cinco

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Tragó saliva cuando escuchó que la puerta se cerraba detrás suyo.

El banquete al pueblo y los niños duró alrededor de tres horas. El dios les proporcionó comida, ropa, semillas y muchas cosas que había visto en sus viajes con su alfa. Les prometió tiempos buenos, tierra fértil y buena vida a todo niño, mujer y hombre. Prometió todo deseo mientras la belleza de Oliver durara.

Y cuando todos se fueron, cuando la última miga de pan fue comida el silencio en aquél templo se hizo, los pasos, su respiración y los latidos de su corazón hacían eco por todas partes. Era un lugar bastante extraño, a decir verdad cuando lo guió a aquella habitación pensó que descansaría de todo problema.

Y sin embargo, se quedó quieto como una estatua cuando sintió su respiración en su cuello. Los brazos de Oliver temblaron al notar sus manos en su vientre, y el conejito saltó al suelo y se ocultó bajo la cama cuando su tacto se aflojó.

-¿Te gustaría... Tener niños? -susurró el dios en su oído. El Omega se encogió y su cuerpo empezó a temblar, sus dedos se apretaron en la gran mano sobre su vientre y sus piernas se aflojaron cuando sintió sus labios en su cuello-. Un Omega... Nunca tuve un Omega...

-Y-yo... -Oliver cerró los ojos, no era un alfa. No era un humano. No era nada que conociera pero temía por todo, la mayor parte de su vida se había cuidado de la mordida de un alfa. Pero ahora no sabía muy bien cómo cuidarse de un hombre que lo veía como ofrenda. Sintió su respiración pesada, y sus besos y caricias lentas parecieron cegar su cuerpo. Oliver apretó los párpados, recordando a su alfa. A su única familia.

Ya no le quedaba nada más ahí afuera. Pero siquiera sabía si tenía algo ahí dentro.

Sintió que sus ojos picaban y la mano del hombre acarició sus muslos, Oliver suspiró y bajó la mirada, sus manos temblaron cuando quiso tomar el brazo del Dios, sintió sus dedos fríos, largos, suaves asomándose por sus partes íntimas. Apartó la mirada y jadeó, los labios de aquél se posaron en su mejilla y sus toques se volvieron más fuertes.

-¿Tú...? ¿Ya estuviste con un alfa, no? -Oliver cubrió su boca, las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas cuando sintió el calor en su vientre, entre sus piernas. Su Omega empezaba a reaccionar, sus movimientos, toda estimulación empezaba a notarse en el ambiente. Las feromonas de Omega se exparcieron por todos lados y Oliver se sintió pequeño al lado de aquél hombre. Parecía suave de cierta forma, pero sus toques ansiaban su cuerpo, su piel.

-Cuando te ví... Supe que no eras un Omega vírgen -susurró, sintió que sus manos recorrían todo su cuerpo, su pelvis, su estómago, sus caderas-. ¿Sabes? Se nota aquí... Aquí es donde se nota más el cambio de cuerpo de un Omega que ya fue tomado. Pero... Se veían tan desesperados que me dió pena la idea de rechazarlos.

-¿Q-qué quieres...? ¿Tú... Quieres cachorros, es eso? -preguntó Oliver y sintió que su cuerpo caía frente a la cama, sintió el frío suelo sobre sus piernas y se sostuvo de las sábanas suaves. Su mirada cayó al dios detrás suyo, en su gran altura, sus ojos cegados y los dedos cubiertos de lubricante natural. Estaba espeso, se veía espeso incluso cuando él Dios lo metió dentro de su boca, Oliver sintió que su cuerpo se desvanecía, y su vista se tornó cansada. El dios se vió borroso, y el calor empezó a brotar de sus poros. Sus piernas temblaron y empezó a sentirse necesitado, cuando Oliver abrió los ojos frente al dios notó el ambiente negruzco que rodeó su cuerpo, su piel se tornó más blanca, su estatura, sus manos.

Todo cambió frente a sus ojos que casi se sintió drogado por eso. Y observó sus ojos, su cabello, su Omega se retorció en su interior por aquél hombre y rápidamente se unieron en un beso húmedo y salvaje, Oliver fue arrastrado hasta la cama, mientras se deshacía de su ropaje medianamente delicado y su cabello rizado se volvía un desastre. Sus mejillas se tiñeron de un carmín fuerte y sus manos se enterraron en las hebras doradas de aquél hombre. Se sintió tomado por completo, en conjunto, su cuerpo entero pareció encajar a la perfección con el ajeno. Sintió que su vista se perdía, se nublaba, y su Omega disfrutaba de cada toque sin importar de quién fuera.

-Eres tan bonito, tan hermoso -murmuró en su oído, Oliver lo miró, su entrecejo se frunció cuando sintió sus dedos en su interior, se retorció y gimió quedito cuando mordió su mejilla-. Tan lindo, tan lindo Omega.

-Y-yo... -susurró y se perdió por completo, luchó por aire, por sentir alguna feromona dominante, por sentir alguna esencia de alfa. Algo. Algo que lo asemejara a lo normal, a lo que conocía. Y sin embargo, no fue conciente del tiempo, ni de los toques, el calor, pero cuando lo sintió entrar más tarde su cuerpo entero tembló de placer. Oliver se retorció y sus uñas marcaron la espalda del hombre, mordió su hombro, y gimió cansado, su vista se tornó borrosa frente a sus ojos, lloroso.

-Me quedaré contigo... Definitivamente, me quedaré contigo. Omega.









¿Dije que eran capítulos cortos?

VERDE AGUA (OMEGAVERSE)Where stories live. Discover now