Capítulo 2

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"¿Brillan como diamantes bajo la luz del sol? ¿Son incapaces de reflejarse en los espejos? ¿Duermen en ataúdes? ¿Cómo saberlo si aquellas historias basadas en estos seres fueron creadas por simples humanos?"


—Es un tío muy raro. Es decir, raro de verdad. No como Timothy Blanket, él solo es un marginado. Raro de cojones, chicos.

Edwin le miró con el ceño fruncido antes de echarle un vistazo a Liam, quien estaba sentado a su lado.

—¿Qué insinúas? —Preguntó Liam finalmente.

Louis le miró sorprendido.

—¡No insinúo nada! Sólo digo que es un hombre muy raro. —Suspiró moviendo su chocolate caliente con la cucharilla—. Es siniestro, su comportamiento es muy extraño la mayor parte del tiempo y... creo que no sabe lo que es el espacio vital de una persona. A veces te habla tan cerca que te echa todo el aliento en la cara y... Joder, no es agradable.

—¿Le apesta el aliento? —Bromeó Edwin, recibiendo un empujón de Liam, quien también se había reído.

Louis frunció el ceño.

—No... Creo que no.

—Louis, no seas paranoico y deja a ese hombre en paz. Es nuevo en el pueblo, ya tiene suficiente con eso. Ya hay rumores y todo —habló Liam con humor y una sonrisa en los labios—. Además, si tan incómodo te sientes con él, díselo a tu padre. Si es un rarito que busca chicos jóvenes para divertirse, es mejor que lo pillen cuanto antes.

Y ahí estaban otra vez las burlas de sus amigos. Mofándose de un inquieto y ligeramente obsesivo Louis que estaba seguro de que Harry no era de fiar.

—Sois unos capullos —bufó, recostándose sobre su silla con los brazos cruzados, cuan niño pequeño en pleno berrinche.

—Eres un paranoico —seguía riendo Liam, negando con la cabeza.

Liam era el mayor de aquel pequeño grupo de tres, también era el más madura y se encargaba de restregárselo por la cara cada vez que tenía la oportunidad. Sin embargo, después era el primero en tener un telescopio en su habitación por si alguna vez podía ser testigo del avistamiento de vida extraterrestre. Y, aunque aquello le parecía una soberana estupidez, jamás se lo había restregado.

—Venga ya, Louis —Edwin intentó quitarle hierro al asunto con su sonrisa—. No te pongas así, sólo creemos que no debes juzgar tan rápido a las personas. Tienes fama de prejuicioso en el instituto.

—Y de otras cosas —agregó Liam, conteniendo su risa. Ante la mirada de Louis se calmó—. ¡De acuerdo, de acuerdo! Sólo era una broma.

—Gilipollas.

—Te quiero.

Louis sonrió mostrándole a Liam su dedo corazón.

Hastiado, dejó de mirar a sus amigos, a la espera de que terminaran de reírse de él. Su mirada recayó sobre alguien conocido. Estaba en la otra punta de la cafetería con su grupo de amigos. También le miraba. Llevaba una chaqueta de cuero, como de costumbre, y una barba creciente sombreaba ligeramente su mentón. Humedeció sus labios gruesos mientras su exótica mirada seguía fija en Louis, quien sentía mariposillas en el estómago.

—Tierra llamando a Louis, Tierra llamando a Louis. ¿Me oye? Repito, ¿me oye?

—Joder, perdimos contacto con la nave.

Suspirando y concienciándose de que era sus únicos amigos, por lo que no podía mandarlos a la mierda, miró a Edwin y Liam, quienes le sonreían.

𝓇ℴ𝓈ℯ𝓈 𝒻ℴ𝓇 𝓎ℴ𝓊 🥀 𝒍𝒂𝒓𝒓𝒚 𝒔𝒕𝒚𝒍𝒊𝒏𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora