Silencio y calma

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Un amanecer común, Kate de camino a su trabajo con la monotonía que caracterizaba sus días; a diferencia que esta vez en su cabeza se encontraban fotográficamente esos ojos penetrantes de su ultimo viaje. Luego de eso se hacía tantas preguntas: ¿Cómo sabía que yo no era de ese lugar? ¿por qué me quería ayudar? ¿Ella sabrá cómo puedo dejar de hacer estos viajes?... Era más un cuestionario que un ser humano, ella sabía que tenía que volver para poder tener las respuestas que tanto carcomían su andar. 

La semana pasaba y la ansiedad de Kate era más grande, llegó el fin de semana y pensó que era el momento; ¿cómo hacer para toparme con ese mismo universo? (se preguntaba). Decidió creer en su fuerza interior y dormir con tal ganas para poder caer con suerte en el mismo; ella no creía en la suerte hasta ese día. 

Finalmente funcionó, al dormir viajó directamente al universo de Paola, pero su suerte no era tan perfecta; efectivamente estaba en el lugar, ahora tenía que buscarla. Comenzó a preguntar a los mortales si habían visto a la susodicha, daba las características físicas tan detallada que sorprendería encontrar en qué momento pudo grabarse tanto de aquella mujer. Tras tanto ajetreo por encontrarle, Kate se detuvo por un instante y pensó estoy relacionándome con las personas, ¿qué me ocurre? confundida y algo derrotada de su principal idea, se echó en una banca. Con la cabeza abajo y los hombros caídos, sintió como a su lado alguien se habían sentado; miró al costado y detalló esos jean rasgados que arropaban una pierna delgada y notó por los orificios esa piel pálida que no pudo olvidar. Demoró en levantar la mirada, antes de que lo hiciera escuchó la voz de esta persona que le decía: ¿Por qué te demoraste tanto?.

Efectivamente se trataba de Paola; quien se acomodó en la banca colocando su brazo tras el espaldar de Kate, está levantó la mirada y quedó en silencio, no creía lo que pasaba. Paola continuó: Aún quieres mi ayuda, por eso has venido. Kate afirmó con la cabeza. 

Paola tomó de la muñeca a Kate sin ninguna delicadeza, ella solía ser tosca para casi todo; y la haló diciéndole: Vamos que esta vez es más tarde. La viajera no entendía, pero tras su interés de conocer las respuestas, le siguió. En esta ocasión, Paola no la llevaba al mismo lugar, Kate se dio cuenta y detuvo el caminar apresurado en el que estaba siendo arrastrada. Espera ¿dónde está  el muro? exclamó. Esta vez no te dejaré caer tan alto, conozco otra entrada; respondió Paola. 

Caminaron y caminaron durante una decena de minutos, el parque ya estaba por perdido, ahora se encontraban en una calle con paredes ilustradas, parecía ser un lugar cultural lo cual llamó inmediatamente la atención de Kate; en las paredes habían mensajes abstractos y ante su instinto curioso ella quería parar; sin embargo la rudeza de Paola no le dejó. 

Llegaron a una  extensa escalera, la cual subieron hasta la cima. En lo alto de ese lugar Paola se sentó e invitó a Kate que se sentase, ella, absorbida por el miedo que tenía, obedeció. En ese instante todo fue silencio absoluto, Kate cada vez más se confundía, y para romper su confusión, preguntó: ¿Se supone que....? - Se supone que debes guardar silencio. Respondió Paola.

Kate sintió que los minutos se volvían horas, nunca fue alguien de esperar, la ansiedad siempre le carcomía. Tras su inquietud, intentó ponerse de pie para marcharse. Paola le tomó la muñeca de nuevo (parece que se estaba convirtiendo en su actividad favorita) y dijo:

P - Así de impaciente no podrás llegar a ningún lado. 

K - Es que no entiendo nada. No sé quién eres, qué quieres de mi y mucho menos sé si realmente me quieres ayudar a entender lo que pasa. dijo algo alterada Kate. 

P - Estamos aquí para lograr que te tranquilices, tu brillo se está cerrando en la negación. No te das cuenta, pero puedo ver en tu aura tanta preocupación y así no será posible ayudarte

Kate confió en las palabras de Paola, aunque eso no respondía en lo absoluto a sus respuestas. Tras unos minutos de calma absoluta, el aura había cambiado. 

P - ¿Te das cuenta de la diferencia? 

K - Vivo en constante ajetreo, primera vez que experimento esta sensación. 

P - A veces es todo lo que necesitamos. 

K - Sí, pero aún tengo tantas preguntas.

Paola volteó y fijó su mirada ante en rostro de Kate, dijo: 

P - A ver, dime.

K - ¿Quién eres y por qué quieres ayudarme? 

Evidentemente Paola no quería ayudarle, solo quería consumir su alma pura para mantenerse como lo ha hecho hasta ahora, sin embargo le impedía esa intranquilidad de Kate. Paola volteando la mirada como quien miente, respondió con otra pregunta con gesto de seducción nato: 

P- ¿Crees en las señales del destino? 

K -  Es difícil no creer en cosas así cuando cada sueño despierto en universos alternos

P- Tiene mucho sentido. El caso es que por alguna extraña razón estamos aquí ahora; tal vez esa razón nos beneficie a ambas. 

K - Quiero entenderte. 

Kate y Paola se quedaron mirando por unos minutos, ambas atrapadas en el juego de mirada. Kate volvía a brotar ese brillo y Paola evidentemente se daba cuenta que su plan estaba funcionando; se le acercaba muy lentamente, hasta el punto de poder sentir en sus labios su respiración. Kate confundida y nerviosa se dejaba llevar por aquellos ojos penetrantes, sin embargo tomó fuerzas ajenas y volteó, respiró profundamente y dijo: 

No sé a dónde quieres llegar con esto, mejor dime cómo volver.  

Paola respondió ¿Qué tendré a cambio? 

K - ¡Eso! ahora admites que me ayudas por interés. ¡Bien! ¿Qué quieres? 

Paola tratando de remendar su error, dijo: No es lo que quise decir, solo me dejé llevar por el momento. Tomó su mano y, acompañada de un jalón, la obligó a acercar sus cuerpos. Estando piel con piel, la seductora sabía que no podía obligar a que el beso pasara porque así no funcionaría su plan, ella sabía muy bien que tenía que fluir, sin embargo estaba perdiendo la paciencia. Puedes solo dejarte llevar, dijo mientras mantenía la cadera de Kate arropada entre sus brazos... Kate nuevamente despertó, volviendo a su universo. Pero esta vez Paola se había quedado segura que volvería, que solo tenía que mejoras sus estrategias para poder poseerla.  Kate, por su parte, despertaba sumergida en sudor y dudas, con una máxima ansiedad de volver a verle. 

Tú tan Luna, yo tan LobaWhere stories live. Discover now