Capítulo 4

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"Sólo perciben el olor de la sangre, el sabor de la sangre... Y una pequeña gota podría hacerlos enloquecer"

—Louis, baja a cenar —suspiró su padre desde el marco de la puerta por enésima vez—. ¿Qué te pasa, hijo? Llevas todo el día aquí encerrado.

—No me pasa nada.

Su padre arqueó una ceja mientras observaba la ventana con la persiana bajada y las cortinas echadas. La habitación estaba iluminada por completo cuando normalmente Louis prefería la tenue y cálida luz de su lamparita de noche.

—Bueno —se rindió—. ¿Bajarás a cenar?

—Sí, dame... dame un minuto.

Louis esperó a que su padre saliera de la habitación para recostarse de nuevo en la cama. No quería salir, le aterraba salir. Sólo podía pensar en lo sucedido en el bosque y en la cercanía de la casa de Harry. Aunque le separaban un par de kilómetros de distancia, la casa de los Tomlinson era la más cercana a la vieja mansión. Ambas viviendas estaban a las afueras del pueblo, una de las razones por las que Louis tomaba el bus escolar. Sentía la presencia de Harry, le aterrorizaba mirar por la ventana o que alguien pudiera verle a través de ella.

Salió de la cama poco a poco, respirando con dificultad, nervioso. ¿Podría Harry entrar en su casa? ¿Intentaría hacerlo? Pese a que tuvo la oportunidad en el bosque, Harry no le hizo nada. Simplemente, le dejó correr y llevarse a Zayn consigo. ¿Pretendía hacerles daño? ¿Asustarles?

Louis y su padre se sentaron en la mesa para comenzar a cenar. Le agradeció con una sonrisa que llenase su vaso de agua y casi la bebió de golpe. Tenía calor, estaba nervioso. Su corazón latía tan rápido que le preocupaba. Le temblaban las manos y permanecía más callado de lo usual. Necesitaba aparentar normalidad frente a su padre, pero éste le miraba con un gesto extraño. Probablemente, notó que el comportamiento de su hijo había cambiado. Era muy evidente cuando Louis tenía algún problema. Pero si lo notó, no comentó nada al respecto.

Cenaron pescado blanco y algo de verdura. No era fanático de ninguna de las dos cosas, pero su padre podía presumir de ser un buen cocinero. El televisor estaba encendido a espaldas de Louis para que su padre, quien estaba sentado frente a él, pudiera ver las noticias de la noche. Era uno de los pocos momentos de tranquilidad que tenía al día. Se levantaba temprano, poco antes de que el sol saliera, y se iría al vivero que tenían tras la floristería. Su padre plantaba una gran cantidad de flores para ponerlas a la venta en la tienda, pero la mayor parte de su género debía ir a buscarlo a la ciudad. Sin duda, aquellos eran los peores días. El pobre Mark compraba un billete para que un bus lo llevase a la ciudad y le daba las llaves de la furgoneta a Louis para que hiciese las entregas del día. Tardaba casi tres horas en llegar a la ciudad en aquel bus, ya que paraba en otros pueblos y comarcas.

—¿Sabes, hijo? El señor Styles, Harry, me ha hecho un gran pedido —comentó su padre mientras masticaba, sonriente—. Va a llenar su jardín de rosas, por lo visto.

Louis permanecía serio, cabizbajo. Dejó el tenedor suavemente sobre el borde del plato. Su piel se erizó al escuchar aquel nombre y sintió un nudo en la boca del estómago.

—Todo lleno de rosas rojas —siguió hablando—. Me parecen un poco cliché, pero esta temporada han venido hermosas. Me ha comentado que las blancas también son muy bonitas. Se las recomendaste tú, ¿no? Ha estado muy agradecido por tu trato. Me alegra saber que tengo un hijo que sabe comportarse. Nunca me decepcionas, Lou.

Su padre le sonreía de oreja a oreja, mirándole con orgullo y ternura.

Él sólo quería vomitar.

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⏰ Last updated: May 23, 2019 ⏰

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𝓇ℴ𝓈ℯ𝓈 𝒻ℴ𝓇 𝓎ℴ𝓊 🥀 𝒍𝒂𝒓𝒓𝒚 𝒔𝒕𝒚𝒍𝒊𝒏𝒔𝒐𝒏Where stories live. Discover now