Capítulo 27

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El sol dio directo en su cara, despertándolo lentamente, robándole un suspiro pesado seguido de un movimiento asustado brusco cuando sintió el vacío en su costado, no estaba su novia. La noche anterior no hizo falta decir mucho, habían tocado la cama y ambos habían caído dormidos en la cama cómoda de la casa. Estaban tan malditamente cómodos, cansados por todo lo vivido en la montaña.

Se sentó en la cama, deteniendo sus movimientos por el mareo inmediato de su cabeza, posando una mano en su cabeza para bajar el mareo. Sus sentidos se agudizaron, escuchando el tarareo de su novia y el agua de la ducha caer. Su novia estaba dándose una ducha.

Suspiró con una sonrisa y sus ojos aun cerrados, pasó una mano por sus cabellos en un vano intento de peinarlos, solo despeinándolos más. Se puso de pie, rascándose la espalda al momento en que abrió el mueble donde estaban sus ropas, sacando una toalla para hacerle compañía a su omega, hacía mucho que no disfrutaban del tacto desnudo del otro, y vaya que quería.

Abrió más la puerta cuando entró, bostezando al mismo tiempo que se desnudaba por completo, solo sacándose la ropa que había quedado anoche, es decir, sus boxers. Se metió a la cabina con su novia aun dentro, abrazándola de la cintura, besando su cuello y lamiendo su marca cuando la menor tomó su mano, sintió entonces el saludo de su cachorro.

Una pequeña patada que robó un jadeo de su madre y una sonrisa a su padre.

–Buenos días también para ti, cachorro –sonrió, dedicándole una caricia más a su vientre, la omega acariciándole la mano con una amplia sonrisa.

Ambos se quedaron de espaldas a la regadera, la menor dándole la espalda al alfa cuando este comenzó a lavar su cabello, haciéndole masajes suaves en su cabellera para hacer espuma, ella lavaba su cuerpo y acariciaba su abultado vientre mientras tanto.

El agua tibia cayendo en ambos los hizo sentirse cálidos, relajados, y las increíbles ganas de volver a hacerlo consumiéndolos, pero no lo iban a hacer, claro que no.

Acabaron luego de un rato bajo la tibia agua, suspiros entre sus labios y risas debido a las cosquillas. Se prepararon para salir a la ciudad, ambos habían hecho planes grandes esa tarde y estaban lo suficientemente enérgicos para salir; es decir, ayer habían acabado completamente agotados por la caminata y las emociones vividas en el monte, pero con las horas de sueño y el viaje ya se sentían completamente cargados de energía.

Jungkook se encargó de abrigarla lo más que pudo, es decir, el invierno estaba azotando las calles de toda Corea y él no estaba dispuesto a que su cachorro, su omega y sus tesoros sufrieran un resfriado, o que se enfrentaran al hielo. No, él los cuidaría.

–Y... –arreglándole la boina gris, sonrió– Listo. –besando su mejilla, se apartó. Contempló su más bella, él mismo había hecho de su novia el ser más divino, aún más de lo que ya era.

Un vestido de lana a rayas blancas y gris, sobre un suéter más debajo del vestido, sus botas beige hasta sus rodillas y una gran chaqueta del mismo color abrigándola, una bufanda blanca envolviéndole el cuello y recayendo en sus hombros, su cabello suelto y medianamente ondulado le daba un toque. De verdad podría ser ayudante o preparador de modelos.

–Te ves hermosa –dijo en cambio, tratando de no reír por su pensamiento interno.

–Gracias, ¿Qué hay de ti? –Jeon alzó una ceja confundido– No creo que ir por la vida en solo jeans y con el torso desnudo, aún más en invierno, sea una buena idea –esta vez fue el turno de ella de examinarlo de arriba abajo, riendo al final– Venga, ve a vestirte mejor –acariciándole el hombro, la omega se alejó de él.

Jungkook se miró al espejo y asintió para él mismo, solo optando por ponerse una camiseta y un suéter de cuello tortuga negro, sus jeans negros y sus amadas timberlands acompañándolo. Salió una vez estivo completamente listo, solo tomando una chaqueta antes de salir en busca de su menor.

Nuestro mundo, uno solo | Jeon Jungkook [COMPLETA]Where stories live. Discover now