Despertando del sueño

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Un sábado al amanecer, Mónica se despierta muy temprano en su habitación llena de fotos, libros y una mesa con su ordenador. De golpe y sin saber por qué. Se frota los ojos para intentar espabilarse un poco mientras que nota que su corazón va a mil y su cuerpo tiembla.

Se sienta en la cama y sin darse cuenta, ve que lo que causó su despertar es su fiel perrita que ha ido a su habitación para sacarla de la pesadilla que estaba teniendo.

Cuando Rufa viene a mi habitación, normalmente se tumba a mis pies pero, hoy se me hecha encima como notando que mi estado me había desquiciado más de lo normal.

Me voy despertando y tomando control de mi cuerpo, emociones y mente. Sin vacilar me visto porque necesitaba airearme con Rufa,cuando salgo toda decidida de la habitación me encuentro con mi madre que está en el salón reorganizando unos papeles de su trabajo.

—Buen día hija, hoy has madrugado ¿estás bien? —pregunta sorprendida.
—Si, estoy bien. Decidí ir a dar un paseo —digo con voz seria y distante.
-—Bueno, vuelve pronto que tenemos que ir junto la abuela —me dice poniendo cara de que excusa le daré esta vez.
—¿Por qué tengo que ir?, siempre habláis de lo vuestro y no me apetece, además, ni mi hermano viene —le sigo enfadada.
—Vienes y punto —me contestó tajante. Decido agachar la cabeza y aceptar.

Cojo la correa y salgo por la puerta con enfado y con los cascos ya puestos.

Vamos al parque donde hay más perros así Rufa juega, mientras que yo, me siento a disfrutar de las vistas cuando de repente, en mi mente, aparece un recordatorio del pasado que provoca que mi piel se ponga de gallina y recorra mi cuerpo una sensación de frío helado.Me quedo inmóvil con la vista mirando más allá del horizonte y mi cabeza me lleva a los 8 años.

Oscuridad y luzWhere stories live. Discover now