado ser cuidadoso y delicado, entraba poco a poco en mi, pero eso no había sido suficiente, sentía un dolor que hacía que derramará lágrimas en mis ojos. Alonso tenía cara que no sabía que hacer.

-Preciosa, no llores. Necesito que te adaptes a mi tamaño, solo respira y no te pongas dura, no quiero lastimarte. --me explico Alonso.

Eso hizo que me tranquilizará, y era cierto unos momentos después el dolor se convirtió en excitación y placer. Entraba y salía, con rapidez y ritmo, oh vaya que se sentía tan bien. Los dos gemiamos sin parar, sentí que todo en mi alrededor se esfumó, ahi es cuando me di cuenta que en realidad lo amaba mucho, más de lo que pensaba. Estaba más que enamorada y por eso me aterraba hacer las cosas mal en la cama, quería que Alonso igual lo disfrutará.

Veía como Alonso se enterraba más en mi, murmurando cosas que no fui capaz de comprender. Estaba feliz en una nube erótica de placer, Alonso había sido el único en mi vida que me había hecho excitar con tan solo una mirada.

-Mmmm --gimio Alonso en mi oído. -- Estoy cerca ¿y tu? --apenas y pude comprender lo que me dijo.

-Mm sigue Alon. --dije dándole un beso corto en los labios.

-Ahhh --gemimos los dos al unísono.

Habíamos llegado al clímax, definitivamente esa era la sensación más placentera que había podido experimentar en mi vida. Alonso había sido el que me había llevado hasta ahí, definitivamente esta no sería la última vez.

Senti mis parapados muy pesados, que se cerraban sin permiso alguno. Alonso, sin decir nada, se alejó un poco de mi, y abrió la cama. Nos metimos los dos entre las sábanas, tomo mi mano para acercarme a él, así quedando yo sobre su bien formado pecho y él con sus manos sobre mi cintura. Con su otro brazo apagó la luz de la habitación, así quedando solo iluminados por las pocas luces de la cuidad. De la nada, por el mismo instinto, los dos quedamos completamente dormidos.

Horas después.....

Desperté asustada cuando Alon estornudo con mucha fuerza. Me sobresalte haciendo que el riera y volviera a traerme a su cuerpo. Beso mi mejilla. Aún dormida, lo observé. Estábamos los dos completamente desnudos y en la cama.

-Buen diaaa. -- susurró.

-Buenos días. --hable en tono muy bajo

-¿Como amaneciste? --pregunto acariciando mi espalda desnuda.

-Bien pero no tan bonito como esperaba. --dije riendo.

-Perdón. No era mi intención asustarte. --Rio.

Levante mi rostro para admirarlo.
Su cabello estaba revuelto y sus ojos verdes azulados tenían un toque muy fuerte por la mañana. Sonreía mientras me hablaba y acariciaba mi cuerpo.

-Esta bien. Estás perdonado. - le dije. Mientras lo miraba sonriendo. - Tú, como amaneciste?

-Increíblemente bien. - respondió. - ¿Desayunamos en la cama?- asentí y él me dio un pequeño beso sobre mis labios.

-¿Quieres que vaya a pedirlo?

-No, no te muevas. - me dijo y sonrió. Estiró el brazo intentando alcanzar el teléfono.

-Alonso.- dije riendo. El teléfono solo quedaba a unos pocos centímetros de caer en su mano, pasó un minuto y dejó caer su brazo por la cama. - ¿Me muevo?

-Solo un rato. - dijo y reí. Tome las sabanas y me tape con ellas. Alonso solo río dándome a entender que no había nada que esconder. -¿Pido por ti o lo escoges?

-Pide lo que quieras.

-Como digas.- dijo y me tomo de la cintura para acomodarme sobre el. -Solo fue un rato. - rió y besó mis labios.

-Tontito. -dije mientras desordenaba más su pelo. Río y pidió de desayunar.

Tiempo después...

Nos encontrábamos caminado paseando por las calles del centro, agarrados de las manos. Alonso buscaba con la mirada un lugar para pasar la tarde, acompañados del sol escondiéndose poco a poco.

-¿Te parece aquí? - preguntó y señaló un pequeño bello local de café que estaba en una avenida.

-Si, claro. - dije mientras miraba a dos niñas que se peleaban por un pequeño dulce.

Al entrar, era un pequeño café pintoresco. Poseía mesas madera con una decoración dorada, había bellas pinturas en las paredes. Alonso busco una mesa y pronto nos sentamos ahí.

-Bienvenidos. - dijo un señor de baja estatura, mientras colocaba las cartas en la mesa. - Cuando estén listos, pueden llamarme. - dicho esto se retiró y se fue.

-Yo quiero un capuchino. -dije y deje la carta sobre la mesa. Alonso todavía buscaba entre las cosas.

-Mmm, creo que pediré lo mismo. -me sonrió y levantó su mano para pronto llamar al pequeño señor. -Dos capuchinos, por favor.

Alonso se distrajo viendo un poco de lo que había en la tele, mientras yo observaba en las ventanas grandes del lugar, la belleza de la ciudad.

-No! - exclamó Alonso enojado, llamando mi atención. - Qué hacen para perder esa gran oportunidad, ohhh.

-No entiendo porque se ponen así.

-¿Quienes? -pregunto sin dedicarme su mirada aún.

-Los hombres, todos se ponen así con un partido de fútbol. Absurdo.

-¿Qué? - dijo y negó con la cabeza. - ¿Has visto eso? No sabe ni siquiera manejar el balón, yo lo haría mil veces mejor. -dijo y se cruzó de brazos. Solo limite a reírme. -No es gracioso, cariño.

-Si lo es. -dije. - ¿Cariño? -pregunté alzando una ceja.

-¿Qué? ¿Que tiene? — hizo una mueca.

-No lo sé, nunca me había dicho así, solo cuando me querías llevar a la cama.- dije y rio.

-Bueno, si no quieres no te digo. - Aldo los hombros, abrí la boca para hablar, pero me gano. — Hablando de eso, ¿Cómo te la pasaste anoche? - me miro con cara de diversión. Pregunto y sentí como mis mejillas se tornaban rojas.

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⏰ Última actualización: Jan 21, 2020 ⏰

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Casada A Mis 17 años(Alonso Villalpando y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora