Alianzas

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Nada resultaría cómo deseaba. Difícilmente lo haría.

Detestaba la nieve, así como lo hacía con algún día ventoso o lluvioso. Odiaba días como éste... Suspiró, en realidad, detestaba todo en general, como aseguraba el mundo entero, pero él prefería por mucho, el concepto de su padre.

“Eres difícil de complacer”.

Debía tener razón. La mayor parte del tiempo desearía todo en orden, perfectamente hecho y a su gusto, y aunque odiara los trabajos que implicaran una intervención personal, en muchas ocasiones era estrictamente necesario. De lo contrario, nada resultaría cómo deseaba.

Lo mejor era hacerlo todo por sí mismo si deseaba obtener los mejores resultados.

Una ocasión como esta. Cómo desearía quedarse en cama el resto del día, cubierto entre las sábanas de su cama y las cortinas de seda negra fingiendo ignorar los problemas que surgían, y no se detendrían sin su intervención fuera de la seguridad de los muros del Castillo.

Y, sin embargo, ahí estaba, desayunando con todos aquellos repudiables inútiles y fingiendo que nada iba mal, que él estaba bien y no desmoronándose.
Carcomido por los nervios, el miedo, la angustia y la rabia.

—¡Míralo! Sigue siendo tan inútil y torpe como hace años— exclamó Pansy, con su típica y falsa voz aguda, tan cerca de él. Una mesa más allá, Weasley tropezaba ridículamente.

En un intento por integrarse al pasillo, trastabilló y finalmente abandonó el Comedor corriendo.

—¿Ahora te diviertes mirando imbéciles?— siseó Zabini de vuelta, mientras masticaba y tragaba su comida.

Goyle soltó una carcajada, ruidosa e increíblemente irritante que obligó a Draco a poner los ojos en blanco. Hace mucho tiempo ya que había dejado de darles órdenes y hacia todavía más que no le importaba lo que todos sus compañeros de Casa hicieran. No los soportaba, no si al mirarlos recordaba sus propios errores y a la guerra todavía demasiado fresca, vívida en su mente.

En realidad, los envidiaba, quería ser como ellos, haber seguido adelante con tanta facilidad con su vida a pesar de que Blaise, Goyle y Pansy, los mismos que ahora reían de banalidades, también habían presenciado, al igual que él, los horrores de la guerra en primera fila, así como los lados más obscuros de sus propios padres, las torturas de personas sin nombre, muggles, traidores de la sangre. De todos por igual.

Ni siquiera dos años después se encontraban ahí, como si nada de aquello hubiera sucedido. Tal vez para ellos había sido más fácil olvidarlo, sin la marca tenebrosa grabada en su antebrazo  Ninguno había alcanzado tan algo rango en el régimen, ni el “honor” de sentarse en la misma mesa que Lord Voldemort, como él.

Pero no era eso lo que significaba de verdad, no representaba ningún honor o algún reconocimiento memorable, Voldemort lo quería cerca solo oara hacerlo sufrir sin necesidad de maldición alguna, para que fuera su marioneta, su experimento…Su propiedad. El precio que habrían de pagar sus padres. 

—¿Estás bien, Draco?

Pansy Parkinson era una joven atractiva, más que eso, diría Draco. Pero de todos modos, en cuanto su boca se abría desataba un infierno que la rebajaba al nivel de la persona más insoportable. Ni siquiera su madre, que le aconsejaba seleccionar a la próxima señora Malfoy con cuidado se la había sugerido alguna vez, aunque Pansy lo deseara con todas sus fuerzas. Ella era, en efecto, un simple juego y nada más. No solían hablar demasido, de hecho, no había más que sus encuentros casuales que con los años habían acabado reduciéndose gradualmente.
Sin embargo, la chica no perdía las esperanzas y ahí estaba, mirándolo a un palmo de distancia, con su sedoso cabello casi cayendo sobre su plato, siempre invadiendo…siempre importunando.

Into you  (Harry Y Hermione) [Completa]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz