Otoño

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Iniciaba el otoño en aquella ciudad tan congestionada de Lima, el clima seguía siendo cálido y hasta veces intenso. Kate, sumergida en la rutina sistemática de la capital, caminaba sus calles como tal alma moribunda, arropada de innumerables telas que se volvía imposible creer que no sudara con facilidad. Del trabajo a casa y viceversa, fines de semanas y días libres se los dedicaba a su compañero de vida: Netflix. No había nada interesante que decir de ella, excepto por su peculiar poder; el mismo que evitaba con frecuencia.   

Sus ojeras eran testigos de lo mucho que eludía dormir y así contenerse a viajar a universos alternos; sin embargo ya era hora de que pasara, el destino así lo había planificado secretamente.  Esa noche, de aquel domingo, tras ver toda una serie terminó domada por los brazos de Morfeo y finalmente entró a un sueño profundo.

Pasó lo inevitable, Kate había despertado en otro universo, pero esté terminaría dando un giro a su vida sin darse cuenta. Ella intentó ser taciturna por completo y asimismo tratar de pasar desperdiciada ante la mortalidad de aquel lugar, lo llamaba su otro poder sobre natural: ser invisible

No muy distante se encontraba Paola, quien inevitablemente no pudo contener su mirada para dirigirla hacía Kate. Era un parque, con un clima un tanto frío, arboles con unas cuantas hojas caídas y un sol algo opaco. 

kate, por suerte se encontraba bastante abrigada, mientras que Paola vestía unas vans ol skool negras, un pantalon jean negro algo roto, una franela blanca, un saco con capucha que hacía juego con su color oscuro de vestir; dentro de tanta apariencia parda, se podía notar sus grandes ojos café los cuales parecían haberse perdido en la intrusa de universos. Paola sabía perfectamente que eso era Kate. 

Sin explicaciones y con tal atrevimiento que caracterizaba a Paola, se fue acercando a Kate, quien tímidamente esperaba en una banca para despertar de aquel sueño.  Las palabras textuales de esta seductora ante el acercamiento fueron: 

- "Nena, ¿te perdiste?" 

Kate, asustada hasta los cojones, impresionada de su falla de poder al tratar de ser invisible, levantó muy lentamente la mirada para observar quien le había dejado en descubierto; sus ojos pequeños que se encontraban protegidos tras sus gafas grandes, se quedaron fijamente perdidos en los ojos de Paola, sin palabras, sencillamente quedó congelada la pobre. 

Ante la situación, Paola insistió bruscamente. 

- ¡Hey! ¿te perdiste, pregunté?  

Casi tartamudeando, Kate respondió ante la aborrecible personalidad que frotaba sobre la apariencia y el tono de voz de aquella joven. 

- No, estoy bien.

Paola, al escuchar la respuesta, dio media vuelta para retirarse como quien no le importase en lo absoluto, mientras lo hacía dijo entre dientes: 

- Que bien, entonces no te ayudaré a volver a tu universo. 

Impresionantemente, Kate casi boquiabierta, intentó impedir su partida tomándole de la muñeca. Paola, con la expresión de quien gana una apuesta, volteo y mientras le miraba a los ojos dijo en tonó molesto. 

- No volverás a tu universo tocándome, así que no lo vuelvas hacer.    

Apenada, Kate soltó rápidamente la muñeca de la obstinada mujer, acompañando el gesto con unas disculpas. Paola, de una forma bipolar dejó escapar una sonrisa, haciendo entender a la despavorida que era broma. 

Tras la incomoda situación, Kate preguntó 

- ¿Sabes quién soy? o ¿cómo he llegado aquí? 

P - Claro, se te nota

K -¿Cómo que se nota? nunca antes me han notado, suelo pasar desperdiciada.

P - Tu brillo te delata, pequeña saltamontes. 

Kate, no supo si aquello era un insulto o qué era; por lo que no tuvo respuesta similar más que ir al grano y preguntar. 

- ¿Cómo puedo volver? o al menos ¿cómo puedo hacer para evitar estos viajes? 

P - ¿ No quieres visitarme nunca más?  preguntó en negación Paola con todo de seducción nato que tenía. 

Kate, comenzaba a inquietarse ante la posible bipolaridad que trasmitía Paola. Sin respuesta, Paola le tomó de la mano y en pleno halon le dijo: 

- Ven, para mostrarte cómo volver.   

Honestamente Paola solo quería engañarla para así poseer su alma, ya que en el brillo había notado esa pureza que tanta vida le podía dar. Sin embargo la pequeña saltamontes no se expresó tan ingenua después de todo y, exaltada, preguntó:

- ¿ A dónde me llevas?, No me das confianza. 

Paola se le acercó, como quien pudiera besarla, fijamente penetró su mirada en la de ella, (evidentemente utilizaba sus ojos como plan de seducción ante la pequeña que ya parecía estar envuelta); y le dijo: 

- A mi, más que a ti te conviene irte, así que vamos.   

Congelada ante la situación, Kate solo cedió. Caminaron por unos minutos por el parque, el cual solitariamente parecía interminable; arboles tras arboles y era inconcluso el lugar de llegada. Paola se detuvo ante una pared de ladrillos enorme, miró a Kate de arriba abajo y le dijó:   

- ¿Por qué eres enana? 

ofendida, Kate solo preguntó

- ¿Existe otra forma de pasar al otro lado del muro? 

Tosca, respondió Paola

 - Si lo hay, no lo conozco. Este es el más rápido.

Paola terminó por ayudar a Kate a pasar el enorme muro, al llegar a la sima, Paola saltó dejando a Kate arriba... la jovencita temía saltar. 

Paola: -¡Salta miedosa! 

Kate, sumergida en el vértigo, cerró los ojos y sacó fuerzas de donde no tenía para arrojarse como si fuese un hoyo negro, pensando que así volvería a despertar. 4 metros de muro parecían interminables, Kate solo caía; terminando en los brazos de Paola y aplastandole ante el pasto. 

Quedando piel con piel y,  nuevamente atrapadas en el juego de miradas, Kate con piel roja, avergonzada por la situación intentó bajarse del cuerpo de Paola, sin embargo esta con su fuerza impidió absolutamente esa idea, mientras que aprovechaba el hecho de tenerla tan cerca, dijo: 

- El universo te arrojó a mis brazos. 

Paola, acercándose muy lentamente  a los labios de Kate; pero esta inexplicablemente se espuma terminando por  desaparecer completamente de aquel universo.  Había despertado de aquel sueño .  

En la cama, Kate no entendía nada de lo que había ocurrido, sin embargo no podía sacar de su mente aquellos ojos. Estaba convencida que tenía que volver para entender que era eso. Paola por su lado, enfurecida por no aprovechar la oportunidad de apoderarse de aquella alma, solo había dado por perdida a la pequeña saltamontes. 

Tú tan Luna, yo tan LobaWhere stories live. Discover now