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Nayeon POV

Los meses habían pasado y todo me parecía tan irreal, yo había vuelto a la total normalidad... aún no conducía pero entre entrevistas y sesiones de fotos mi situación económica se mantuvo estable y mucho mejor que antes. Era el mes de diciembre y la navidad se acercaba. Jinsoul, Momo y yo habíamos decorado el apartamento de tal manera que se veia totalmente acogedor y navideño, nuestras vidas eran la definición exacta de perfección y, lo único que me preocupaba ahora, eran los regalos.

Momo: ¡Nabong! - gritó desde el cuarto.

- ¡Ya voy!

Dejé el libro que leía en la mesa de la sala y camine hasta la habitación, al pasar por la de Jinsoul, ella seguía durmiendo plácidamente lo que me hizo sonreír.

- ¿Sí?

Momo: Mi madre quiere que confirmemos lo de la cena por navidad en su casa, ¿le dijiste a tu familia?

- Sí, ellos irán - sonreí y me recosté en la cama.

Ella sonrió de vuelta y tecleo algo en su teléfono para luego dejarlo sobre la mesa y caminar hasta la cama. Se recostó boca abajo y se apoyó con sus codos, bastante cerca de mi. Yo le sonreí y acaricié su rostro con mis dedos suavemente. Al mirarla tan atentamente me di cuenta de lo hermosa que era, aunque ya lo sabía. Pero ella era perfecta, sus ojos, sus cejas, su cabello, su nariz, su mentón, sus mejillas y, mi favorito, sus labios. Miré con mucho detalle cada rasgo, queriendo guardarla en mi memoria para siempre...

Momo: No hagas eso. - susurró.

- ¿Qué?

Momo: Verme de esa manera... - tapó su rostro con sus manos.

- ¿No te gusta que te mire?

Momo: No es eso... - bajó sus manos y sonreía - Es solo que... nadie me había visto así nunca. Tus ojos brillan más de la cuenta cuando lo haces y puedo ver tanto en ellos. Es encantador y hace que mi corazón se vuelva como loco.

Sólo sonreí y me acerqué más a ella juntando nuestros labios en un beso suave y lento. Cómo quien besa sabiendo que habrá más. Yo le había entregado mi vida a Momo y no podía estar más segura en otro lugar que no fuese ella. Había soñado infinidades de veces en un amor que me hiciera sentir bien, pero jamás había imaginado que sería de esta manera. Esto más que bien, resultaba perfecto. Ella había logrado desequilibrarme y centrarme al mismo tiempo y eso muy pocas personas lograr hacer.

- Cuando te conocí - empecé a decir al romper el beso - Me gustabas tanto... Cuando llegué a tu empresa me maldije por tener que ir a el lugar con la dueña más sexy - ella rio - Estuve a punto de entrar en pánico varias veces y Mina siempre me calmaba diciendo que no podías ser totalmente heterosexual... Pero incluso así yo nunca imaginé poder tenerte de esta manera.

Momo: Cuando tú fuiste a mi oficina, yo ya te conocía. - vi cómo se ruborizó y capturó toda mi atención.

- ¿Cómo?

Momo: Una vez fui a una carrera callejera. Sana me convenció de ir porque debíamos divertirnos esa noche. Recuerdo haberte apostado como ganador, sin saber que eras tú, solo me gustaba tu auto - sonreí - Tú ganaste ese día y cuando te bajaste quedé totalmente encantada contigo. Recuerdo haberme cuestionado mi sexualidad esa noche y ni siquiera me hablaste, pero quise tenerte. Luego no volví a verte y cuando estuviste en mi oficina te veías tan.... Dios. - reí.

- O sea que sabias que yo no era una profesional... - Ella asintió - Y también sabías que esas medallas y trofeos tampoco eran míos.

Momo: Oye - me golpeo el brazo - eso no lo sabía.

Amor sobre ruedas ( NAMO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora