Día 1: Café con popote [Soulmate AU]

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Advertencias: Hay quirks/Salto de tiempo/Soulmate AU: primer pensamiento tatuado.

Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos poseían una marca de nacimiento en el antebrazo izquierdo, parecido a un tatuaje. Se trataban de palabras, específicamente las que componían el primer pensamiento que tu alma gemela tenía de ti. Una vez el pensamiento era efectuado, la tinta negra se iluminaba en un bello tono plateado, cosa difícil de pasar desapercibida.

Los pensamientos eran realmente variados y todos eran en verdad únicos. Algunos eran más extraños que otros, o más románticos, o más aterradores. Había literalmente de todo. Lo que sí, la marca estaba escrita en el idioma natal de tu alma gemela, y con su caligrafía, así que ya era cuestión de suerte que pudieran entenderse si se encontraban, o que escribieran bonito y entendible.

Con la llegada de las llamadas singularidades, el tema de las almas gemelas se vio envuelto por un tiempo. Tras varios estudios, se determinó que la existencia de estas súper habilidades no afectaban en nada el lazo entre soulmates.

En el caso de Denki Kaminari, la suerte estaba de su lado. Incluso podía decir que su alma gemela era una chica muy linda con solo ver la escritura. De hecho, no es que fuera muy fina, pero podía decir por los trazos que se trataba de alguien tranquila y relajada, quizá hasta divertida. Había algo en esa marca que le hacía pensar en cómo sería. Aparte, era un pensamiento demasiado curioso el que tenía escrito.

Desde pequeño se había preguntado por qué alguien pensaría algo así de él. Sí, de algún modo tenía sentido porque él solía hacer cosas sin mucha lógica, porque así su "razón" le dictaba. Él no entraba dentro de lo "común", pero solo tenía un temor: que a su alma gemela no le gustara eso mismo. Sabía que era un gran idiota, y que la cabeza podía fallarle muy fácilmente, y aún más cuando excedía el uso de su quirk... pero, ¿y si no le gustaba eso a su chica destinada?

Pasaron años en los que Denki vivió sumido en una gran inseguridad que le hacía recapacitar (aunque sea un poco) las cosas que hacía. Una inseguridad que escondía tras sus radiantes sonrisas, pero por dentro era un gran desastre. Sin embargo, cuando tuvo la edad suficiente para empezar a tomar cierta bebida sin alterarse, desarrolló una costumbre gracias a su marca, una costumbre algo rara sin dudas. Siempre llevaba consigo a la escuela una taza de café amarilla, adornada con varios pikachus en variadas poses. No un termo, no un vaso de cartón, una taza, más un popote.

Y cuando entró a la U. A., su rutina no cambió en nada. ¡Claro! Se había emocionado indudablemente al saber que había logrado ingresar a la mejor escuela posible, pero no veía el por qué cambiar una rutina de casi un par de años. Algo le decía que encontraría ahí a esa chica soñada, que sería feliz en el momento en que entrara a su salón y su brazo se tornaría plateado. Con suerte sus inseguridades se irían y se llevaría bien con ella... Después, con un tiempo, suerte y dedicación, tendría a una hermosa chica a la cual presumir con todos, también dándose el lujo de remarcar que eran almas gemelas. ¡Sí! Estaba todo totalmente planeado.

Su primer día despertó listo para encontrarse con esa chica y llevó a cabo su rutina como era costumbre. Cepilló su rebelde cabello y sonrió de la forma más radiante posible frente a su espejo, acomodando una última vez un par de dorados mechones, específicamente, aquellos que también poseían una parte pelinegra que formaba accidentalmente un rayo.

Sus padres le desearon suerte, y hubo un último intento de su madre de detenerlo cuando tomó su taza amarilla, pero desistió en cuanto el chico comenzó a llenarla de café y preparar la bebida con esa usual sonrisa radiante mientras se movía al ritmo de una canción que él mismo tarareaba. Por último, colocó un popote de plástico a la bebida y se despidió de sus padres mientras tomaba su bolso en la mano libre.

¡SeroKami Week 2019! Where stories live. Discover now