03 - El primer amor

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Se puede decir que existe el ser humano perfecto y que todos lo experimentamos cuando somos niños. En esa etapa somos inocentes, no cabe ni una pizca de maldad. No mentimos, vamos de frente, somos curiosos, creativos, repartimos amor y estamos llenos de pureza.
Es una de las etapas sino tal vez la más importante de nuestras vidas. Dejamos de ser seres de luz para pasar a formar parte de otro mundo distinto. Y ese mundo es el de las personas imperfectas.
Cuando aprendí a caminar comenzaron todos mis problemas solía decir mi padre. Y tan equivocado no estaba, porque cuando empiezas a tomar conciencia de las cosas y de la realidad significa que estas creciendo. Y cuando creces tenes responsabilidades, y tus actos tienen consecuencias. A mayor conciencia, más libertad y por ende más responsabilidad.
Eso mismo me sucedió a mí, un día estaba jugando con mi barrilete y al otro ya me estaba afeitando como si nada.
Paso a paso fui experimentando nuevas cosas, nuevos sentimientos y también cometí muchos errores en el camino. Pero si hay algo que uno no sabe es si habrá un paso siguiente al que estamos dando ¿Cómo saberlo? Hoy estamos ¿y mañana? No sé. Es por eso que prefiero dar un paso a la vez y vivir en el presente inmediato.
En mis tiempos libres solía estar con amigos del barrio con los cuales tenía una buena relación. Nos reuníamos en una plaza cercana y teníamos charlas que se hacían eternas, porque cuando uno es adolescente no mide el tiempo, mide los momentos vividos.
Una tarde cualquiera rumbo a la plaza me cruce con una chica y por primera vez experimente una atracción real. Por un instante mis ojos se detuvieron en los suyos y tímidamente intente esbozar un saludo pero para sorpresa mía ella respondió con una sonrisa cómplice. Aquella tarde estuve con mis amigos y a la vez no. Mis pensamientos se habían quedado en un lugar muy especial, en la sonrisa de ella.
Al día siguiente me levante con la certeza de que tenía que buscar a aquella muchacha y conocerla. Necesitaba al menos tener su nombre para lograr dar el siguiente paso.
Con el transcurso de los días fui obteniendo datos más precisos sobre Gemma, la chica en cuestión. Íbamos al mismo colegio pero jamas la había visto antes. Intente por muchos días buscar la manera de acercarme a ella pero siempre estaba rodeada de amigas y no me animaba a hablarle, así que preferí buscarla en su casa.
Así fue que una tarde luego del colegio me encontré caminando rumbo a la casa de Gemma, repitiendo una y otra vez lo que tenía que decir. Al llegar ella estaba sentada fuera de casa, como si me estuviera esperando. Mis nervios mezclados con el entusiasmo de verla hicieron que todo el dialogo que había planeado en mi cabeza se esfumara en un instante. Solo tome un poco de impulso y me deje llevar por el momento.
Marc – ¡Hola! Pasaba cerca y como te vi sentada se me ocurrió saludarte
Gemma – Un gusto, soy Gemma un amigo tuyo me hablo de ti
Marc – No estaba enterado, por cierto soy Marc aunque ya debes saberlo. Le respondí con seguridad, tratando de disimular la información de la que disponía.
Gemma – Te vi en el colegio un par de veces
Marc – Yo también pero no recuerdo haberte visto en ocasiones anteriores
Gemma – Lo que pasa es que soy nueva, debe ser por eso
Marc – Ya entiendo ¿Estas ocupada? Podríamos salir a caminar y de paso conocerte un poco más
Gemma – Ahora no puedo pero tal vez otro día si
La manera en la que ella me miraba me hizo suponer que tendría suerte. Me despedí con la sensación de haber ganado una batalla, de haber creado una oportunidad impensada que por nada del mundo podía desperdiciar.
Transcurrí la semana posterior con el mejor ánimo, cada día nos cruzábamos y nos saludábamos en el colegio. Era inevitable no sonreír cuando la veía pasar tan cerca de mí, parecía que todo mi mundo cabía en su mirada.
Los días fueron pasando y pusimos la fecha para nuestra primera salida. La pase a buscar un sábado por la tarde para salir a caminar como habíamos acordado.
