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NARRADOR OMNISCIENTE

Nayeon suspiró al escuchar que la llamaban para tomar el lugar en su auto, Momo la observó fijamente mientras se alejaba, aquellas palabras le habían dolido - Y tú me gustabas - es como si hubiera perdido a Nayeon y ella de cierto modo ya lo sabía. Observó como Nayeon se subía a su auto y un chico se apoyaba en su ventana para darle algunas indicaciones, el GPS ya estaba instalado en su auto y ahí saldría el circuito de aquella carrera, el premio mayor eran cien mil dólares en efectivo y un contrato directo para participar en una carrera que se daría en Los Ángeles. Momo se acercó a la mesa donde estaban todos los que trabajaban con Nayeon, tenían puesta una cámara dentro del auto de Nayeon y fuera donde se veía el recorrido que ella tomaba, desde ahí podían hablarle y Nayeon a ellos, en la pantalla Momo pudo ver como Nayeon se acomodaba en su auto, se ponía su cinturón de seguridad y apretaba algunos botones que Momo no sabía muy bien para qué. El nerviosismo y la ansiedad se apoderaron de las dos... Le pidieron a Momo sentarse al lado de uno de los principales de Red Bull y le tendieron unos audífonos para que pudiera escuchar todo que lo se decía en el auto y también pudiera hablarle, si así queria.

- Ayúdame a ganar esto, papá - susurró Nayeon.

Momo lo entendió claramente y su corazón se apretó al escuchar aquellas palabras. El pito inicial sonó y los autos arrancaron, detrás del Lamborghini negro que encabezaba hasta ahora la carrera había un Bugatti de un corredor italiano. Momo sentía su corazón latir con fuerza, apretó sus manos bajo su barbilla mientras apoyaba sus codos en la mesa y veía por la pantalla. Nayeon nunca dejó de verse hermosa y sexy al correr, todos los que veían por aquella pantalla estaban embobados ante tal mujer, incluso Momo, o mejor dicho... Momo aún más.

Dos autos rebasaron a Nayeon por los costados y ésta maldijo por lo bajo, pero algunos en la mesa sonrieron por su comentario, no les preocupaba que Nayeon perdiera, estaban hechizados con su pasión cuando corría.

- Tú puedes - susurró Momo, no recordaba que tenía el micrófono muy cerca de sus labios.

- ¿Momo? - Momo abrió los ojos de golpe y recordó que ella la había escuchado, Nayeon también se asombró al escuchar su susurro retumbar en aquel auto.

- Ehm, sí. Concéntrate Nayeon, tu puedes... Sé que puedes - dijo la empresaria.

Nayeon asintió y apretó el volante, agarró la palanca de cambios y el auto cobró mucha más velocidad. El primer auto a rebasar era un Maserati manejado por un alemán. No pasó mucho tiempo cuando Nayeon tomó posición en el segundo lugar, quedando solo frente a ella el Bugatti.

Nayeon lo rebasó en una curva que el italiano no pudo manejar muy bien, era Corea y Nayeon siendo la local tenia ventaja en cuanto al circuito pues conocía bien ese lugar, ella ya había corrido ahí. Al tomar el primer lugar nuevamente Momo sonrió mientras que todos los chicos que estaban con ella chocaban la mano entre sí y se decían algunas cosas.

Volvió a sorprender a todos siendo la primera en llegar de vuelta a donde todos estaban, los aplausos y gritos de la gente no se hicieron esperar. Nayeon bajó de su auto y todos los chicos, junto con Momo, salieron de la carpa para recibirla.

Momo se reservó un poco más esta vez aunque su efusividad y emoción la tenían a punto de lanzarse encima de Nayeon de nuevo. Esperó a que todos la felicitaran y cuando encontró el momento justo se acercó a Nayeon...

Momo: Hey, felicidades...

Nayeon volteó a mirarla y sonrió ampliamente haciendo que las piernas de Momo fallaran por unos segundos.

Amor sobre ruedas ( NAMO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora