4- Jeremy

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Cuando supo que estaban lo suficientemente lejos, se detuvo en un callejón oscuro hecho de ladrillos. Helena se quedó apoyada con un brazo en la pared, respirando agitada. Entonces comenzó a reírse con fuerza.  Puso una de sus manos en la frente y continuó.

Él la imitó, sin razón. Se sujetó el estómago a medida que se dejaba caer junto a la muralla que los encerraba. Sus risas se mezclaron en el espacio, lo que provocaba que se contagiaran aún más y no pudieran detenerse.

- Eso fue increíble- Dijo ella aún con una sonrisa en el rostro. Miró hacia la calle, percatándose de que habían subido unas cuantas cuadras. También se sentó en el pavimento sucio, que traía algunas hojas que se habían caído tempranamente en aquella estación.

- No sé cómo pudiste hacerlo- Jeremy todavía reía.

Helena suspiró mientras recordaba cuando todo se tornó rojo y el sonido de la alarma invadió la fiesta. Incluso, podía divisar en su mente el rostro de los lugareños, asustados, y la voz del bombero de turno resonando con fuerza. ¿Habrían llegado los demás con sus mejores atuendos a ver cuál era la emergencia?  Se sentía avergonzada, pero también emocionada por lo que acababa de hacer. Jamás volvería a tener una experiencia como aquella. 

- En mi defensa, fue tu culpa- Mencionó ella - Si no hubiera sido por ese reto no estaríamos huyendo como fugitivos.

Jeremy resopló.

- Debería haber mencionado que nos prohibieron encender la alarma hace tres años. - Sus brazos descansaban sobre sus rodillas y su respiración era aún rápida por la corrida pueblo arriba – Nathan fue más listo que nosotros y salió apenas escuchó el estruendo. – Entendió entonces Helena el porqué de su repentina desaparición. – Es probable que estén buscando a los culpables. – Su mirada estaba perdida.

- Tú no te fuiste - Dijo con un hilo de voz.

Jeremy resopló.

- Me estoy asegurando de que sea menos probable que te lleven a prisión.

- ¿Crees que vengan por mí? – Preguntó la chica con la voz temblorosa.

- Helena.... – Le sonrió y escondió su rostro entre las rodillas.

Se quedaron en silencio, rodeados por la oscuridad  del callejón donde se habían ocultado. 

- ¿No eres de por aquí o sí? – Se atrevió a decir Jeremy. 

- No- No lo miró cuando dijo eso. Se le volvieron a poner los pelos de punta, como cuando el chico aludió a su fugaz visita al puerto en el juego de la fogata. Le producía un extraño temor descifrar si aquello que ella había visto en su sueño, leyendo aquél libro de portada negra, había sido real.

- ¿De un pueblo vecino? – Continuó.

Helena negó con la cabeza.

- Estoy viviendo en la casa de mi tía abuela, en la entrada del pueblo.

- Oh – Jeremy se mostró sorprendido. – Pero, por lo que veo, es tu primera vez en el festival.

- Así es- Repuso ella mirando fijo hacia adelante esta vez.- Nunca había estado en un evento así.

Sintieron leves repiqueteos en el cielo y el chico se paró rápidamente. Helena lo imitó, segura de que una multitud los buscaba para llevarlos a la comisaría.

Salieron del callejón y se detuvieron en la calle, ubicada de forma perfecta para observar gran parte de la playa y el mar. Solo entonces la muchacha se dio cuenta de que habían subido varios metros sobre una colina, la que estaba rodeada de casas y un semáforo que cambiaba de manera constante su color pese a la ausencia de automóviles. Antes, había estado muy concentrada en sus propios sentimientos para siquiera ver lo que sucedía a su alrededor.

Más allá de mis palabras [COMPLETA]Where stories live. Discover now