El Ojo del Señor Tenebroso

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El Ojo del Señor Tenebroso

Severus Snape estaba en el segundo piso de Hogwarts, mucho después de que cayera la noche de Navidad, llevando consigo un pergamino que había recibido de una lechuza perteneciente a Lucius Malfoy. Tenía la espalda contra la pared y se movía sigilosamente por la oscuridad como su fuese la noche misma, escondiéndose tras las armaduras y contando cuidadosamente los arcos de las puertas. Finalmente se detuvo y alzó su varita, consultando el simple mapa que Malfoy había dibujado con torpeza en el pergamino. Tenía que ser ahí, decidió, y tomó una respiración profunda antes de girar la manilla.

La habitación estaba oscura. Severus cerró la puerta tras de sí y alzó su varita para iluminar la habitación. La oficina de Minerva McGonagall estaba impecable y organizada. Los objetos en su escritorio estaban organizados de manera precisa. Miró alrededor y encontró una pequeña jarra junto a la chimenea que decía "Polvos Flu". Con cuidado de no mover nada en el sitio mientras caminaba, Severus tomó el polvo flu y lo bajó de la repisa en la que estaba antes de arrodillarse frente al fuego. Un pequeño tronco aún perduraba encendido, el fuego consumiendo en cenizas los últimos trozos de madera. Severus tomó el polvo de la pequeña jarra y metió su mano en la chimenea, su mano temblaba al dejar caer el polvo en el fuego y las cenizas.

Severus hizo exactamente lo que Lucius Malfoy le había ordenado que hiciera. Pensó en el oscuro corredor y los retratos que lo adornaban, la gran puerta de madera que tanto lo aterraba, y se imaginó la sensación de estar en presencia del Señor Tenebroso –esa inquietante sensación de náuseas de esta frente a algo demasiado peligroso. Pensó en la vieja silla de felpa verde y su olor, esa silla que el Señor Tenebroso siempre le señalaba para que se sentara durante sus "lecciones" y el sonido de la chimenea encendida, la forma en la que el fuego iluminaba las paredes de la habitación. Esa chimenea, eso era lo que necesitaba en su mente para poder cumplir con su deber –y se inclinó en las llamas verdes antes de meter su cara por completo en el fuego.

Cada vez que utilizaba los polvos Flu, Severus casi esperaba quemarse. Esperó por el dolor pero no llegó. Al contrario, parpadeó un par de veces y se encontró a sí mismo mirando directamente a los ojos del Señor Tenebroso, quien estaba de rodillas frente a él con una sonrisa similar a la de una serpiente.

-Ah, Severus... -dijo en una extraña voz- Veo que recibiste mi mensaje –El Señor Tenebroso juntó sus dedos, complacido.

-Sí, mi Lord –respondió Severus, sonando mucho más valiente de lo que se sentía.

-Me complace –dijo el Señor Tenebroso y se puso de pie, de manera que Severus tuvo que meter su cuello en el fuego para poder verlo- Tengo una tarea muy especial para ti y tú, mi buen muchacho, eres el único en quien puedo confiar para ver que se cumpla.

A pesar del miedo que sentía hacia el Señor Tenebroso, Severus sintió una oleada de orgullo correr por sus venas. El orgullo de que un mago tan poderoso y tan temido confiara en él era algo tan satisfactorio y tan adictivo, ver al Señor Tenebroso complacido.

-¿Qué necesita, mi señor? –Preguntó- Puedo hacerlo.

Su madre estaría tan feliz; Severus pensó en la forma en la que ella le sonreiría. Eso es lo que necesitamos, Severus, ¡eso es lo que necesitamos nosotros los Prince para volver a ganar nuestro estatus!

Él volvería a llevar la salud y el nombre a su familia, justo como su madre quería. Se probaría digno del título de Príncipe Mestizo y podría deshacerse del apellido Snape para siempre.

No había otra cosa que quisiera más que eso.

El Señor Tenebroso estaba a varios metros de distancia, en la sombra tras él, Severus pudo ver la vaga figura de algunos Mortífagos, incluyendo a Abraxus Malfoy y Orion Black, el par de hombres más cercanos a Voldemort. Se sentó en esa horrible silla verde y Severus vio la gran sombra de la serpiente, Nagini, moviéndose entre las patas de la silla, a los pies del Señor Tenebroso.

Los Merodeadores: Segundo AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora