16.

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Encanto.

Mark comenzó besando lo poco del cuello que el collar de Donghyuck dejaba ver, a penas unos centímetros debajo de su mandíbula, hasta perder un poco su nerviosismo, comenzando a succionar y lamer la piel del chico, acercó más el cuerpo de Donghyuck al suyo, el omega ajustó más el agarre de sus piernas, jadeando, permitiendo que el mayor recorriera más los muslos de Donghyuck con sus manos, yendo hacia la parte interna, subiendo por estas, rozando un poco la entrepierna del omega, para luego seguir subiendo, acariciando sus glúteos.

Mark dejó un brazo sosteniendo el cuerpo de Donghyuck, mientras el otro subía por debajo de la remera del omega, voltendose mientras lo llevaba hacia la cama.

Dejó a Donghyuck sobre esta, separándose de él para quitarle la remera (su remera), para seguir con los besos por sus clavículas, dejando marcas hasta llegar a uno de los pezones de Donghyuck, que también beso, lamió y succionó para placer del omega.

Al continuar con el otro, Mark alzó la vista un poco para ver el rostro de Donghyuck, totalmente ruborizado, con los ojos cerrados y los labios entre abiertos, con el pelo revuelto y una expresión algo desesperada, necesitada.

Con sus manos, Mark delineó el cuerpo delgado y frágil de Donghyuck, enganchando sus dedos bajo el elástico de los pantalones y calzoncillo, tirando hacia abajo, deshaciéndose de ambas prendas, dejando a Donghyuck desnudo sobre las sábanas.

El pelinegro no pudo evitar alejarse un poco, deteniéndose para ver el cuerpo del omega debajo suyo, como admirando su obra.

Aunque lo sentía más como su propiedad. Su lobo pedía reclamarlo, aunque la parte humana de Mark decía que era muy pronto, pero concordaba con sus sentimientos.

En ese momento sintió que Donghyuck era suyo, que le pertenecía, que era su omega.

Al ver que Mark se había detenido, Donghyuck abrió los ojos para mirarlo, haciendo contacto visual con el mayor automáticamente, sonrió al ver el brillo con el que el otro lo miraba.

— No es justo que yo no pueda verte de esa misma manera — Dijo, irguiendose para quitarle la ropa a Mark, aprovechando para tocar todo el abdomen marcado, para luego seguir por su pecho, hasta pasar la prenda sobre su cabeza.

Se acercó a Mark, oliendo su cuello, inhalando su aroma a café y pino, más fuerte que antes, lo embriagaba, frotó su rostro contra el mismo, dejando algunos besos rápidos, mientras bajaba su ropa interior.

Al quedar ambos desnudos, Donghyuck pasó sus manos por los hombros de Mark, subiendo por su cuello hasta tomar sus mejillas, sintió la temperatura de estas y sonrió, mirando directamente a los ojos de Mark.

Sin dejar de mirarlo, Donghyuck subió sus caderas, rozando su miembro con el de Mark, intentando ahogar sus gemidos para escuchar los bajos, casi vergonzosos, de Mark.

— Entra, alfa — Pidió, necesitado.

Mark pareció quedarse en blanco.

Donghyuck comprendió.

— Nunca lo has hecho con un hombre — Afirmó, y el otro sonrío con algo de vergüenza.

Donghyuck pudo ver lo tierno que era el mayor.

Separó una mano de la mejilla de Mark para apoyarse sobre una de las que el otro tenía sobre sus caderas, guiándola hacia su espalda, bajando por sus glúteos hasta llegar junto a su entrada, húmeda, caliente, goteando de su lubricante natural. Separando dos dedos de la mano de Mark, y acercándolos más a su interior.

— Entra... — Pidió de nuevo.

Introdujo dos dedos en Donghyuck con lentitud, la entrada se estrechó al rededor de estos, Mark comenzó a retirarlos y volver a meterlos, varias veces, recibiendo gemidos bajos por parte del omega, el movimiento fue cada vez más rápido.

DELTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora