Un extraño de ojos bonitos

238 24 1
                                    

-Que el vodka no creo que sea la mejor opción, es decir, te vez angustiada, una ruptura, o algún problema amoroso de seguro.

- Espera ¿qué?
Quien carajos se creía este tipo para venir y decirme qué hacer.

- Sí sí, tienes razón perdona, es sólo qué una chica así como tú no creo que suela tomar vodka, a menos que necesite algo tan fuerte que le haga olvidar las penas.
Realmente ya empezaba a estresarme este tipo.

- Ja- reí extremadamente confundida, con la ceja entrelazada.

-¿y según tú cómo soy yo, y qué debería de tomar?

- No lo sé, es decir, conozco bien este bar, vengo seguido por aquí y nunca te había visto, te vez más de Martini o algo por el estilo.

- ¿Alguna vez has escuchado la frase "jamás juzgues a un libro por su portada"?-
estaba decida a largarme de ahí, es decir venía aquí con la esperanza de encontrar alivio y cierto valor para mandar al carajo al patán de mi novio, no a escuchar el refrán  de lo que debo de tomar, sobretodo viniendo de la boca de un idiota complemente desconocido.
- Claro que sí, pero tú no eres un libro. Y si tratas de hacerlo metafórico más bien tú serías algo así como una mujer enfadada, queriendo que las cosas obren a su favor con ciertos shots, que lo único que harán, en el estado en el que estas será perder el control y mañana por la mañana hacerte la pregunta de "¿qué pasó ayer?"

Quería golpearle la cara a ese idiota y decirle que se valla a la mierda, pero su boca tenía mucha razón y sus ojos, maldita sea juraba haberlos visto en algún lugar y de no ser por qué estábamos en un bar hablando de la bebida correcta ya le hubiese preguntado su nombre. Así que para acabar con este asunto tan raro decidí comenzar a normalizar la situación, ya que después de sus últimas palabras me hizo retractarme de que no sólo era un simple idiota tratándome de darme consejos. Este tipo si era un idiota, pero un idiota con razón en su boca y con unos hermosos recuerdos ojos color miel.

- Me llamó Aitana, Aitana Moretz-
Le sonreí y le extendí la mano.
El también sonrió, me extendió la mano y se presentó igual

- Dylan

- bueno y ahora sí, ¿me dirás la verdadera razón por la que entraste a este bar a la 1:30 de la madrugada a pedir vodka?.
Valla, este hombre si es curioso e insistente.
Tome con mis manos el caballito y traté de que al tomarlo mi cara no mostrara ningún desprecio ante la bebida quemando mi garganta.

-Sí bueno, no entiendo porqué tanto interés, es decir tu también estás aquí a estas horas de la madrugada y no estás ebrio, tampoco te vez triste y no por eso tendré tanto interés en saber que te sucede, ¡demonios!-
Hice un gesto de lógico desprecio ante lo fuerte que era la bebida para mi garganta.
-tienes razón esto quema, no es lo mío, mesero un martini seco porfavor.

El comenzó a reírse y luego me dijo
- ves que tenía razón.

- Tranquilo, a de ser de lo más normal que te la pases diciéndole a las chicas que tomar cuando se acercan a la barra, que se puede esperar de alguien que como tú que dices, estar por aquí seguido.
Traté de justificarme
Mientras el tipo me quedaba mirando un poco confundido.

- Claro, pero espera justo hoy alguien, hace un par de minutos me dijo la frase de "no juzgues a un libro por su portada", no tienes idea de lo que hago aquí, es decir, tú lo dijiste no estoy ebrio.
Buen punto.

- Bien bien, vamos entonces dime una buena razón, de estar en un bar a esta hora sin razón o motivo de embriagarse.

- Primero dime tú, qué haces aquí, tengo ventaja ante mi pregunta qué  fue la primera.

- Muy bien, te diré solo porqué no tengo nada mejor que hacer a esta hora, estoy en una relación tóxica desde hace tres años, claro antes no lo era, fueron los dos mejores años de mi vida, pero antes de llegar a nuestro segundo aniversario él empezó a perder el interés por mi, tuvimos una enorme crisis sabes. Un problema que estaba en sus manos y jamás pudo resolver, algo que me consumió y me unido más en la depresión, soy hereditaria a sufrir cuadros depresivos continuamente. Y su falta de interés de un tiempo para acá ante esa situación me consumió por completo, me ha dejado en un vacío tan profundo que no sé cómo salir de él.
Lo acepto, me sincero muy rápido con las personas, pero bueno (pensé) a esto viene la gente aquí, a contarle al barman. A excepción que claro yo sé las estaba contando a un desconocido.

- ¿Y por eso has venido aquí, a tratar de encontrar la solución con alcohol?
Me miraba un poco confundido y a la vez de un tanto observador.

-No, claro que qué no, he venido solo a tomar unas cuantas copas para armarme de valor y mandarlo al carajo de una vez por todas.

- Valla, puedo saber por lo qué has pasado, es demasiado duro vivir con esa depresión inmensa que se apodera de ti sin tu permiso u autorización, mientras tú luchas por estar bien lo único que hace el mundo y la sociedad es oprimirte más, pero tampoco es como que venir a desahogarte de esta manera sea lo más indicado.
Sus palabras sonaron tan seguras de lo que decía en cuanto a la depresión que me vi obligada a preguntarle.

- ¿tú has pasado por eso?, es que lo dices como si lo hubieras tenido que vivir en piel propia lo que se siente estar así.

- No, no es solo que conocí a alguien así, y sé que es duro.
Por un momento agacho su cara y creo que vago entre algún recuerdo porque se quedó mirando fijamente la barra un poco pensativo. Así que para romper la tensión decidí cambiar el tema.

- Lo es. Pero, ahora es tu turno.
¿Qué haces aquí? ¿Quien eres Dylan?

Reminiscencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora