『 Valiente 』

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« Gay  »
« Dícese de todo hombre que sienta atracción
 emocional, erótica
 y romántica 
hacia los de su mismo género »

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Recuerdo que desde que era muy pequeño, quizás, desde que nací, muchas mujeres estaban alrededor mío, muchas mujeres eran bajo mi consideración importantes y buenas influencias para mí, desde mi llegada al mundo hasta el presente. Mi amorosa madre, mi abuela, mis buenas profesoras, mis compañeras del jardín infantil, en fin, no quiero decir que no tuve ni tengo amigos y hombres cercanos actualmente, por supuesto que no. Pero no niego que crecí bajo el cuidado de muchas mujeres, tal vez es por ésto que muchos me han catalogado de ser "tan sensible cómo una chica" o "demasiado llorón para ser un hombre", e incluso me trataron de femenino. En fin, de alguna manera ésto conllevó a que las personas que me rodearan, todas, dijeran lo mismo alguna vez, y es que para las personas, yo era un imán de chicas.

No es por presumir, pero desde primaria hasta el año pasado, muchachas de mi edad me consideraban atractivo, algunas de ellas me declararon su amor. Por mientras, los chicos siempre me reclamaban ésto, otros sólo se reían y me aludían. Aunque absolutamente ninguna me atrajo, bajo mis ojos sólo las podía querer cómo buenas amigas, pero nada más, y fue así hasta mis actuales diesciséis —es decir, el presente—. De cualquier manera, siempre sentí que me daba lo mismo y trataba de no darle muchas vueltas al asunto.
Hasta ahora.
Fue que llegó un momento en el que me empecé a sentir más y más preocupado, me preocupaba el hecho de que todavía no me había enamorado o siquiera atraído de alguna compañera de clase, habían chicas lindas y todo eso, pero por cosas de la vida, no sentí ni siquiera una atracción fuerte, nada de eso, ni siquiera con Uraraka, todo el mundo tomaba por hecho que ella y yo eramos algo más que solo amigos, probablemente por el hecho de que más de una vez me acompañaba a casa después de las clases, o cómo a veces la descubría mirándome en silencio mientras yo escribía. Yo siempre creí que éramos amigos y nada más, aunque, quién sabrá lo que ella pensaría... Terminaba por tratar de olvidar el asunto y sacarlo de mi cabeza. Sólo me concentraba en mi meta de ser cómo mi ídolo de toda la vida, All Might. Todo eso era lo que me importaba.

Las veces en que salía ese tema de conversación, mi mamá siempre decía lo mismo, que solo no encontraba a la persona correcta y que tarde o temprano lo haría. Mae convencía que no era hora para que llegara la chica ideal, que tarde o temprano vendría a mí. Yo simplemente me resignaba, y creía en sus palabras, después de todo, era mi progenitora, sabía de lo que estaba hablando. Y había sido así, hasta éste año.
Llegó el periodo en donde quedé finalmente en la academia U.A, en la que estudio en el presente. Y, apareció él.

Al inicio de clases no le prestaba demasiada atención, y en realidad, sabía muy poco de él además de lo básico, no era cosa rara si considerábamos que no hablaba con casi nadie, su personalidad era totalmente antisocial y sólo hablaba cuando era necesario.

Su nombre era Todoroki Shoto, poseía el increíble don de manipular a su antojo los elementos del hielo y el fuego, era silencioso y frío, y era hijo de Endeavor, el famoso héroe del fuego. Sin lugar a dudas era el chico más popular entre mis compañeras de clase, quizás de todas las muchachas que estudiaban dentro de la academia. ¿Y cómo no? Es apuesto, tenía dos poderes en vez de uno, que, al combinarlos, llegaban a convertirlo en un rival devastador, su personalidad callada y misteriosa llamaban la atención y despertaban curiosidad a todo que lo viera de lejos, inclusive la mía. Pero fue más que eso lo que me llamó la atención, lo que realmente me dejó inmerso fue cuando lo conocí realmente, cuando vi quién era en realidad, ese día en que me enfrenté a él.  En el momento en que lo conocí de verdad, cuando luché con él durante el periodo del festival deportivo, quizás fue ahí cuando atrajo toda mi atención. O tal vez fue incluso mucho antes, no lo sé, nunca estuve muy seguro.

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