Lúcido y arrepentido.

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San Miguel de Tucumán, Tucumá, Argentina. Jueves 6 de Junio del 2019.

En la guerra y en el amor todo se vale.

Capítulo 4: Lúcido y arrepentido.

By Sioa Shun Uchiha-san.

El sonido del despertador lo hizo sentir que su cabeza estaba a punto de explotar, estiró su brazo para tomar su celular y así apagar ese sonido del infierno cuando una notificación de whatsapp llamó su atención y entró a leerla.

"Buenas noches, Osito, descansa bien. Todavía estamos aquí encerrados, estoy aburrido y tengo hambre, me muero de sueño, mañana pasaré por ti para venir al trabajo, no seas gruñón y esperame, no te vayas en tren. Te amo" Era un mensaje de Zen de la noche anterior frunció apenas el ceño y sintió sus mejillas arder ante las últimas dos palabras, por una vez no iba a quejarse de que quisiera ir a recogerlo, Kirishima tenía esa manía de querer estar juntos todo lo que le fuera humanamente posible por lo general aquello llegaba a fastidiarlo pero en ese momento en que la resaca le estaba impidiendo siquiera levantarse de la cama agradeció el gesto.

Se quedó tendido un rato más con sus ojos cerrados, sintiendo el desagradable sabor del alcohol y el tabaco en su boca ¿Quién lo mandaba a él a embriagarse una noche de martes? ¡Maldito fuera Masamune y su mala influencia! No había llegado tan tarde la noche anterior, apenas a media noche, pero se había excedido con la cerveza y ahora se arrepentía profundamente de ello.

Ahora que lo pensaba ¡Mierda! ¡Había hablado de más! ¡Ahora Masamune no iba a dejarlo vivir ni olvidar el arrebato de celos que había tenido frente a él! ¡Carajo!

Gruñendo totalmente fastidiado se levantó y arrastró sus pies hasta la ducha, necesitaba un baño y cepillarse los dientes con urgencia, su estómago estaba revuelto y más le valía desayunar si no quería sentir que iba a devolver hasta su primera ingesta de leche a mitad de su día laboral.

Entró a la ducha, disfrutando del agua caliente cuando los recuerdos de su conversación con su mejor amigo y la ebria determinación de la noche anterior golpearon su mente provocando un desmedido rubor en sus mejillas.

-No volveré a beber así.- Se prometió, sabiendo desde el interior de su mente que era un juramento vacío.

¿Cómo había llegado a pensar en todo eso? ¿Por qué había decidido hacerle caso a las estúpidas palabras de su amigo? ¡Sabía que Masamune era el menos indicado para dar consejo romántico!

¿Demostrarle Zen que lo amaba? ¿Había pensado seriamente en convertirse en una especie de acosador? ¿Había perdido la maldita cabeza? Pues claramente si, su cordura se había extraviado en algún punto entre la cuarta y la octava cerveza de la noche anterior, pero ahora con las venas de la sien palpitando en una dolorosa migraña post-borrachera la había encontrado y se arrepentía profundamente de sus pensamientos.

Bueno, quizás no tanto.

Al menos en la soledad de su baño y la privacidad de su mente podía admitir que quizás Takano tenía razón, él amaba a Kirishima Zen por muy irritante que pudiera ser a veces y Hiyo era la niña de sus ojos, el descarado de su amante solía declarar abiertamente que lo amaba y la niña había dicho en una oportunidad que ella era feliz con él, Sorata y su padre, que no quería ni necesitaba una madre ¿Era tan descabellado empezar a pensar que tal vez si era digno de quedarse con ellos? ¿Era una locura tan grave querer quedarse a su lado y reclamar a los Kirishima como suyos? ¿Cómo su familia?

Tal vez aún había algo de alcohol en su sistema, por eso pensaba de esa forma, pero era verdad que él no quería rendirse tan pronto, no quería dejar a las personas que lo hacía sentir feliz, verdaderamente feliz.

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