05 - El destino

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Los seres humanos por lo general tendemos a controlar todo con respecto a nuestras vidas. Pero hay situaciones que cuando suceden nos desbordan para bien o para mal y la única explicación que solemos dar cuando eso sucede es porque fue obra del destino. Bueno, con las personas pasa lo mismo. Porque por más que elijamos con quien relacionarnos y con quien no, siempre aparece una persona que rompe todos los esquemas y nos complica la vida (Para bien o para mal).
Mi primer mes en la universidad fue muy bueno, me adapte bien y conocí muchas personas diferentes a mí pero con la misma pasión y ambiciones que yo. 
Me deje llevar por el entusiasmo que tenía, ese era mi principal combustible. Todo era nuevo para mí y cualquier cosa me deslumbraba fácilmente. También debo admitir que me costaba descifrar las intenciones de los demás con respecto a mi persona. Digamos que era un poco ingenuo pero supongo que tenía que ver con mi edad y mi inexperiencia.
Un fin de semana recuerdo que me invitaron a un evento social de la facultad y no fue precisamente un evento cualquiera. Algo me estaba esperando a la vuelta de la esquina. En realidad alguien me estaba esperando… ¿Obra del destino?
Fui con Renato un compañero que conocí cuando apenas empecé la carrera. En el fondo yo sentía que podríamos llegar a ser buenos amigos con el tiempo.
Al llegar Renato y yo quedamos sorprendidos, y encantados con el lugar. Al menos yo nunca había asistido a un evento tan sofisticado. Había muchas personas y eso me animaba mucho. Estaba abierto y predispuesto a conocer gente nueva.
Renato – ¡Wow! te dije que esto iba a estar bueno
Marc – No estoy acostumbrado a este tipo de eventos, no me siento tan cómodo
Renato – No seas tímido y relájate amigo. Vinimos a pasarla bien ¿O no?
Marc – No es que sea tímido sino que soy torpe y no sé cómo manejar este tipo de situaciones
Renato – Déjate llevar… hazme caso
Y así fue, me deje llevar por el consejo de Renato quien estaba acostumbrado a manejarse en este tipo de ambiente.
Marc – No pensé que podría haber tanta gente
Renato – Esto recién comienza pececito. Quiero que me acompañes así te presento a unos amigos.
Lo seguí hasta el fondo del lugar donde estaban los amigos de Renato y uno a uno los salude, y me presente como corresponde. Pero de repente toda mi atención se volcó en una persona en especial.
Se trataba de Alexandra, la chica del vestido azul ultramarino. Era muy bella, me pudo cautivar al instante.
Me deje llevar por el momento y aprovechando mi presentación la invite a tomar un trago como para romper el hielo mientras Renato me miraba como desencajado, como no creyendo lo que veía.
Para mi buena suerte ella me acepto la invitación y no solo eso, sino que también me hizo compañía toda la noche. No quise buscar una explicación porque simplemente no la había.
Esa noche hablamos y nos divertimos muchísimo. Sentía nuevas cosas por dentro pero no lograba descifrar con exactitud lo que era.
Alexandra era una persona alegre, sociable y muy divertida. Cuando salió el sol existía algo entre ella y yo. De eso estaba seguro.
Hasta ese momento me encontraba sentimentalmente solo, sumergido en una soledad que iba más allá de estar o no acompañado por alguien. Pero sabía que la vida seguía y que Alexandra era como una bocanada de aire fresco en esta nueva etapa.
Era hora de dejar las penas en un lugar lejano de mi corazón porque al final solo queda seguir y sonreír.

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⏰ Last updated: Jul 15, 2019 ⏰

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