Capítulo IV: La jugada de Sasuke.

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Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

—Naruto-niisan— su hermana estaba hincada frente a él, mirándolo indecisa. Él estaba sentado en la orilla de su cama, pensando en que no debería aprovecharse de la inocencia de su hermana.

—Hinata-chan— perdió el aliento cuando la pequeña boca de su hermana lo cubrió, casi por completo. 

Sintió una pequeña gota de sudor recorrer su frente, los ojos perla de Hinata lo miraban fijamente. Su miembro endureció nuevamente con esa simple acción. 

—Niisan— Naruto no logró resistir un minuto más, terminó descargando su esencia dentro de la pequeña Hinata. 

Ella lo recibió gustosa, llenando sus mejillas y pasando el líquido por su garganta.

—Hinata— todo en él daba vueltas, acababa de experimentar un orgasmo. O al menos eso creía, esa era su primera vez después de todo.

—Me gustas mucho Naruto-niisan— Hinata limpió sus labios. Una linda sonrisa adornaba su rostro.

Despertó sobresaltado, lleno de sudor y con una gran erección entre las piernas. Hace mucho tiempo que no tenía un sueño húmedo, y lo peor no era el sueño, le daba vergüenza que fuera con su hermana. Estiró su cabello con desesperación, estaba cansado de pensar en su hermana de una manera que no era correcta. Ni siquiera estaba seguro de cuando empezaron esos sentimientos. 

Se levantó de su cama de un salto, dispuesto a tomar una ducha fría y a usar su mano para aliviar el malestar, que inconscientemente, Hinata había provocado. 

El agua lo ayudó a alejar los malos pensamientos, pero no había logrado que volviera a conciliar el sueño. Se sentía frustrado de cierta manera. Devuelta en su cama, decidió ir a la cocina por un vaso de leche. Su madre lo había acostumbrado desde pequeño a tomar leche y galletas para dormir cuando no lograba hacerlo. 

Pensar en su madre lo hizo suspirar de tristeza cuando bajaba las escaleras, la extrañaba demasiado. Hinata se había convertido en el sustituto de una mamá para su hermana Hanabi, pero él no tenía algo así. No podía ver a Hinata como a una madre, a pesar de que a veces también actuaba y lo protegía como una. 

Encendió las luces al llegar a la cocina,  brincó al al ver a Hinata ahí, sentada en un banco y bebiendo un vaso de leche. Su hermana dejó el vaso en la mesa, por las comisuras de sus labios escurrió un poco de leche. Eso le recordó su sueño, pasó saliva con dificultad y se obligó a sí mismo a pensar en otra cosa. Hinata lo observaba curiosa, preguntándose qué hacía su hermano despierto a esas horas y con el cabello húmedo. 

—¿Qué haces aquí?— gritó Naruto en voz baja. Sus ojos no se apartaban de los labios rosados de Hinata, ella pareció notarlo y se sonrojó al darse cuenta de que estaba llena de leche. No tardó en limpiar rápidamente su boca, para alivio y desilusión de Naruto.

—No podía dormir, vine por un vaso de leche.

El rubio bajó la mirada y se dirigió al refrigerador, se sentía avergonzado solo de estar frente a Hinata. Su pobre hermana no tenía idea de los turbios pensamientos de su hermano mayor. 

Sentimientos incorrectos.Where stories live. Discover now