23. Horrocrux

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Harry acaba de tener una reunión con Dumbledore. Decir cual de los dos estaba más disgustado con el desenlace de la misma era prácticamente imposible, las cosas no habían ido como ninguno de los dos esperaba. Y si bien Harry no pensaba hacer lo que le había pedido también estaba seguro de que él haría lo que quisiera también. 

A Dumbledore le había faltado poco para decir que Harry estaba loco. Al parecer podía derrotar a un señor oscuro porque lo decía una profecía pero convencer a Voldemort de que reabsorba sus horrocrux estaba más allá de sus capacidades. Y con cara de pena y comprensiva, como diciendo "se por lo que estás pasando" le estuvo mirando buena parte de la reunión, pero Harry no había estado dispuesto a ceder y al final se había ido con las palabras de Dumbledore siguiéndole por la espalda: " Cuando veas que no renuncie a su mortalidad, te estaré esperando mi niño".

Pero analizando la conversación, parecía que iba a ser Dumbledore el que se iba a encargar de coger los horrocrux e incluso destruirlos. Harry se había negado a hacerlo y podía afirmar que no había estado muy contento con su decisión, su mirada en ese momento había sido reprobatoria. Por eso, había sentido la necesidad de defenderse, le había explicado por activa y por pasiva que no quería tener nada que ver con eso, porque para Harry destruir los horrocruxes era como matar 6 veces, bueno 5 si se descontaba el diario. Sería como matar a Voldemort 6 veces antes de darle el golpe final y él ni siquiera quería matar al dueño de cada una de esas partes, él no quería ser un asesino, aunque fuese el asesino de alguien que ha atormentado al mundo mágico. Al fin y al cabo había comprobado de primera mano que esos objetos al contener una parte del alma tenían conciencia, que realmente existían y no eran únicamente simples objetos. De hecho, esa había sido la base de la teoría que le habían planteado a Voldemort aquella vez en el bosque. Desde entonces no sabía nada de él, no sabía si era buena o mala señal, si lo estaba pensando o no, aún así no tenía muchas esperanzas, sabía que la probabilidad de que lo escuchase era nula.

Contarle lo sucedido a sus amigos y su novio había sido fácil e incluso breve, hacía meses que perseguían ese objetivo y que le apoyaban aunque no estuvieran 100% convencidos. Pero después de todo, en una situación tan atípica como en la que se encontraban dudaba de que alguien tuviese la solución correcta, cualquier cosa podía salir mal y acabar desencadenando en su muerte y ahora más que nunca no quería morir. Tampoco quería perder a ninguno de sus amigos, la guerra ya le había quitado a demasiadas personas. 

Si la teoría de Hermione era cierta, los horrocruxes se habían llevado casi la totalidad de la cordura de Voldemort y si fundiese su alma en una sola a parte de ser mortal debería de recuperarla, pero a partir de ahí estaban perdidos. Harry había visto escenas de Voldemort siendo Tom antes de que dividiese su alma y no podía decir que estuviese del todo cuerdo de entrada, no había compartido sus dudas con ellos pero... realmente Tom parecía tener una gran facilidad para embaucar a quienes le rodeaban bajo la imagen de un prefecto formal, inteligente, guapo, servicial y sumamente educado, pero realmente, ¿cuánto era fachada y cuánto era real? pensó en más de una ocasión. Era imposible saber la respuesta y en realidad todo dependía de ella. Que permaneciera con vida después de que en el hipotético caso Voldemort recuperase su alma dependía en gran parte de la cordura de Tom.

Por desgracia, no pensar en su futuro no había funcionado demasiado bien desde que Matt había llegado, le había hecho repetirse una y otra vez: "Quiero y seré profesor, puedo hacerlo", parecía que le daba clases de autoestima. Y lo peor de todo es que se imaginaba un futuro con él. Cuando tenía ganas de huir de todo, Matt simplemente lo arrastraba a la sala de menesteres, en esos momentos era como si nada más existiera y únicamente estuviesen ellos en el mundo, todo parecía fácil y simple cuando estaban juntos. A veces, Matt conseguía convencerle de que no tenía nada de que preocuparse, ni siquiera sabía como lo hacía, únicamente le daba un discurso que hacía que viese las cosas con otra perspectiva pero como si de magia se tratase se disipaba al cabo de un tiempo y acababa sumido en lo mismo cuando estaba solo.

InfiltradoWhere stories live. Discover now