Sai y Gaara.

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Sai miró desde el salón de clases a Gaara. Lo vio colgarse del brazo de Naruto y enrojecer.

Era ahí donde dudaba de las palabras del señor extraño. O sea no podía andar por el mundo creyéndole a cuánto loco se le parará en frente y le dijera que había ganado algo importante, en este caso la atención de ese niño tan bonito.

Giro la mirada, pensando qué había perdido su dibujo en vano. Suspiró. Eso se ganaba por tonto.

—Sai — llamo el profesor. —este niño viene de parte del director Asuma quien quiere verte en su oficina, ¿Has hecho algo mal?

Sai miró entonces a el niño fuego y le pareció extraño que estuviera ahí.

Sasuke por otro lado tenía cara de aburrido y elevó una ceja. Sai no era experto en amistades y lenguaje facial, pero la cara del chiquillo mandaba el perfecto mensaje de "sigue la corriente o muere"

—no qué yo recuerde profesor. — respondió mientras se levantaba y se dirigía a Sasuke.

El profesor suspiró pero igual le dio permiso de salir.

Sasuke camino al frente y lo guío hasta los sanitarios. —Entra— le ordenó.

Sai elevó ambas cejas por qué ¿No era ese enano un año más abajo que él?

—Primero me expli...— no terminó d hablar por qué alguien (Naruto) lo empujó dentro del baño.

Sai los miro con los ojos llenos de sorpresa y la puerta fue cerrada en su cara.

—¡No salen de ahí hasta que sean novios tebbayo!

Sai miró la puerta cerrada y pensó en las palabras de niño rubio. Dos enanos habían burlado a los monitores de la escuela quienes se ocupaban de mantener a los chiquillos en sus salones. Estaba por seguir pensando en la hazaña de los chiquillos cuando algo o mejor dicho alguien tocó su hombro.

Gaara le sonrió con las mejillas rojas y él se atragantó por qué de cerca se veía más bonito. Los ojos eran de un verde inusual, tenía la nariz y parte de las mejillas salpicadas de diminutas pecas que solo se podían apreciar si se mantenía una distancia casi inexistente. Justo como la que ahora tenían. Sus belfos eran de color rojo, como cuando juegas con un caramelo cereza por horas y este te deja al final su color pegado a los labios, la piel era blanca y los cabellos rojizos.

Parpadeo por la cercanía y se alejó con las mejillas un tanto acaloradas.

—El Dios Deidi me entrego tu dibujo— Gaara molió la punta del pie de forma dulce y tierna, las mejillas muy rojas— dijo que yo te gustaba, pero que eras tímido, Sasuke me dijo que tímido es cuándo eres tonto por qué la vergüenza no te permite hacer las cosas que deseas y Naruto me dijo que si tú me gustabas yo debía ayudarte con la tomi-timu— Gaara sacudió la cabeza por qué no lograba decir la palabra correcta y comenzaba a ponerse nervioso por eso hablaba tanto y explicaba todo.

Sai entendió a dónde quería llegar Gaara y una pequeña, casi imperceptible sonrisa se dibujó en su rostro —Timidez.

—ah,ja, eso— Gaara retorció la tela de su suéter y miró a Sai de forma anhelante, el corazón le latía de forma acelerada.

—¿El señor que hablo conmigo se llama Deidi?

Gaara sonrió ante la interrogante— Sí, es el Dios que nos ayuda.

Sai sonrió por qué ese hombre no era un Dios pero no podría juzgar las creencias del niño pelirrojo.

—Me gustas mucho Gaara, pero soy mayor que tú y a tus papis no les va a gustar eso— reflexiono Sai y soltó un suspiro por al fin haber soltado sus sentimientos por el niño más bonito de la escuela.

Gaara sonrió muy ancho y las lágrimas de felicidad salieron de sus ojitos —¡Mis papis no se van a enojar, ellos me quieren mucho y no se van a enojar!,¿Entonces seremos novios?

Sai asistió. Se acercó de nuevo a Gaara y le acomodó el cabello. Al ser un niño más grande sabía qué las declaraciones de amor siempre se sellaban con un beso.

Gaara paró los labios y cerró los ojitos.

Sai se llevó las manos al pecho por la imagen tan bonita y paso saliva. Estaban a nada de unir sus labios

—¡El profesor Iruka viene!—gritaron Naruto y Sasuke mientras golpeaban la puerta.

—Sai metió a Gaara a un cuarto de baño y le dio el beso rápido para luego salir él a recibir el probable castigo.

Gaara se quedó con los ojitos abiertos y las carita vuelta llamas.

—Shimura Sai ¿Que tanto haces en el baño?— se escuchó la voz molesta de Iruka.

Sai miró a Naruto y a Sasuke y les sonrió.

Entonces ellos entendieron que estaba hecho.

—Estaba rezando.

Iruka elevó una ceja. —los tres están castigados. — y los llevo ahora sí, con el director Asuma.

Gaara valoro el sacrificio de sus amigos y ahora novio y se puso a rezar para que el profesor Asuma no fuese tan duro.

SasukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora