25.

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Nuestra realidad.

Mark se confundió al despertar y ver a su alrededor.

Todo lo que lo rodeaba era negro, y parecía no haber nada más que suelo, sintió la textura de lo que parecía pasto, pero no lo veía.

Se levantó del suelo confundido, despacio, viendo hacia todos lados.

Frunció el ceño.

Un aullido a su espalda lo hizo voltear, abriendo sus ojos en demasía al ver a un lobo enorme detrás de él.

Dió un paso hacia atrás por el susto, pero el animal avanzó un paso hacia él.

Ladeó la cabeza, viendo que el lobo hizo lo mismo, haciendo que sus oscuras orejas se balancearan hacia un lado.

Miró al animal a los ojos, viendo los mismos que encontraba en el espejo.

— ¿Eres mi lobo? — Murmuró el pelinegro.

Un ruido un poco más lejos lo hizo voltear, el lobo alzó las orejas, viendo más allá, un ruido como llanto surgió del animal, y Mark pudo sentirlo en su pecho también, haciendo que bajara sus ojos hacia el mismo.

Sintiendo a su lobo querer ir hacia allí, comenzó a avanzar, no tardó muchos pasos en distinguir un cuerpo, acostado de lado, de espaldas a él y de cabello rubio cálido.

Su corazón comenzó a acelerarse.

Unos pasos más tarde ya estaba corriendo, deteniéndose a un paso del cuerpo en el suelo.

— D-Donghyuck...

Su mente se bloqueó un segundo, y el miedo comenzó a inundarlo.

Intentando calmarse, recordando sus clases de primeros auxilios y lo que debía hacer si encontraba a alguien inconsciente, se arrodilló a su lado, acercó su mejilla hacia el rostro del otro, para sentir su respiración mientras veía el movimiento de su pecho, tomando por debajo de su muñeca para sentir el pulso bajo sus dedos.

Cuando se aseguró que su pulso y respiración eran normales, que Donghyuck sólo estaba dormido, se permitió moverlo, cuando una gota cayó sobre la camisa que Donghyuck llevaba puesta se dió cuenta que estaba llorando.

Lo giró para sostenerlo en brazos, moviendo su cuerpo y tocando su rostro, llamándolo.

Vió al omega batir sus pestañas antes de abrir los ojos.

Mark sonrió, Donghyuck tardó un segundo en hacer lo mismo.

El pelinegro quiso decir algo, pero no tenía palabras ni voz, así que sólo lo abrazó, apretándolo contra sí, para luego comenzar a dejar besos por todo su rostro hasta llegar a los labios de Donghyuck, concentrándose en ellos.

Las manos de Mark bajaron de la mandíbula de Donghyuck, encontrando la piel de su cuello.

Separó el beso para mirar, intentando creer.

— T-Tu collar.

Donghyuck sólo sonrió, asintiendo, con un par de lágrimas en los ojos.

— Te dije que te avisaría — Murmuró, con el rostro demasiado cerca del de Mark, haciendo sus labios se tocaran al hablar.

El mayor sonrió, besando sus labios de nuevo, para luego bajar hacia su cuello, besando y mordisqueando un poco su piel, haciendo reír a Donghyuck.

Mark se alejó un poco para mirar los oscuros ojos de cachorro del otro.

— Quiero marcarte ahora... — Murmuró.

El rostro de Donghyuck cambió, borrando su sonrisa para dejar una expresión penosa.

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