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La Preparatoria Midtown de Ciencias y Tecnología era la institución educativa soñada de los padres de Eloise. Siempre miraban boquiabiertos el inmenso edificio, su perfectamente recortado campo de futbol y miraban a los estudiantes prodigios que asistían a dicha institución con admiración. Ellos trabajaron arduamente por años aspirando que ella, su única hija, asistiera a dicha escuela cuando fuera lo suficientemente mayor. Siendo tan solo una pequeña criatura, ellos la forjaron a hacer ecuaciones y practicar cartas flash antes de permitirle siquiera cenar. Se aseguraron de hacerle entender que lo académico siempre iba en primer lugar, luego venia todo aquello que un niño normal debía de disfrutar. Como los amigos. Juguetes. Diversión.

Poco sabían los padres de Eloise que forzar todo este conocimiento en su cabeza antes de ella siquiera aprendiera a caminar, tan solo causaría que el resentimiento a aprender y a la escuela creciera muy dentro de ella. Causo que ella a propósito reprobara exámenes en primaria y se rehusara a hacer tareas.

Era algo bastante obvio el hecho de que sus padres se encontraban decepcionados por su comportamiento.

No ser la niña prodigio que sus padres esperaban tener, hizo que no la aceptaran en la lujosa Preparatoria Midtown en Forest Hills, Nueva York. Sin embargo, fue admitida a asistir a una escuela que se encontraba a unas calles más alejada: Park East High. No era una institución llena de jóvenes ricos e inteligentes como sus padres querían. Siempre hablaban cosas negativas acerca de los alumnos de Park East, pero ellos no entendían que la mayoría de ellos eran ya sea discapacitados, de familias o vecindarios duros en Queens o incluso, inestables financieramente. No era culpa de los estudiantes que no tuvieran altas esperanzas para el futuro ni padres ricos que les garantizaran que todos sus sueños se volvieran realidad.

A pesar de que la escuela no tuviese lujosos comedores, máquinas expendedoras, maestros que se quedaran por más de un año o un gimnasio con tableros de piso atados al suelo, Eloise no la cambiaría por Midtown. Ella prefería estar rodeada de estudiantes con personalidad e historias interesantes que de jóvenes privilegiados más allá de su comprensión y que se quejaban de cada pequeña cosa que no va a su manera.

Mientras Eloise cerraba la puerta de su chirriante casillero al final escolar, se coloca detrás de la oreja un mechón de su castaño cabello. Luego voltea ante el sonido de personas caminando.

Eran Luis y Elena Rodríguez. Eloise compartía clases de geografía mundial con Luis y con Elena, clases de química. Les sonríe y agita su mano a ellos en forma de saludo.

- Los veo mañana, chicos. - dice ella amigablemente.

Elena se despide con su mano y Luis asiente.

- Nos vemos.

- Que tengas un buen día, Eloise. - Elena le sonríe de vuelta.

- Tú también.

Desaparecieron a la vuelta de la esquina y al desparecer de su vista, ella se coloca su mochila en los hombros y se dirige a la salida.

Sus zapatos chocan contra el suelo de linóleo. Pasa al lado de algunos estudiantes más, asintiendo y sonriendo a cada uno de ellos mientras ellos le sonreían de vuelta.

Camina fuera de la puerta principal y expone al ventoso ambiente de Queens. Mirando el azul y despejado cielo, le agradece a Dios por el brillante sol que se siente tan bien en su piel expuesta por sus shorts, pues no era algo usual el que pueda usar shorts al aire libre en esa ciudad.

Su caminata a casa es algo larga, la cual le tomo alrededor de casi una hora, mas sin embargo no se quejaba. Algunos chicos debían tomar los difíciles autobuses y otros debían caminar a través de calles peligrosas. Era afortunada de vivir en una calle lo suficientemente buena pues ocurrían asaltos alrededor de dos veces por semana en lugar de cada pocos minutos.

Logra llegar a su edificio y se sube al ascensor pulsando el botón del sexto piso, al llegar se dirige al pasillo hacia el apartamento de sus padres.

Mientras sacaba las llaves de su bolsillo trasero, el ascensor sonó, nuevamente, y sus puertas se abrieron mostrando a un chico junto con una gran Estrella de La Muerte de LEGO el cual pasó por su lado.

- ¡Está increíble! - comenta ella cuando él pasa por su lado.

Él detiene su paso y mira detrás de él, asegurándose de que Eloise le hablaba a él, lo cual para ella era bastante raro puesto a que era la única persona - además de ella - en el pasillo, pero no dijo nada al respecto.

Él la mira y queda como en estado de "shock". No sabía que decirle.

Eloise coloca un mechón de cabello detrás de su oreja y pregunta - ¿Cuánto tiempo te tomó armar eso?

Él despierta de su ensimismamiento y tartamudea mientras toca la puerta de los vecinos de ella. - O-oh, bueno, n- no tomó mucho tiempo. Tan solo unas horas. V-vine a terminarla con P-peter, mi amigo.

Ella asiente y se sonríe amablemente, tratando de apaciguar la incomodidad del chico, aunque no le funcione.

- Ok. Bueno... te veré después. Por cierto, me llamo Eloise.

De sus labios se desprende una sonrisa incómoda. - yo soy Ned.

- Bueno, Ned, fue un placer haberte conocido. - dijo ella al mismo tiempo que desbloqueaba la cerradura de la puerta y la abría finalmente. - espero que pases un rato divertido terminando tu Estrella de la Muerte con tu amigo.

- Si... tú también.

Tan pronto como cierra la puerta, escucha a Ned murmurar a sí mismo al otro lado de la puerta.

- "¿Tú también?" ¿En serio, Ned? Ugh, ¿por qué soy tan malo hablando con las chicas?

Eloise se ríe ligeramente, divertida ante la situación, y se encamina más dentro del departamento. Pasa por la cocina y coge un paquete de M&M's para luego ir hacia su habitación.

Se queda sola en casa hasta la hora de la cena, y a pesar de que sus padres habían llegado ya de sus trabajos, ni siquiera tuvo oportunidad de verlos pues inmediatamente ya habían salido a cenar. El resto de la noche se puede resumir en canciones de pop cursis que fueron guays hace unos años atrás y helado a modo de cena.

Más tarde, mientras se servía a sí misma una segunda porción de aquella delicia de vainilla, escuchó un estruendo proveniente de la puerta de al lado. Frunce el ceño y mira fijamente la pared que separa los dos departamentos, mas sin embargo no le presta atención y continúa su labor con el helado.

Walking The Wire ~ PETER PARKER ~ (Versión en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora