II

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[Los diálogos que estén en otro idioma se especifican en letra cursiva]

~ACTIVO~

El chico esperaba, sentado en la oscuridad.

Aguardaba, como cada día, en la oscura celda en la que había vivido durante años, a que llegaran para llevarlo a sus actividades regulares.

Había despertado hacía unas horas por culpa de una pesadilla, y aunque no tenia conciencia de la hora que era, sabia que aún era temprano. Intentó dormirse de nuevo, ya que necesitaba todas las horas de sueño posibles, pues las actividades que se veía forzado a realizar diariamente eran realmente extenuantes, y sus dueños no prestaban demasiada atención a sus necesidades primarias, de modo que las oportunidades para dormir de las que disponía eran más bien escasas. Pero no lo consiguió. Sus pensamientos le inundaban la mente y revoloteaban a sus anchas colmando todos los rincones de su cerebro sin miramientos.

Realmente apreciaba su mente, pues por mucho que corrompieran su cuerpo, su mente era lo único que prevalecía intacto, lo único que no podían controlar. Donde podía pensar cualquier cosa sin temer a las consecuencias, donde encontraba completa y total libertad. Al menos la mayor parte del tiempo así era. Siempre que no recordara nada.

Pero en esos momentos odiaba su cerebro por tener la incapacidad de desconectar. Además no es que tuviera demasiadas memorias alegres de modo que sus pensamientos eran más bien desagradables y oscuros, lo que tampoco le ayudaba en su objetivo.

Al final desistió y se entretuvo tejiendo sus telarañas, ya que mientras tuviera algo con lo que ocupar su tiempo, sus pensamientos no le atormentarían.

Además se aburría.

No había mucho que hacer en una habitación de cuatro paredes de cemento frías y grises (aunque en el momento no podía ver de qué color eran), con un techo y un suelo exactamente idénticos.

No había nada más. No. Era más que probable que hubiera cámaras, seguro que había. Siempre le estaban observando, pero le era imposible determinar donde estaban ocultas.

Mas eso era todo.

Ni muebles, ni luces, ni siquiera algo donde dormir, o una manta. Era como estar encerrado en una caja sin salida. Aunque sabia que sí había una salida, pero estaba escondida donde él no pudiera encontrarla. Las paredes eran lisas, no tenían una sola arruga, una grieta que le ayudara a distinguirlas. A veces había llegado a despertar en el techo.

Normalmente su habilidad para trepar muros era muy útil, pero estando en una habitación a oscuras, probablemente insonorizada, con su propio olor corporal como única esencia, estaba completamente desorientado.

Lo hacían a posta, claro. Anular todos sus sentidos y aislándolo era la única forma que tenían para controlarlo, de asegurarse de que no podría escapar, y funcionaba.

Debía admitir que habían aprendido mucho. Y él también. Aunque hacía tiempo que no lo intentaba, escapar. Había recibido su merecido, las seis veces que lo había intentado. Pese a que a veces era muy tentador y le gustaba encontrar debilidades en el sistema o nuevas estrategias de escape, o incluso en esas ocasiones en que sus instintos le imploraban que lo intentara, sabía que era inútil. Al final, ellos siempre te encuentran.

Ahora tan solo seguía adelante, esperando su momento, su oportunidad para poder... al fin...

El chico sacudió la cabeza riñéndose interiormente. No debía rendirse, ni pensar en esas cosas.

No debía pensar, punto.

Era un activo. Un soldado con un único trabajo: seguir ordenes, nada más. Él no tenia derecho a decidir sobre su propio destino, solo sus amos lo tenían. Si le ordenaban que matara, mataba. Si le ordenaban que muriera, moriría. Pero aún le necesitaban con vida, la orden era que viviera.

Deadly Caged Mind ||HYDRA's Spider|| [Castellano]Where stories live. Discover now