Ella estaba nerviosa y yo también pero si quería algo serio debía tomar la iniciativa, y animarme a más. Caminamos por una calle poco transitada en la cual me inspiraba confianza para dar el paso más importante.
Ella me contaba que hace unos meses que se mudó y le gustaba mucho el lugar pero no le preste la atención suficiente porque estaba concentrado en sus ojos, y en como haría para decirle que me gustaba.
Vi en sus manos cierto nerviosismo que me dio la certeza que necesitaba para actuar. Llego la hora de la verdad me dije, y sin mediar más la bese por sorpresa. Acto seguido me quede mirándola, como esperando una respuesta a lo sucedido. Ella pareció estar de acuerdo por lo que pude observar en su rostro, así que fui más allá y le pedí que fuera mi novia mientras algunos transeúntes eran testigos involuntarios de aquel romántico momento.
Marc - ¿Te gustaría ser mi novia? Me gustas desde la primera vez que te vi. Le hable tan rápido que no sé si me entendió bien
Gemma – Vas muy rápido, no te quiero lastimar
Marc - ¿Eso qué quiere decir?
Gemma – Vayamos de a poco para ver hasta donde llegamos
Inmediatamente entendí lo que ella me dijo, no podía dar un gran salto tan rápido. Lo apropiado era dar pasos cortos y seguros.
Sin mediar más palabras nos despedimos, pero ambos sabíamos que no había sido un día más en nuestras vidas. Yo estaba muy ilusionado y mi corazón latía a ritmos inimaginables después de aquella tarde.
Y asi fueron pasando las semanas y lo bueno duró poco. Las peleas no se hacían esperar. Discutíamos por todo, por cosas sin sentido y a pesar de que teníamos gustos similares, éramos de carácter bastante opuestos.
De la nada y sin pensarlo ocurrió un suceso que terminaría finalmente distanciándonos. Era un domingo cuando me dirigía a la casa de Gemma, y al llegar vi una escena poco amigable. Ella estaba muy enojada, y lo primero que hizo fue reclamarme un absurdo. Me dijo que yo había estado bailando con una chica la noche anterior, que la había engañado.
Gemma - ¿A ti te parece? Queres algo conmigo pero me mentís y me engañas.
Ella creía haberse equivocado de chico y yo no encontraba como defenderme de la balacera. Solo tenía mi palabra.
Marc – Si, es verdad, fui a bailar. Pero no te avise porque era tarde. Además fue un amigo quien me paso a buscar y para que no vaya solo decidí acompañarlo pero no sucedió nada fuera de lo común, estábamos con amigos, no hice nada malo. No entiendo porque me decís todas estas cosas.
Gemma – Me engañaste, me lo conto mi amiga, ella no miente ¿A dónde están todas tus promesas? Ándate de acá, no te quiero ver más ¡ANDATE AHORA!
Marc – Pero espera que te explique bien, te digo que no sucedió nada. Esto es un absurdo, como no vas a creer en mí.
Gemma – Ándate que te vaya bien ¡CHAU!
Me cerró la puerta en la cara con una mirada fría, si, esa misma puerta que tantas veces me solía abrir con una sonrisa. Hoy esa puerta y la de su corazón se habían cerrado para siempre.
Ahí estaba yo, tratando de buscarle explicación a lo que no tenía mientras mis lágrimas rodaban por mis mejillas a mil. Le había roto a Gemma su frágil e ingenuo corazón, ya que era su primer amor, aquel que nunca olvidaría.
Después de dos meses se terminó la relación, repentinamente se esfumo por el aire. Desanimado me aleje sin encontrar respuestas. El suelo que estaba debajo de mis pies había desaparecido. Tenía todo y en un instante al voltear atrás ya no tenía nada.
Comencé a pensar que el amor me estaría evadiendo y que por el momento no podría encontrar a mi otro yo. Tal vez la vida me estaba enseñando una lección de la cual debía aprender para levantarme y seguir mi camino.
Durante muchos días intente no bajar los brazos e insistí con mi inocencia, que en realidad era verdadera, quise buscar la forma de remediar la situación, que me diera la oportunidad de explicarle pero no me quiso escuchar.
Marc y Gemma no volvieron a verse, el destino le puso punto final a esa historia.

Un millón de millasWhere stories live. Discover now