Me sienta en una caja, no sé si gritar, llorar o correr, pero mi mente se pone en blanco cuando veo un arma en su pantalón.
- ¡¿Vas a matarme?! -le digo asustada, mis vellos de la nuca se erizan y siento que voy a desmayarme.
-Por ahora no.
- ¡Oh po...
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El viento pega en mi cara y respiro profundamente. Es hermoso todo lo que se puede ver desde aquí arriba. Árboles de color violeta moviendo sus hojas rosas suavemente gracias al viento que da con ellas. Creo que todos los arbustos o árboles o cosas que no sean de pasto, son de color rosa o violeta. Sigo escuchando los gritos de ese par de tontos y no puedo evitar reír. Ryu es genial. Es la mejor mascota que pude haber tenido alguna vez. Debería volar más seguido en él...
—Jazz... mira —dice mi prima señalandome un lugar en especial en la lejanía—. Ahí hay una posada. Podremos quedarnos un día para poder descansar y luego seguir con nuestro camino. ¿Qué dices? ¿No es genial? —dice ella con entusiasmo. Abajo nuestro había una casa gigantesca con muchas ventanas por doquier. El piso de la entrada era empedrado y la puerta se formaba con un arbusto gigante de hojas que tenían la forma de una "u" pero al revés; para utilizarla de entrada. Ryu bajó suavemente hasta llegar al piso con cuidado de no lastimar a los chicos pero a penas sus enormes patas lograron tocarlo, tiró a los chicos de su cola. Éstos, emitieron un quejido de dolor y se levantaron adoloridos.
—Auch, todo esto es tu culpa Emma —dice un Taylor adolorido—. ¿Qué hacemos aquí?
—Venimos a ésta posada para poder pasar la noche y despertar vivos mañana a la mañana —dice Emma con intención de asustarlos... o eso quiero creer—. Gritan como niñas ¿Sabían?
—Él grita como niña, yo no —dice Alec señalando a taylor. Ganándose una mala mirada de éste.
—Si, si y yo soy Batman —mi prima frunce en ceño y lo mira extrañada.
—Bat... ¿Qué?
—Es un personaje de un comic —mi prima asiente con la cabeza y se gira a mirarme a mí modulando un "¿Y qué rayos es un comic?" Yo sólo niego con la cabeza y río.
—Bueno chicos, supongo que es hora de entrar a la posada antes de que no haya habitaciones para nosotros cuatro —digo logrando que todos me miren y asientan. Nos acercamos a la entrada de aquella posada y entramos por la "puerta-nopuerta" que tenía el lugar. El interior es... simplemente hermoso. Hay pinturas por todos lados, troncos largos acostados horizontalmente utilizados para hacer de macetas, con plantas gigantes y de distintos colores. Al frente nuestro hay cómo un estilo de recepción en dónde una chica de espaldas a nosotros se encuentra limando tranquilamente las uñas. Al escucharnos, se da la vuelta y nos mira desconfiada. Seguro que es por nuestra ropa. Luego, al ver a Alec y Taylor, cambia su expresión y pone una sonrisa coqueta que deslumbraría a cualquier chico. Nos acercamos hasta ella y nos paramos en frente.
