El Detective Halter

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- Bien, soy periodista. Escribo artículos mensuales para la revista " traveler" y...

- Espera ¿que? Tú escribes para esa revista, ¿la famosa revista traveller?, amo esa revista, es fascinante,no me pierdo ninguna edición, las tengo todas desde el 2015, desde que leí un artículo de la sección "mundos" no te imaginas enamorada que estoy de esos textos, hablando sobre el budismo al rededor del mundo y las diferentes personas que han experimentado esta clase de reencarnaciones, migraciones o transición de almas en otras personas y nuevas vidas, es wow.
Toda una cajita de sorpresas este hombre.
Frunció el ceño y me dijo:
- ¿Así que amas mis textos?

Quede sorprendida, podría jurar que casi casi tiro la baba de lo sorprendida que quede al escuchar sus palabras, por un momento creí que bromeaba y un segundo después recordé su nombre más no sabía su apellido, ¿qué tal y estaba de broma? el escritor de esos artículos que me deleitaban se escondía tras su apodo ( Detective Halter) nunca ha salido su nombre a la luz, era una especie de escritor anónimo, ya que con solo un apellido no podría encontrarse mucho sobre el, la revista sabía esconder bien al verdadero escritor.

-¿cual es tu apellido?
Pregunte un tanto confundida

-Halter, Dylan Halter.
¡Por Dios santo! No lo puedo creer

-¿Eres tu?
Creo que los ojos se me estaban saliendo de la cara.

-Sí el detective Halter, no le digas a nadie mi nombre, me gusta mantener mi vida así, es un contrato costoso con la empresa ya que hoy en día muchos pagarían millones por saber el nombre verdadero del famoso detective que descubre las maravillosas teorías sobre vidas pasadas. Por ello, vivo sin presiones y estrés, soy yo y disfruto lo que hago, sin gente por ahí detrás de mi.
Este hombre me dejó impresionada, pasó de ser la peor noche de mi vida a la mejor, porque realmente nunca, jamás en la vida pude haberme imaginado que en un simple bar a mitad de la noche me encontraría con este hombre, mi escritor, mi inspiración y por alguna extraña razón sentía que lo mejor estaba por venir aún.

No tenía idea de cuantos shots llevábamos, perdí la cuenta desde la sexta ronda de brandis.

- ¿Te sientes bien?

- Sí sí, bueno eso creo
Le conteste entre risas y carcajadas, llevaba riendo toda la noche y no tenia idea de qué hora era, me sentía un poco mareada acalorada a pesar del bajo clima del lugar.

- Creo que debería llevarte a casa no quiero que empeores por mi culpa.
A pesar de mi ebriedad lograba darme cuenta de su notoria preocupación.

- Carajo ¿de qué hablas? Si me siento demasiado bien, excelente diría yo, mejor que nunca.

- Son las 3:50 am Aitana, no quiero meterte en problemas con tu pareja.

- Vivo sola, ni si quiera le ha de importar, es más ni si quiera ah de saber dónde estoy, ah de creer que estoy en casa durmiendo después de llorar tres horas seguidas por su ausencia, jajaja vamos a bailar.

intenté pararme pero enseguida las piernas me fallaron, todo me daba demasiadas vueltas y justo cuando creía que iba a terminar con un enorme golpe contra el piso, sentí como Dylan alcanzó a tomarme por la cintura para evitar hacer el oso de mi vida en ese bar.

- Anda, vamos te llevaré a casa.
Me insistía mientras tomaba mi cintura y mi brazo derecho.

- No, jaja mañana es domingo, tranquilo. Vamos pidamos otra ronda.
Podía ver su enorme sonrisa ante mis negaciones de irnos, no parecía molesto y mucho menos borracho, solo un poco preocupado por mi estado y eso me divertía mas aún.

- No, ya no Aitana, es demasiado.

sacó dinero de su billetera, lo dejo en la barra y me levanto en su hombro.

- ¡Oye! ¿Qué haces? ¡Bájame, no quiero irme!

salimos del bar y me metió a su coche, una jeep café chocolate bastante hermosa por cierto.
- ¿Donde vives? Te llevaré a tu casa.

- No, porque me sacaste de ahí, la estábamos pasando bien, quería seguir bebiendo o olvidándo mi dolor.

intenté bajarme del coche pero tenía seguro, tomo el cinturón de seguridad y me lo puso, pasó sus ojos ámbar delante de mi, me seguían impresionando tanto lo familiar que se me hacían y lo tanto que me fascinaban.

- No Aitana, así no, eres demasiado hermosa para estar en un bar a esta hora llorando por un tipo que te trata de esa manera. ¿Donde vives?

- En los departamentos del rayversal, número 12.
Hablé ya rendida de luchar, mientras me envolvía en el sabor a alcohol, el mareo, las luces de la noche y esos ojos ámbar miel.

- Está bien, tranquila te llevaré a casa.

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